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lunes, mayo 6, 2024

Las cenizas de Man de Camelle descansan en su casa

Manfred Gnadinger recibió un emotivo homenaje en Camelle. Rafael Lema Mouzo.

Familiares, amigos y vecinos acompañaron a Man en su último viaje a mediodía del sábado. Las cenizas de Man de Camelle descansan ya en el interior de su casa, llevadas por Ewald, su emocionado hermano, y con la compañía de varios ramos de flores en manos de vecinas del lugar. 

Antes tuvo lugar un acto de homenaje en una fecha elegida con motivo del aniversario del nacimiento de Manfred Gnädinger, nacido en la población alemana de Radolfzel am Bodensee el 27 de enero de 1936 y fallecido en Camelle el 28 de diciembre de 2002. En el acto de recuerdo participaron amigos de Man como Concepción e Inmaculada Regueira, José Mouzo, y familiares llegados desde Alemania. Allí estaba su hermano Ewald con su mujer Mechthilde, sus hijos Clemens y Stefan Gnadinger, con el sobrino y ahijado de Man, Markus. 

Estaban presentes el arquitecto responsable de la restauración de su caseta, Juan Creus, el autor del documental «Man home sen paz» David Formoso, la impulsora de la Fundación Man Mercedes Martín, y el periodista Pepe Ameixeras. Todos dieron unas breves palabras en recuerdo del artista. El alcalde local Manuel Valeriano Alonso de León cerró el acto, con colofón musical a cargo del coro municipal de mujeres de Camariñas, magníficamente dirigido por Javier Sampedro.

El coro interpretó durante el acto cinco temas de impecable factura vocal, muy aplaudidos. El alcalde agradeció la presencia de los parientes de Man, indicando que era «un honor tervos aquí con todos nós, no pobo do voso irmán, tío e padriño, Man de Camelle» porque «para nós é xa Man de Camelle«. Quiso también «agradecerlle a todos os que visitaron a Man, eses miles de persoas que pasaron por Camelle, deixaron o seu paso nas libretas», y «aos medios de comunicación, a familia da cultura do país, por estaren chamando sempre, sempre pendentes de cómo ía o transcurso do seu legado, o futuro da obra de Man». Valoró «todo o que nos deixa», algo que hace «que Man non desapareza senón que vive eternamente».

La familia de Man visiblemente emocionada durante todo el acto también tomó la palabra, con Yolanda Mouzo, buena amiga del artista, de intérprete. El sobrino Clemens, que visitó en cinco ocasiones Camelle, fue breve pidiendo disculpas porque no tenía nada preparado para hablar, pero quiso «agradecer el hecho de que hoy se pueda dar sepultura a los restos de Man», y agradeció el acto: «de parte de los amigos llegados de Colonia y los familiares muchas gracias».  Para Clemens «por fin se cierra el deseo de man», que pedía en su testamento ser enterrado en su casa, su obra.

El hermano del artista Ewald no podía contener las lágrimas y ante las muestras de cariño del pueblo de Camelle y el ambiente con la voz entrecortada quiso «de corazón agradecer a todos por este acto, por todo esto; muchas gracias al coro, miles de gracias por estar todos aquí presentes, algo que agradezco de todo corazón». «Estoy profundamente emocionado por todo lo que habéis organizado», volviendo a dar las gracias porque «es una acto excepcional». El ahijado de Man, Markus, en español, recordó que era «un día en memoria de Man para mí y para  todos nosotros». «Man ha vivido de forma radical, como él quería» destacó, y ese es su mensaje: «vive tu vocacion, tu vida, celosamente, con toda tu fuerza».

Chita Regueira por su parte recordó que su casa fue la primera que recibió a Man, porque su madre era la cartera; y él entró en ella al ver el letrero de Correos. Hasta su muerte fueron sus confidentes, » a vida de Man só se sabe na casa do Correo e aí se queda», recordó Chita sobre su buen amigo. Él se había presentado solo con una palabra «alemán», y la madre de Chita lo llevó a casa de otra persona de su lengua que vivía allí, Eugenia Heim, su protectora. Recordó cuando con su marido lo llevaron de excursión a A Coruña: «el quería ir espido e disémoslle que se tiña que vestir; ao final ven, pero descalzo». Chita, miembro del coro,  cantó una canción escrita por ella, en alemán y español, «adiós Manfred, adiós adiós. Tus amigos y hermanos te dan el último adiós».

Posteriormente en un ambiente de intimidad los familiares colocaron las cenizas del artista en la que fue su casa, ya restaurada para tan fin, pero más de un centenar de personas rodeaban el lugar. En su testamento, realizado en 1972 en la notaría de Vimianzo, Man deja su casa y sus bienes al Estado Español, pidiendo al Ministerio de Educación y Ciencia que salvaguarde su obra. Por otra parte el artista pedía que sus restos fuesen enterrados en su casa museo o arrojados al mar. 

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