La última noche de movida en Santa Comba dejó desperfectos importantes a unos vecinos de la céntrica calle Xosé Ferrer, que sufrieron un acto vandálico en un muro de su propiedad.
No se escuchó ruido a pesar de los destrozos
Fueron vecinos y personal del servicio de limpieza municipal los que alertaron al propietario del muro, de lo sucedido. En la calle, que está situada a escasos metros de la carretera general, hay varios negocios hosteleros, pero la acción de los desconocidos, en un principio, no dejó muchas huellas.
A excepción de los considerables destrozos materiales. Sobre veinte metros de la parte superior de un muro (de cerca de un metro de altura) que linda entre la casa y un restaurante, estaban tirados en el jardín. La estructura estaba bien sujeta con unas vigas de hierro, que tampoco soportaron la acción humana.
Vecinos de la zona aseguraban no haber oído nada aunque sí se esforzaban en pedir mayor control policial: “As autoridades tiñan que mirar esto e aumentar a vixilancia, porque non hai dereito a que pasen estas cousas”.
“Tiveron que ser varios e empregando bastante forza” apuntaba otro vecino, que señalaba que no era tan fácil provocar el derrumbe de la parte superior de un muro de cemento y pasar desapercibidos. Los propietarios tenían la intención de denunciar los hechos ante la Guarda Civil.