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miércoles, mayo 1, 2024

Reflexión del 21D

Una victoria o derrota electoral va ligada directamente a la estrategia política. El 155 ha sido blandengue, escaso en sus efectos y en sí mismo, una mala estrategia electoral. Creo que este pensamiento, hoy es compartido por mucha gente. De poco ha servido su nimia aplicación. El separatismo, más irritado todavía, ha ganado votos respecto a las elecciones de 2015. El 155 tenía que haberse aplicado hace años con decisión y valentía. Se tenía que haber aplicado después del 9N. Después de ese primer intento de referéndum ilegal, se prometieron muchas cosas desde el Gobierno de España que nunca llegaron a materializarse. Las «mentirijillas» del momento para calmar los ánimos de los ciudadanos.

No se plantó cara de forma decidida al problema. Todo se limitó a esperar y esperar con la falsa creencia de que los independentistas, de forma «unilateral», renunciarían a sus pretensiones o por lo menos, se engancharían al diálogo y a la negociación desde una obligada legalidad. De ilusiones también se vive.

Y llegado el 1-O, donde hubo urnas de nuevo, se tuvo que redactar y aplicar a toda prisa el 155, no sin antes buscar el apoyo de C`s y el PSOE -¿falta de valentía política?- que impusieron sus condiciones. Los primeros con la convocatoria de unas elecciones en tres meses. Sus sondeos internos les aupaban a una victoria, como así ha sido pero que de poco o nada sirve, una oportunidad única que no podían dejar escapar. Y los segundos, con la exigencia de abrir el melón de la reforma constitucional, que no irá a ninguna parte, para intentar buscar un encaje al problema catalán con su discurso de la plurinacionalidad, apuntándose el tanto de la resolución del conflicto. Todos mirando por sus propios intereses de partido, dejando el interés general de catalanes y españoles en segundo plano. Las elecciones se tendrían que haber celebrado más allá de los seis meses de los que inicialmente se hablaba. En mi humilde opinión, más allá del año después de la aplicación del 155.

¿Para que sirvió el 155?. Simplemente para convocar unas elecciones que los constitucionalistas han perdido y que devuelve a Cataluña y a España al punto de partida.

Un 155 que durante todo este tiempo, y en el venidero, se tendría que estár aplicando para recuperar las estructuras de la Generalitat, como vía para ir solucionando muchos de los acuciantes problemas económicos y sociales, (adoctrinamiento en las aulas, el desempleo, la inmersión lingüística, su deuda pública, su fuga de empresas….), que hoy presenta Cataluña por la gestión durante muchos años de los secesionistas, empeñados en volcar todos sus esfuerzos en orientar su gestión y acción política hacia la ansiada república catalana, que en palabras de Puigdemont, ayer ganó a la Monarquía del 155. Intervenir los medios públicos, cosa que inexplicablemente no se hizo.

Enfriar el movimiento independentista, dando la batalla de las ideas, que ha brillado por su ausencia durante todos estos años, para así desmontar todas sus mentiras a base de mucha pedagogía y dósis de realidad. Y al mismo tiempo, abrir un periodo de diálogo entre los partidos constitucionalistas para diseñar una estrategia común, antes y no después de la convocatoria electoral, para rescatar a Cataluña de la deriva independentista. Muchos años en los que el Gobierno, el Estado español, han permanecido muy alejados de Cataluña. Todo con la actuación en paralelo de nuestro Estado de Derecho, dejando a los jueces instruir, juzgar y emitir sentencia, previsiblemente condenatoria para todos los golpistas imputados, evitando así el espectáculo del que hemos sido testigos estos últimos quince días. Esperemos que sus señorías no cejen en su empeño.

Pero no, se prefirió aplicar un 155 timorato que llegó tarde, mal y a rastras, quizás por falta de valentía, coraje y tacticismo político que nos llevó a unas elecciones en las que cada partido buscaba únicamente su rédito partidista por encima de un verdadero interés general de catalanes y españoles. Y de alguna manera, la jugada solo le ha salido medianamente bien al partido de la señora Arrimadas, que avanza con paso firme desde Cataluña a España. Lo dicho, ahora volvemos al punto de partida.

Pintan bastos para muchos.

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