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miércoles, enero 15, 2025

La valiosa imaginería perdida del maestro Francisco de Antas en Santa María de Finisterre

Está comprobado que el patrimonio parroquial desde el punto de vista turístico tiene una parte económica que se puede explotar, a la vez que es un derecho y deber de todos los ciudadanos su defensa y conservación, por la fragilidad del mismo y como parte histórica e identitaria del municipio en que se encuentra.

Pero lamentablemente, no siempre ocurrió así en Fisterra. Basta con retrotraernos al martes 6 de septiembre de 1988 cuando un vecino denuncia al cura de la villa en una carta pública: “Cando o párroco chegou a Fisterra no ano 1960, había na rectoral dez imaxes antigas, así coma as pezas do antigo altar da igrexa. Agora sólo él sabe onde están”. Las imágenes “desaparecidas”, según este feligrés, eran las tallas correspondientes a las imágenes de dos carmelitas, San Pedro, San Pablo, Virgen del Rosario, San Ignacio, San Juan Bautista y San Antonio; así como la talla que representaba a un coro de ángeles, en el retablo principal de la Capilla del Buen Suceso. Por otra parte, decía que “fai uns anos atreveuse a retocar o retablo do Santo Cristo, retablo que dende tempos inmemoriables ninguén se atreveu a retocar polo siñificádo que para os fisterráns ten o Cristo”. Además, “o cura fixo cortar un anaco de madeira que simula un montículo” (una peana). A lo que el sacerdote replicó insultando en una homilía a un grupo de personas y acusándoles de que sólo pretendían sembrar cizaña entre los vecinos; a raíz de la paralización, por parte de Patrimonio Artístico, de las obras que se realizaban en la Iglesia Parroquial de Santa María de Finisterre (todo según la crónica aparecida en el diario “La Voz de Galicia”).

El patrimonio parroquial siempre fue motivo de disputas entre rectores y feligreses en Fisterra (foto J. G. Satti)

Dejando al margen las disputas vecinales, lo que interesa es el testimonio de las imágenes que aún existían en el siglo XX luego de ser encargadas casi 400 años antes.

En efecto, un contrato entre la iglesia de Fisterra y el Maestro de Obras de la Catedral de Santiago D. Francisco de Antas (firmado el 19 de octubre de 1640) da cuenta del autor de parte de la valiosa imaginería que contaba el templo.

En la çiudad de Santiago, a diez y nuebe dias del mes de otubre de mill y seiscientas

y quarenta años. Ante mi scrivano y testigos paresçieron pressentes de una parte Francisco

Dantas Franco arquiteto, vezino desta ciudad y de la otra Gregorio Lorenzo, vezino de

la villa de Finisterra y mayordomo de la obra y fábrica de la yglesia parroquial de Nuestra

Señora de la dicha villa y se concordaron en la manera seguiente:

En que el dicho Francisco Danta a de acer una caxa y adorno para el Santo Cristo que

esta en dicha yglesia en la capilla colateral della conforme el nicho que esta echo en la

pared de la dicha capilla.

Y ansi mismo a de acer dos retablos colaterales para la dicha igrexa conforme al deseño

que para ello a echo dicho Francisco Dantas, el qual esta firmado por el Provisor

Governador deste Arçovispado en los quales dichos retablos a de acer quatro ymagenes,

y el retablo donde va Nuestra Señora que ya esta echo en dicha yglesia, las quales dichas

ymagenes se an de acer en esta manera, en que la caja al lado de Nuestra Señora las ymagen

del señor San Andres y en la ultima caxa de riba del sobre cuerpo a de açer la ymagen del

Señor San Bras.

Y el retablo a donde a de hir la ymagen del Señor San Sebastian de dicha yglesia, que

ya esta echa, a de acer la ymagen del Señor San Pedro y en la última caxa de arriva a de acer

la ymagen del Señor San Gregorio que con esto se entiende las dichas quatro ymagenes

que sean de açer de nuebo, las quales dichas ymagenes y retablos y caxa de suso referidos

a de dar echos y acavados para fin del mes de abril del año que biene de mill y seiscientos y quarenta y uno y a de poner y asentar la dicha caxa, retablos e ymagenes en la dicha

yglesia de Nuestra Señora de Finisterra” (AHUS. Protocolos Notariales. Santiago. Alberto Fernández de la Peña. Prot. n.º 1889).

Se le atribuye al Maestro Francisco de Antas este emblemático Santiago Peregrino (circa 1640, Enciclopedia Gallega).

Francisco de Antas Franco (1617-1664) fue un escultor, entallador y maestro de obras portugués de la catedral de Santiago de Compostela (1639-1664). En 1619 realizó con Bartolomé Delgado la sillería del coro bajo de la iglesia del convento compostelano de San Paio de Antealtares. El retablo de la capilla mayor de la iglesia de Santa María la Grande (Pontevedra), su obra más importante, la realizó entre 1623 y 1624. Un año después el Cabildo catedralicio lo requirió para hacer las trazas del relicario de la capilla de los Reyes como a Francisco de Moure y Bernardo de Cabrera. Su formación clasicista se hizo efectiva en la actividad que desarrolló en la Catedral compostelana, tanto en el retablo de la capilla de la Purísima Concepción (1637) como en la decoración de la capilla mayor o del sagrario, trabajos realizados bajo la dirección de Vega y Verdugo. Es también autor de otras obras menores, entre las que se encuentran una caja para los votos de los capitulares, un brasero tallado o las rejas de la capilla de las Reliquias (https://egu.xuntagal).

Además de los dos retablos colaterales agregados al primitivo Altar Mayor y las imágenes de San Andrés, San Blas, San Pedro y San Gregorio, también se le atribuye al Maestro Antas un emblemático Santiago Peregrino. De todo ello solo sobrevivió el Santiago.

En estas fotos antiguas se vislumbra el antiguo Altar Mayor de Fisterra que contenía 10 valiosas imágenes.


Por fortuna, hay un extraordinario conjunto de apuntes realizados por el padre Pedro Nolasco Gaite (1879-1949), colección de dibujos que está ligada a sus predicaciones por la Galicia

rural, parroquia por parroquia; fijando en sus álbumes los caracteres de los monumentos e incluso de accesorios y mobiliario. Labor ilustradora, que cobra mayor interés cuanto se trata de monumentos que, por mal orientadas reformas, se han perdido retablos, imágenes, fragmentos arquitectónicos, que él supo registrar y sobre los cuales hoy es el único testimonio.

Así es que durante una de sus visitas a Fisterra, dibujó el desaparecido retablo barroco, compuesto de banco, tres cuerpos desplegados en cinco calles y remate o ático con una cornisa profusamente decorada con el Espíritu Santo en su zenit.

Las cinco calles, articuladas por medio de finos estípites y en cada una de ellas se abren hornacinas, entre las que sobresale la central del mueble de un solo cuerpo. Esta la capitaliza la Virgen de la Asunción flanqueada por columnas salomónicas decoradas. Acompañada de las imágenes de san Antonio de Padua y san Pedro a un lado; y al otro san Pablo y san José.

En los nichos superiores se ubicaban los siguientes santos y advocaciones: san Sebastián, Virgen del Rosario, Corazón de Jesús, san Francisco Javier y san Andrés.

Todos los nichos descritos se circundan con molduras que se quiebran en los ángulos. Los soportes se revisten con motivos vitícolas y pájaros, en clara alusión a lo eucarístico, y el resto de la estructura se adornaba con elementos naturalistas. En cuanto al resto de tallas, conviene destacar que en el banco, bajo las calles laterales, se situaban sendos relieves de escenas evangélicas. Al frente destacaba un tabernáculo compuesto por sagrario y expositor.

El ilustrado Padre Gaite y su dibujo del perdido Altar Mayor durante su visita a Fisterra en 1929 (Monumentos de Galicia: Cuadernos de dibujos / Fundación Barrié ed. 05/1991).

Este tesoro artístico se sumaba a otro preexistente, donación del bachiller Don Diego de Valdivieso, que hizo su testamento el 28 de enero de 1610:

Item mando a la fábrica de Núestra Señora de Finisterre y Santo Crucifixo todos los cuadros que tengo en mi aposento y mandé hacer: uno de la Verónica y otro del Santo Crucifixo de Orense, y otro de Nuestra Señora y otro de San Juan Evangelista y otro de Bautista y otro de San Francisco y otro de la Magdalena”. 

Y continúa: ”Item mando a la dicha iglesia parroquial de dicha villa de Finisterre una caja toda dorada por dentro donde está un crucifixo vaciado de bronce y monte calvario y Ntra. Sra. y San Juan y en las puertas las imagines pintadas de San Pedro y San Pablo; toda la dicha caja dorada y pintada y ésta se ponga en el altar de Ntra. Sra. a las fiestas, debajo donde están los Santos Apóstoles”.

Item mando más a la dicha iglesia las vinajeras pequeñas doradas de oro matizado del Sr. Santiago y Sr. San Lorenzo. Item unos corporales con su palia que están en el cajón todos de palillo y la palia con dos cruces de punto Real” (véase mi artículo “Tres clérigos Valdivieso y una misma devoción por Finisterre, AdianteGalicia 2020).

Por un Carta de pago sabemos del encargo a “Jorge Cedeira o Mozo, platero, de una cruz de plata por parte de Bartolomé de Bardullas, veçino de la villa de Finisterra” (1607).

En 1614 se concordaron que Pedro de Bran entallador de Santiago, “ha de açer unas andes de nogal para Nuestra Señora”.

Se sumó al inventario en 1646 una lámpara de plata:

En el barrio de la Senra extramuros de la ciudad de Santiago a quatro dias del mes de

julio de mill y seiscientos y quarenta y seis años. Ante mi scrivano y testigos parescio

pressente de la una parte Juan Diaz vezino de la villa de Finisterra y mayordomo de la obra y fábrica de la Yglesia de la dicha villa y de la otra Sebastian Vazquez de Ulloa prateiro

de la dicha ciudad y se concordaron en la manera siguiente en que el dicho Sebastian

Vazquez a de azer una lampara de plata para la yglesia de la dicha villa de buena echura

al huso de peso de doçe marcos poco más o menos” (AHUS. Protocolos Notariais. Santiago. Alberto Fernández de la Peña. Prot. n.º 1892).

Recreación del Altar Mayor en base a todos los documentos y testimonios recopilados para este escrito (diseño J. G. Satti).

Otro aspecto nefasto además de la pérdida de arte, fueron “los atropellos artísticos a la iglesia” (padre Gaite, 1929) perpetrados por curas como Domingo Miñones que hizo destruir un comulgatorio de piedra y el antiguo hospital de peregrinos, llegando incluso a pretender derribar los arcos de la entrada principal al templo pero fue detenido por un grupo de vecinos (véase “El extraño caso del Cura Barrientos y su herencia”, AdianteGalicia 2020).

Las muestras de violentación del patrimonio parroquial de Fisterra llegó a ser motivo de estudio por parte de agentes del CSIC a través de Incipit, a causa de las protestas vecinales por la supuesta “restauración” de la Iglesia en 2015, que resultó ser una “actuación arbitraria e innecesaria” (informe ICOMOS que dio la razón al pueblo) y presuntuosa de un ególatra arquitecto (con respaldo político) que pintó la piedra viva de azul; y dejó “lasospecha de la corrupción. Es decir, (la falta de) trasparencia por la opacidad del proceso da lugar a una posible corrupción”.

En este marco, se concluyó que es imprescindible “establecer cauces para la información previa, la consulta y la participación ciudadana sobre las obras que se planifiquen en el futuro y que afecten a los bienes patrimoniales de Finisterre” (“Procesos participativos en Fisterra: airear los disensos sobre la restauración de la iglesia de Santa María das Areas”, CSIC-2019).

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