13.7 C
Santa Comba
martes, mayo 7, 2024

Nuestra Señora de Fisterra en la peregrinación jacobea

// Juan Gabriel Satti Bouzas//

«La Iglesia Católica es una fuerza poderosa para la patrimonialización del resto de los Caminos, y mantiene una clara estrategia de ignorancia sobre la ruta de Finisterre: Oficialmente, la iglesia no se opone ni reconoce esta ruta».

Cristina Sánchez-Carretero, Antropología-CSIC.

(“Heritage, Pilgrimage and the Camino to Finisterre: Walking to the End of the World” / ed. Springer, 2015)

Imagen de Nuestra Señora de Finisterre de Bruselas, en cuyo altar se lee «Notre Dame du Finistère» y «onze lieve vrouw ter Finisterrae» (los dos nombres que recibe en francés y neerlandés)

En el siglo XV se funda en Bruselas (Bélgica) la primera iglesia de Notre Dame Du Finistère, donde “se honraba una pequeña imagen de Nuestra Señora traída del Cabo Finisterre de España”, según puede leerse en los paneles informativos actuales. Lo que certifica la popularidad que gozaban las peregrinaciones desde Europa Central a Santa María de Fisterra durante el Renacimiento, y en consonancia con las que se dirigían a la ermita de San Guillermo (Veáse mi artículo “las peregrinaciones jacobeas a la ermita de San Guillermo de Finisterre” ).

En efecto, la fama de este Camino era tal, que hasta se lo incluía en historias y romances de caballería de gran éxito, ligado siempre al de Santiago como complemento ineludible para lograr un final efectivo.

Un ejemplo de ello lo vemos en la obra italiana “Guerrin il Meschino”, de Andrea da Barberino (1370-1432) que lo escribió en Florencia entre 1391 y 1410.

El argumento se inicia con la búsqueda del linaje del héroe, capturado por los turcos, prosigue con la consecución de sus objetivos de liberación y venganza; volviéndose en la vejez ermitaño y ha de morir finalmente en su cama, después de haber obtenido la absolución papal  por tener cumplido con la visita a Compostela, Finisterre y el Purgatorio de San Patricio de manera idéntica a lo hecho por el húngaro Jorge Grissaphan en 1352.

Las aventuras de este caballero cristiano, ambientadas en tiempos del emperador Carlomagno, tuvieron varias ediciones españolas con la traducción de Alonso Hernández Alemán en 1512, 1527 y 1548, bajo el título de “Corónica del muy noble cavallero Guarino Mezquino ó Probezas en armas de Guarino ó Cuerino Mezquino”.

Prueba de que fue un texto muy difundido en el final de la Edad Media y en el Renacimiento, es que lo cita también Cervantes (1547-1616) en la primera parte del Quijote:

“Pues yo, replicó Don Quixote, hallo por mi cuenta que el sin juicio y el encantado es vuestra merced, pues se ha puesto á decir tantas blasfemias contra una cosa tan recebida en el mundo y tenida por tan verdadera, que el que la negase, como vuestra merced la niega ni el Rey Artos de Inglaterra, que anda hasta ahora convertido en cuervo, y le esperan en su reyno por momentos; y también se atreverán á decir que es mentirosa la historia de Guarino Mezquino”.

Frontispicio de la iglesia de Notre Dame donde se lee «laus tua in fines terrae», es decir «alabanza hasta los confines de la tierra» // Imagen de la Virgen del Buen Suceso en 1905 de una capilla de la misma Iglesia de Notre Dame du Finistere (otra coincidencia con Fisterra)

Otro dato no menor es que el mismísimo Papa es quien impone los lugares de peregrinaje al desdichado.

Siendo el año 824 d. C. don Guarino visita al Papa Benedicto III, se arrodilló ante él y le explicó la causa de que estuviera ahí, todo lo que había hecho y su petición de ser absuelto para no quedar excomulgado. El Pontífice le preguntó: “Eres tu aquel que feziste en Constantinopla las  grandes batallas contra el rey Astiladoro?», cuando el Guarino respondió que sí, el Papa se sorprendió y le dijo que demandara lo que quisiera; para esto ya le había comentado sobre la promesa de regresar con su novia Antinisca a Presópoli para casarse con ella.

Entonces El Guarino le explicó que encontrar a sus padres era el único motivo de tantas desventuras, a lo que el Papa dijo: “Tú seas bendito de Dios y de mí y púsole la mano encima de la cabeça y dióle la bendición. Y por penitencia le impuso que como él tuvo osadía contra el mandamiento de la ley de Dios de entrar donde estaua la Sibila, y de ir a visitar los ídolos del Árbol del Sol, que assí quería que por su mandamiento el fuesse en el Purgatorio de Sant Patricio: el qual está debaxo del arzobispado de Hibernia en la isla de Irlanda. E primero que fuesse al bien aventurado Santiago de Galicia y a Santa María de Finisterra; y fecha esta penitencia tú seas absuelto de Dios y de mí”.

En italiano original: “per comandamento egli andasse al Purgatorio di S.Patrizio, il quale è sotto l’arcivescovo di Hibernia nell’isola detta Irlanda e, prima, al barone messer S. Iacobo di Galizia, a Santa Maria di Finibus Terrae. Egli lo ringraziò molto quando gli disse: “Dopo aver fatto questa penitenza tu sarai assolto da Gesù Cristo e da me.”

Salió de Roma Mezquino, pasó por la Toscana y entrando en el “reyno de galizia llegó a un pequeño lugar de pocas casas: le preguntó al huésped si avía algo de comer, el huésped le dijo que avía mal de comer y peor de beber porque avía unos malos ladrones que estaban allí cerca en una tierra despoblada porque  en esa tierra no ai justicia y roban a todos los peregrinos y aun a nosotros nos toman todo el pan y vino que tenemos”.

Portadas de las ediciones italiana y española de las aventuras del caballero Guarino Mezquino

Mientras comía el caballero, el anfitrión tristemente vio venir tres ladrones de los que suelen merodear la aldea.

“Ellos llegaron y pregutáronle diziendo: ¿Señor donde venis y donde vays? Él respondió: Yo vengo de Roma y voy a Santiago: dijoles como el tenia necesidad de alguien que fuesse con el tres días para le mostrar el camino. Ellos luego se ofrecieron todos y por hallar a sus compañeros aceptó la compañía d ellos”.

Cuando hicieron una legua entraron en una selva y fue asaltado por otros 40 hombres más que le increparon:

Apeate de cavallo sino muerto eres. Él les respondió: Por mi fe, vosotros sois malos compañeros y sacó la espada y mató 22 y otros huyeron via de un castillo que estava cerca de la mar que se llama Mofer cerca de la ciudad de Egistero”. Salió su alcalde con sus perros en ayuda del andante caballero al oír la escaramuza y tomaron otros 75 y los ahorcó. Y nunca más volvieron por aquel lugar los pocos que se salvaron.
“Todos los de aquella tierra fizieron mucha honrra a Guarino y llamávanlo el Santo Peregrino. E assí libró aquel camino de ladrones”.
El relato continúa con otros hechos que también acontecían realmente a los peregrinos, en este caso los que viajaban por mar debían sortear el encuentro con piratas:

Guerino “oyo dezir como muchos ladrones cosarios andavan robando por la mar”, por lo que decidió enfrentarlos con un par de barcos de los marinos locales. “Y en la pelea les mato treynta e fizo ahorcar ciento e doze quedaron vivos”.

Laberinto del Juego de la Oca junto a la puerta santa de la iglesia fisterrana // Primer,  original y unico Km 0 creado por don Jose Nemiña Trillo (o xinete) y que  fue copiado como modelo por la Xunta para demarcar los caminos de Santiago en tiempos del artífice del resugir xacobeo, Vazquez Portomeñe (foto J.G.Satti)

Después de esta nueva hazaña llegó ahora sí, a “Sancta María de Finisterre y apeose de su cavallo, e hincose de rodillas e dio muchas gracias a Dios porque le avía hecho tanta merced, que él avía visto la fin de la tierra habitada del poniente. E dixo aquellos que allí con él estavan la causa de porque dava gracias a Dios y que era porque avía estado en la postrera tierra del levante que se llama Tamista e que la avía hallado, e assimismo que agora estava en la postrera del poniente, que se llama Sancta María de Finisterra. Y que también avía estado en la fin del mediodía, que se llama Rampa, la cual en el mar Yndio adonde están las grandes montañas que se llaman monte Luno, de donde sale el Nilo que viene por medio de la provincia del Preste Juan. Y que le faltava  de saber la fin de la tierra del norte y que haría mucho por la ver si Dios le dava vida”.

En los siglos siguientes continuará la proliferación de novelas caballerescas donde se combinan la devoción y la realización interior en fantásticos viajes iniciáticos que concluyen su objetivo en Fisterra. Popularizándose entre el vulgo iletrado mediante el famoso juego de la Oca (véase mi artículo “La maldición de Orcavella y el Vizconde de Fisterra” ).

Virgen de Aránzazu del siglo XIII y Nuestra Señora de Finisterre que por su estilo, traza y características entra en el género de las llamadas imágenes Andra Mari vascas. Tocada con diadema de Reina.

El sinsentido de terminar en Compostela queda patente en que el máximo símbolo del peregrino es una Vieira, que sólo podrán conseguir allí si se compra en las inmediaciones de la Catedral, en el gran negocio que se había convertido la ciudad.

Esta práctica ya era cuestionada en 1480 por el dominico alemán Félix Fabri, quien la da por ilegitima y que lo correcto es después de haber llegado a Santiago, hacerse la recolección de “la señal sagrada del santo” en las arenas del Fin de la Tierra:

«Después de aquella isla no hay más mundo, pues hay agua poderosa de la que nadie conoce el fin. Por eso el país se llama Finisterre, fin del mundo, pero los sencillos iletrados, que no comprenden el latín, creen que `finisterre´ significa `estrella oscura´».

En el alemán original: «Hinder dene inseln ist kain weit me, denn eitel wasser, dem niemen kain end mag kumen. Darum heisset das land finis terre, end der weit, aber die ainfeltigen leyen, die nit latin verstand, mainen, das finis-terre haiss der vinster stern».

Fuesen cultos lectores o analfabetos, eran muchos los peregrinos que se acercaban a las costas del fin del camino para recoger en sus playas conchas de vieira para adornar ropas y sombreros, como Bartolomé de Villalba y Estaña escribió en “El pelegrino curioso y grandezas de España” (1577), donde narra como salió de su casa para peregrinar a Santiago. Y durante el viaje se encuentra con otros caminantes a los que interroga sobre Fisterra y la describen así:«Nuestra Señora de Finibusterre es una casa pequeña, de pocos religiossos, y esos son clérigos. Está al fin de la tierra, porque hoy dicen los pilotos (navegantes) que no hallan camino por allí á ninguna parte. Tienese por esto en devoción…”

El peregrino y prelado de la catedral de Wiener Neustadt (Austria) Christoph Guzinger confirma lo antedicho, al llegar a Fisterra en 1654: “La orilla está repleta de moluscos de los que suelen llevar colgados los peregrinos (el Pecten Maximus)… la espléndida iglesia de S. María de Finibusterrae proporciona al lugar una especial fama gracias a una milagrosa y elegante imagen de Nuestra Señora que está en el altar mayor”.
La imagen más antigua de Nuestra Señora se la encontró el artista Don Manuel López Garabal en 1945 arrumbada en un almacén cercano a la iglesia parroquial.

Este gran pintor pasó largas temporadas en Finisterre y otros puntos de la Costa da Morte, plasmando en grandes lienzos y con esfuerzo por captar con su paleta lo más significativo del antiguo Promontorio Nerio.

Sentía además Garabal, una vieja pasión por la extrema geografía del Mundo Antiguo; y especialmente impresionado quedó por la alusión que hizo el Dr. Louis Th. Maes en unas disertaciones sobre las peregrinaciones expiatorias a Santiago y la importancia de Fisterra como meta de peregrinaje.

Conservó siempre entre sus apuntes un dibujo de Nuestra Señora de Finisterre que el pintor tomó desde un angosto tragaluz. La imagen adorada por los peregrinos flamencos, valones, ingleses, escoses, italianos, suecos y noruegos, se hallaba en el suelo del dicho almacén anexo al templo.

Por el mismo tragaluz Garabal observó que junto a la escultura estaba la tapa de un sarcófago con una figura de mujer, que los vecinos atribuían a una supuesta Condesa de Finisterre pero que hoy sabemos era Doña Alberta González, fundadora de la capilla de las Angustias (véase mi artículo «La misteriosa Dama de Finisterre (develada)»  ).

La Virgen dibujada por Don Manuel es de piedra caliza  y conservaba restos de policromado azul celeste y blanco, que cambiaron a azul cobalto y rojo debido a un moderno repintado.

Dibujo de Garabal publicado en el periodico LA NOCHE y la misma imagen de Nuestra Señora de Finisterre repintada en el s XX.

Sus orígenes son inciertos y puede catalogarse en el momento de transición del románico al gótico; comparable a la Virgen de Aránzazu del siglo XIII que por su estilo, traza y características entra en el género de las llamadas imágenes Andra Mari vascas. Tocada con diadema de Reina y el rostro con actitud un tanto hierática, como el de una aldeana sana de ancho cuello y generoso pecho. Tallas similares se encuentran en numerosos monasterios del Císter. 

En aquel tiempo “el viejo López, patrón de mar, contó al pintor que la imagen estuvo entronizada en el Altar Mayor de la Iglesia, hasta que fue sustituida por una de pasta, de las que fabrican en serie en Olot (Girona)”.

Un detalle la hace especial, pues es una de las pocas imágenes marianas donde Madre e Hijo comparten un símbolo fundamental: la bola del mundo.

Pódeche interesar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!
spot_img
spot_img

Síguenos

7,820FansMe gusta
1,661SeguidoresSeguir
1,826SeguidoresSeguir
1,240SuscriptoresSuscribirte

Últimos artigos