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viernes, julio 18, 2025

La curiosa peregrinación jacobea de Nemancos en 1915

Desde 1909 los párrocos gallegos animan la peregrinación a Compostela, recuperada por el cardenal Herrera. Ese año salieron por mar los romeros desde Cereixo y Corcubión hasta Carril.

En el Año Santo de 1915, el 4 de agosto, peregrinan un total de 500 romeros de Nemancos. En El Eco de Galicia (24-7-1915) leemos la partida el 3 de agosto de la peregrinación de Nemancos, que abarca 29 parroquias matrices y 11 filiales enclavadas en Camariñas, Cee, Corcubión, Dumbría, Fisterra, Muxía y Vimianzo.

El 4 de agosto fueron recibidos por el prelado, tras un viaje por mar. E indica el corresponsal: «Promete estar concurrida a pesar de las dificultades del viaje, pues por tierra se hace caro y penoso, por falta de vías y carruajes, y por mar, hasta Vilagarcía, que es por donde irá el mayor núcleo, lo consideran algunos expuesto a peripecias desagradables a no ser que el tiempo esté muy bueno y los vapores reúnan condiciones». Por la presencia de familiares y vecinos míos guardo memoria gráfica de varias de estas citas. Apreciable crónica de este año lo firma el escriba del Boletín Oficial del Arzobispado de Santiago, una fuente de erudición que rememora la trascendencia de la visita de los romeros de Nemancos y sus largas raíces jacobeas.

AÑO SANTO DE 1915

Las suntuosas y tradicionales fiestas del Apóstol en Compostela tocaron a su término en este Año Santo de 1915, mas no por ello se acabaron las manifestaciones de la fe religiosa, simbolizada en las peregrinaciones ó romerías al Santo Sepulcro de nuestro Patrono; antes

habiendo recobrado su tranquilo y silencioso aspecto la Ciudad apostólica, reanúdanse ahora con igual fervor que las anteriores hasta aquí brillantemente realizadas. Corresponde en turno al Arciprestazgo de Nemancos ser la primera de la tercera serie de tan celebradas excursiones. Preguntábanse ha poco los de Compostela con ansiosa perplejidad: ¿Dónde están los descendientes de los primitivos Artabros, que habitaron las cercanías del promontorio Nerio o Céltico (hoy Cabo Finisterre), que, según dicen las Crónicas, habent complures urbes; y cómo no vienen a visitar la Tumba Apostólica, salvando el puente sobre el Ézaro, que había en la vía romana de Brandomil a la costa de Finisterre.

¿Se olvidaron, por ventura, del Apóstol los Nimancis ó Nemancos del Cronicón iriense, diocesanos un día de la Sede de Flavia; y los de la Isla Taurina (Touriñan). Que rindieron supersticioso culto al Sol en templo gentil-fenicio, y después fueron súbditos de San Rosendo. ¿Y los de Dagium, ciudad situada en unos brañales que hay cerca de arenal de Langosteira. Silla episcopal, con su nombrado Pastor, San Martín, ¿Qué se hicieron?

¿La Donobria (Dumbría) de Tructino; la encantadora Cée o antigua Ceia, cuyos albos caserías se mecen, cual níveas palomas, en el veneciano lago de la ría; la movida y alegre Corcubión, que dirige sus miradas a Brens, mientras contempla el risueño paisaje de los alrededores de Cée, la celebérrima Finisterre y su Santa María de finis terrae, propiedad de D. Lope de Mendoza, de la cual tomaron los Arzobispos el título de Vizcondes de Finisterre, hermoso puerto de arribo para los peregrinos con su hospital para ellos, aguas de lucha contra los invasores franceses de 1514, en cuyos combates le apresaron más de sabra, la severa y grave Mugia, feudo de los romeros á Santiago con su venerada Érmita ó Santuario de Nuestra Señora de la Barca; todas estas memorandas Villas y Lugares, ¿conservan todavía su amor y su devoción ni Evangelizador Santiago? Sin duda alguna que así sucede.

Prueba evidente de ellos son las Casas de Santidad ó Monacatos famosos, que aparecen diseminados por aquellos territorios, esparciendo aromas de acendrada virtud, después de producir flores de moral hermosura incomparables. Díganlo si no, Dummio, donación de Alfonso III cum terminis et adjacentiis suis; Moriames ó Mouriame, Ozón y Baiñas, unido este más tarde a San Pedro d’ Afora de Compostela; todos los cuales sostuvieron gloriosa memoria, perfumando y saturando el ambiente de aquellos parajes con altísimos inimitables ejemplos.

No se olvidan, no, del Apóstol, ni olvidarse pueden los feligreses de Lires y Mour (Mourquintián), iglesias donadas por D. Pedro Peláez; ni los de Vigiantes (Bujantes), Esar (Ézaro), Verenes (Brens), Baaynas (Baiñas) y Ouzón (Ozón) desprecian sus tradicionales recuerdos; ni se extinguió tampoco la memorable fundación de los conocidos hospitales de aquella región, enumerados por el Prelado Sanclemente: Corcubión, Cée, Mugía y Finisterre. Atentos los Nemancos á estas inolvidables remembranzas, aquí están en Compostela el día de hoy, 4 de Agosto, para rendir culto a Santiago y demostrar á la vez su devoción fervorosa.

Cesen, por tanto, vuestras admiradas preguntas y vuestras claras, perplejas alusiones, Aquí los tenéis , compostelanos, dispuestos a cumplir como buenos con su deber. Son ovejas dóciles y obedientes al silbido amoroso de los Pastores que guían el aprisco.

Estos les invitaron a venir en romería, y helos aquí como representan. Puestos en correcta y admirable formación, de á tres en fondo, muy unidos y compactos, guardando las ordenadas filas sus amables Párrocos y otros señores Sacerdotes, cruzan el salón semicircular de la Herradura…

FOTO DE PORTADA- AÑO 1966

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