La Pedra de Abalar de Muxía está «fendida» por dentro, tras los golpes recibidos en los últimos años, a causa de los elementos y de actuaciones para devolverla a su original ubicación y conseguir su movimiento. La roca oscilante más famosa del Camino de Santiago y centro del más importante santuario lítico prehistórico gallego está rota por dentro y una actuación «reparadora» sobre la misma podría partirla de nuevo, pero esta vez de forma general.
Esta conclusión parte del informe de un prestigioso equipo de arquitectos coruñeses que se lo han transmitido al colectivo ecologista PX de Ponte do Porto. Los profesionales habían participado en años anteriores en algunas de las licitaciones para reparar la piedra o para la construcción de la Casa de Man de Camelle, por lo que conocen bien el estado de la roca y la zona. Según este informe, lo mejor que se puede hacer con la «pedra de abalar» es dejarla como está y no tocarla.
Defienden que se halla en su posición original y ese no es el problema de que no se mueva sino la falta de un pedazo. La piedra sufrió agresivas intervenciones tras varios golpes, como la colcación de unos hierros de unión entre el trozo desgajado y el principal que pudieron causar una grieta interna muy peligrosa, al modo del efecto de las cuñas usadas por los canteros sobre moles graníticas. Luego fue desplazada por varios temporales para agravar esta profunda y peligrosa herida interna. Desde el grupo PX creen que la actuación preventiva de patrimonio y la última intervención llevada a cabo son las adecuadas en estas circunstancias.
La mítica Pedra de Abalar situada junto al santuario da Virxe da Barca, en Muxía, tiene uno de sus trozos desplazado a varios metros de su ubicación inicial tras partirse en dos por el temporal de enero de 2014. La roca, visitada por infinidad de peregrinos, fue desplazada por los efectos del temporal y se comprobó que el mar la había quebrado una vez más. Un fragmento de la citada roca se había desplazado hasta quedar definitivamente encajada en una grieta. El trozo se puede ver en la explanada de la iglesia, mide poco más de un metro y medio y pesa algo más de una tonelada, lo que supone un porcentaje muy pequeño del total, de en torno a ochenta toneladas. Patrimonio ejecutó la obra de volver a colocar la mole en su posición sin el gajo.
En septiembre de este año el Concello de Muxía con la colaboración de expertos intentó buscar una solución para que la roca abalase, sin éxito. En la reunión con la Xunta del pasado mes de julio, los técnicos de Patrimonio aprobaron el trabajo del equipo de Terra Arqueos, encabezado por arqueólogo Miguel Ángel López Marcos, encargado de devolver la mole a su ubicación original. La Xunta decidió que no iba a volver a moverla y le ofreció al Concello poner en marcha el proyecto para musealizar el trozo como se acordó con presencia de un nutrido grupo de vecinos en una reunión en el Salón do Voluntario.
