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sábado, septiembre 28, 2024

Verdes: corazón de Bergantiños

Verdes, en el municipio de Coristanco. Rafael Lema

Uno de los parajes naturales más conocidos de Bergantiños se halla en la parroquia de Verdes, en Coristanco, el corazón verde del país que atraviesa el poético Anllóns. El refugio de Verdes es un coto de pesca bañado por el río de 7 kilómetros de ribera, entre la presa del molino Reigoso, linde entre Carballo y Coristanco, y Ponte Dona, en el límite de Coristanco y Ponteceso. El lugar refugio de Verdes comprende un tramo de río de unos 500 metros que va desde el molino de Pose hasta los molinos das Salgueiroas.

En esta zona, el Anllóns se encaja en una banda de gneis que cruza perpendicular al cauce, siguiendo el trazado de una falla, conformando numerosos rápidos, cascadas e islotes. Estamos en un bosque atlántico de ribera, en el que podemos encontrar alisos, fresnos, sauces, robles, laurel, al lado de toda una gama de arbustos y ejemplares botánicos singulares.

Es uno de los mejores cotos trucheros de la provincia, en donde en otros tiempos también se pescaba reo y salmón. Todo el tramo desde el puente de Verdes al de Xavarido es un paraje natural significado, por donde el más pondaliano de los ríos se abre camino por las fracturas de la roca, con tramos ahora rápidos ahora lentos y estancados en pequeñas «lagoas redondas» o «marmitas de xigante», argénteas áreas asoladas o asombradas que conforman una sinfonía musical y cromática de luces y sonidos.

Numerosos molinos levantados por los ancestros para aprovechar la fuerza del agua jalonan el coto, algunos documentados ya en 1754. 15 son las aceñas que se sirven de la fuerza del agua del camino esmeralda del cauce, varios de ellos restaurados cuando nació el área recreativa, refugio de pesca, en 1982. No solo valores geológicos, botánicos, etnográficos y recreativos tiene este enclave, también históricos. En esa joya que es la carta geográfica de Domingo Fontán se ponía en valor el paso de Ponte Donas para cruzar el Anllóns, por el camino real que de Buño y Xornes llegaba a Agualada, Castriz y Santa Comba.

En 1839 el puente fue levantado por los vecinos y justo un siglo después tuvo su apoyo en otro paso y una nueva carretera; testigos del tránsito del wolfram tan preciado por los nazis, y por donde en agosto de 1942 fueron evacuados los cadáveres de siete aviadores ingleses, cuyo aparato fue derribado por cazas alemanes para caer entre los pinares de Vilaverde de Cereo. Cerca se encuentran los restos tardorromanos de A Condomiña, el castro redondo, los pazos de Caamaño, Pardo y A Ponte; o la iglesia de Cereo, con restos románicos y barrocos

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