Un grupo de la Real Liga Naval Española localizó en marzo de este año el pecio de un barco del siglo XVI a cuatro millas al suroeste del puerto de Santa Mariña, en el municipio de Camariñas y en plena Costa da Morte coruñesa, tras el descubrimiento entre sus redes por parte de una embarcación de la zona dedicada al arte del miño de un trozo de ánfora y una pieza metálica.
Rafael Lema
En la citada entidad comprobaron que uno de los restos se trataba de una ánfora o tinaja de las usadas en los galeones ibéricos de los siglos XVI y XVII, pero ahora han podido establecer algunas particularidades que les llevan a pensar en que el pecio en cuestión podría ser la urca portuguesa Ángel Gabriel de Paulo Veira, perdida con toda su gente en 1596 dentro de la flota de Martín Padilla. Con 174 muertos es el mayor naufragio sucedido en las Rías Altas coruñesas.
El análisis del fragmento apunta a una pieza de un taller alfarero de la zona de Lisboa del siglo XVI, un cántaro del tipo «asado» o «bojuda», vaso alto con dos asas para el transporte de líquidos. Este tipo de vasija se usó hasta el siglo XIX para llevar sobre todo vinho verde apareciendo muchos depósitos en la costa brasileña, investigados por Mariana Carreiras de la Universidad de Lisboa que realizó un pormenorizado trabajo sobre sus tipologías y las «lojas» artesanas lisboetas.
El trozo inferior de la tinaja de barro conserva esmalte típico en su interior al haber estado enterrada en arena. Es un fragmento de ánfora de pie plano con una base de 13 centímetros y un diámetro en su parte central de 28 centímetros, y un grosor de su pared de 9 milímetros. En el punto de los hechos se localizó un pecio antiguo con depósito de piezas de cerámica, en una zona en donde algunas embarcaciones suelen pescar rape, raya y juliana, conocida como O Limpo, ya que se trata de un área de arenas, en las que estaría enterrado el galeón. El buzo Angel Samuel Herrera y el delegado de la RLNE en la Costa da Morte Rafael Lema fueron los localizadores del pecio, en marzo, a más de 70 metros de profundidad. Herrera es buzo de la Armada con un largo curriculum y entre otros destinos estuvo en un submarino de la base de Cartagena.
La flota de Padilla dejó 25 barcos a la altura del cabo Fisterra, pero cinco de ellos se perdieron con toda su gente en alta mar, pasando el promontorio. Las características de la costa, las corrientes y la documentación de la época llevan a pensar que las dos unidades mas grandes de este grupo se acercaron a las costas de Camariñas en donde hay restos de cañones de la época en la zona de la Virxe do Monte, pero podrían ser de uno de los muchos naufragios acaecidos en este entorno. Los dos barcos de cierto porte perdidos en esta zona en este siniestro fueron La Vaca de Pedro Juan, urca de 130 toneladas y 55 muertos.
Y la urca portuguesa Ángel Gabriel, mercante particular propiedad de Pedro Veira, al que los restos hallados apuntan. Se trata de un transporte de 300 toneladas con 150 soldados y 24 marinos. En total se ahogaron 174 hombres lo que supone el mayor naufragio en las Rías Altas al norte del cabo Fisterra, superando al HMS Serpent. El séptimo naufragio con mas muertos en nuestras costas en toda su historia. Los otros tres barcos hundidos en alta mar eran unidades menores tipo patache de 80 toneladas. Jonás el Pequeño, Delfín de Olona y Francés de Olona. En cada uno se perdieron 32 hombres entre soldados y marinos.
El escritor e investigador coruñés José Jacobo Ríos que presentará en agosto una novela basada en este siniestro confirmó que las unidades menores buscaron el abrigo del seno de Corcubión en medio del temporal pero las mas grandes remontaron el cabo. Una solución que causó la pérdida de 25 naves de distinto porte, al ser arrojadas por los vientos y la corriente contra la peligrosa costa de Finistrerre sobre todo. Pero muchos soldados y marinos y tambien numerosa carga y artillería de los navíos destrozados contra las rocas se pudieron salvar posteriormente. El gran cartógafo luso Pedro Teixeira en 1622 dibujó dos de estos galeones hundidos, primer testimonio de una tragedia muy famosa en su época como el «desastre en Corcubión de la Grande Armada del Adelantado».
La urca es un mercante muy usado por los portugueses en la época, copiando a los navíos de guerra con los que eran muchas veces confundidos, para suerte de sus tripulaciones, siendo prácticas para la navegación con poca agua, de calado profundo y gran capacidad de carga, por lo que su armamento sería pobre pero no así su mercancía. En este caso estaba habilitada sobre todo como transporte de tropas y armas. Los indicios ya apuntaban entonces a uno de los 25 galeones, urcas y pataches perdidos el 28 de octubre de 1596 por el almirante Martín Padilla a su paso por Fisterra, cuando se dirigía a A Coruña para formar parte de una armada de apoyo a la causa irlandesa contra Inglaterra reinando Felipe II, con barcos y hombres españoles, portugueses, irlandes, franceses. En esa desgracia se perdieron 1723 hombres, la mayor tragedia marina de Galicia. 9 de ellos eran sacerdotes jesuitas.
En un trabajo realizado por Rafael Lema hace quince años sobre la armada que Martín Padilla perdió el 18 de octubre de 1596 en el paso del cabo Fisterra el autor pudo analizar por primea vez la lista completa de bajas. La revisión de los legajos del Archivo General de Simancas, sala de guerra (A4º, N.1267), fue una de las fuentes de este estudio, así como una lista de posibles ubicaciones de pecios en varios puntos de nuestro litoral. 25 barcos se hundieron en Fisterra. En el recuento del informe del oidor don Luis de Molina y del capitán don Pedro de Esquivel podemos ver la magnitud de los hechos.
El tonelaje de los navíos, los soldados y marinos embarcados, los caídos, los supervivientes. 2063 soldados embarcados y 797 marinos. 1706 muertos entre soldados y marinos. Y 17 capitanes y oficiales perdidos. Se hallaron 1691 supervivientes. El análisis uno por uno da una dimensión mayor de la tragedia que los datos generales. No sólo fue el mayor desastre naval de Galicia sino que 7 de los galeones superan los cien muertos y 4 están entre los mayores naufragios de nuestra historia. Santiago de SM (307 muertos), Nao Anunciada (243), Angel Gabriel de Paulo Veira (174), David de Pedro Frías (163).
