Canto jacobeo es la Oda XX de Fray Luis de León (1527-1591). El humanista, poeta, astrólogo agustino celebra la Traslatio jacobea en el poema.
Biografía de Fray Luis de León
Es parte central de la oda, junto al auxilio del apóstol en la lucha contra los musulmanes, que seguían siendo el principal temor de los mares hispanos en su época. El relato del viaje a Galicia (al fin de Europa) de «aquella Nao dichosa» que trae la preciosa joya del cuerpo apostólico ocupa siete estrofas, dando fe del conocimiento del tema de uno de los más prestigiosos traductores de los textos sagrados.
La nao en un viaje prodigioso vuela «ansí, entregado al viento,/ del mar Egeo al mar de Atlante» y al Señor aclama que «tu cuerpo le inviaste/ para dar luz adonde/ el sol su claridad cubre y esconde», por los mares de Nereidas al poniente en el que el sol pagano ya no muere porque llega la nueva luz. Incluso en una bella metáfora el poeta convierte a una nereida en apoyo del viaje milagroso, con una mano asida a la barca prodigiosa y otra llamando a las compañeras a empujar.
Otra vez una mujer sobrenatural se incorpora a la leyenda áurea (como Lupa o la banshee de Muxía), dando carta de soberanía sobre los mares al nuevo patronus. La cita al Atlante del mar galaico es otra rendición de la antigua creencia a la nueva fe.
El poeta relata la navegación por sus precisas escalas: Lilibea (la púnica Lilibaeum, la siciliana Marsala), Córcega, las Columnas de Hércules (Abila, Calpe). Son costas ahora católicas e hispanas (en tiempos del poeta); se advierte en el desvío una derrota por todo el Levante español y un reflejo de las navegaciones comerciales y romeras de la época.
El Egeo pasa y vuela por el Jonio; «atrás ya deja el puerto Lilibeo; de Córcega se aleja y por llegar al nuestro mar se aqueja», en donde son los elementos naturales los que ayudan en el paso del Estrecho hasta el Finisterre: «Esfuerza, viento, esfuerza;/ hinche la santa vela, enviste en popa;/ el curso haz que no tuerza, do Abila casi topa con Calpe, hasta llegar al fin de Europa».
Oda XX. Fray Luis de León (s. XVI).
Las selvas conmoviera,
las fieras alimañas, como Orfeo,
si ya mi canto fuera
igual a mi deseo,
cantando el nombre santo Zebedeo;
y fueran sus hazañas
por mí con voz eterna celebradas,
por quien son las Españas
del yugo desatadas
del bárbaro furor, y libertadas;
y aquella Nao dichosa,
del cielo esclarecer merecedora,
que joya tan preciosa
nos trujo, fuera agora
cantada del que en Citia y Cairo mora.
Osa el cruel tirano
ensangrentar en ti su injusta espada;
no fue consejo humano;
estaba a ti ordenada
la primera corona, y consagrada.
La fe que a Cristo diste
con presta diligencia has ya cumplido;
de su cáliz bebiste,
apenas que subido
al cielo retornó, de ti partido.
No sufre larga ausencia,
no sufre, no, el amor que es verdadero;
la muerte y su inclemencia
tiene por muy ligero
medio por ver al dulce campanero.
[¡Oh viva fe constante!
¡oh verdadero pecho, amor crecido!
un punto de su amante
no vive dividido;
síguele por los pasos que había ido.]
Cual suele el fiel sirviente,
si en medio la jornada le han dejado,
que, haciendo prestamente
lo que le fue mandado,
torna buscando al amo ya alejado,
ansí, entregado al viento,
del mar Egeo al mar de Atlante vuela
do, puesto el fundamento
de la cristiana escuela,
torna buscando a Cristo a remo y vela.
Allí por la maldita
mano el sagrado cuello fue cortado:
¡camina en paz, bendita
alma, que ya has llegado
al término por ti tan deseado!
A España, a quien amaste
(que siempre al buen principio el fin responde),
tu cuerpo le inviaste
para dar luz adonde
el sol su claridad cubre y esconde;
por los tendidos mares
la rica navecilla va cortando;
Nereidas a millares
del agua el pecho alzando,
turbadas entre sí la van mirando;
y dellas hubo alguna
que, con las manos de la nave asida,
la aguija con la una
y con la otra tendida
a las demás que lleguen las convida.
Ya pasa del Egeo,
y vuela por el Jonio; atrás ya deja
el puerto Lilibeo;
de Córcega se aleja
y por llegar al nuestro mar se aqueja.
Esfuerza, viento, esfuerza;
hinche la santa vela, enviste en popa;
el curso haz que no tuerza,
do Abila casi topa
con Calpe, hasta llegar al fin de Europa…