Cuarto trabajo ya de Queensrÿche con el gran Todd La Torre a las voces tras su entrada en la formación allá por el año 2013, hace ya casi una década, cómo pasa el tiempo.
Con la llegada de La Torre, la mítica banda norteamericana consiguió renacer por fin de sus cenizas tras más de 15 años de peregrinación por el desierto. La Torre supuso toda una bocanada de aire fresco y sobre todo provocó un viraje artístico/musical que era más que necesario, animando un regreso estilístico a las raíces artísticas de finales de los 80′.
Pues bien, como decía, casi 10 años después del debut de Todd, Queensrÿche consiguen grabar su mejor trabajo en los últimos 22 años. Lo tengo claro, clarísimo, este Digital Noise Alliance es el mejor álbum de la banda desde aquel lejanísimo Empire del año 1990.
Michael Wilton ha vuelto a destapar el tarro de las esencias, recuperando su sonido de hace más de dos décadas, empapándose nuevamente de todos sus orígenes musicales, una clara alegoría en pos de volver a colocar de nuevo a Queensrÿche en el puesto de honor de donde nunca deberían haber salido, siempre vinculados al origen del ProgMetal norteamericano de finales de los 80′.
En este caso, Wilton se vuelve a apoyar en Eddie Jackson y Todd La Torre para sacar adelante un álbum sobresaliente, sin excesos, pero minimalista al extremo, delicado, exquisito y muy puntilloso.
Digital Noise Alliance vuelve a estar comandado en la producción, grabación, mezcla y masterización por Christopher Harris (Zeuss), con un resultado excelente nuevamente en términos técnicos, con una mezcla hiper equilibrada, con un uso ejemplar de las frecuencias, con la voz sonando más cristalina y pulcra que nunca.
Musicalmente hablando estamos ante un disco extremadamente melódico, lo decía antes, sin duda recuperando estándares de calidad de la época de sus grandes obras, al nivel en este sentido de sus discos más ciclópeos, y no estoy loco. Todo el trabajo de líneas de voz es inmenso, en ocasiones probablemente simplificando algo más su propuesta, como «In Extremis» o la balada «Forest», pero en otros sacando a relucir sus mejores galas, de nuevo tirando de ese ProgMetal tan personal y versátil por el que se dieron a conocer a todo el mundo, reflejado en canciones sobresalientes como «Realms», «Out Of The Black», «Nocturnal Light» o «Hold On».
Estamos todos de celebración, Queensrÿche vuelven a mostrar un nivel de forma envidiable, motivo de extrema alegría, ya que hace unos años nadie daba ni un duro por ellos. Wilton puntilloso en las guitarras, Jackson versátil e identitario al bajo, muy presente, La Torre inmenso a las voces y Casey Grillo (ex-Kamelot) debutando a la batería con solvencia y personalidad.
Uno de los grandes discos del año, sin duda. La banda ha tirado de ADN (la referencia en el título no puede ser más explícita) para grabar otro álbum imprescindible.
