EL GRAN MARINO MURIÓ EN UNA EXPEDICIÓN SALIDA DE A CORUÑA
El 6 de septiembre se celebra el 500 aniversario de la llegada de la nao Victoria, al mando de Juan Sebastián de Elcano, al puerto de Sanlúcar de Barrameda tras completar la primera circunnavegación al planeta.
El escritor vasco Sabino Laucirica es uno de los más activos defensores de la relevancia histórica de Elcano, línea que también seguimos. Para mi el vasco y Colón son los grandes referentes de nuestra historia naval porque los dos son protagonistas de las dos mayores proezas de la navegación europea. Pese a ello, a Elcano se le ha negado todo. En este artículo vamos a hablarles de importantes hallazgos documentales.
En mi obra «Catálogo de naufragios. Costa da Morte-Galicia» dediqué un amplio reportaje a la Casa de Contratación de A Coruña y a sus expediciones. En una de ellas se embarcó Elcano en 1526. Fue su último viaje, partió de A Coruña hacia cabo Touriñán, en donde tomó rumbo sur; y murió en el Pacífico. Un aspecto que ya toqué en su día fue el del nombre del marino. En los papeles coruñeses se habla de Juan Sebastián del Cano. No de Elcano ni Elkano. Un dato que acredita también el autor vasco.
Sabino Laucirica Villalabeitia, capitán de la Marina Mercante, investigador histórico y miembro de la Fundación Philippe Cousteau –La Unión de los Océanos nos aclara algunas cuestiones sobre la figura del gran navegante de Getaria. En mis últimos intercambios de correos me aportó varios datos del mayor interés histórico.
Elcano tendría 40 años al morir
Laucirica me comenta que «un reciente documento encontrado en el archivo de Simancas retrasa en 10 años la edad de Elcano, dice en el momento de embarcar en Sevilla que tiene unos 32 años lo que al morir tendría 40 y no 50 como ha venido recogiendo hasta ahora hasta la Enciclopedia Británica». «Por lo tanto todos los datos referentes a su edad conocidos hasta ahora quedan rebajados en 10 años» indica el investigador. Una noticia realmente importante que queremos poner en valor en este artículo.
Laucirica participó como ponente en el «III Congreso Internacional Conmemoración del 5º Centenario del viaje de Elcano» por eso cree que «si nosotros no apoyamos su figura nadie lo hará por nosotros y quedará su memoria borrada por el olvido. Elcano el marino, el culto, el hombre de honor, el que muere en la nao Victoria rodeado de todos los de su tierra y firma un testamento, envuelto en un sayón su cuerpo moribundo y tan sólo dos blasones: capitán y vasco».
Su testamento «lo escribió su criado de 18 años Andrés de Urdaneta y él lo rubrica con mano trémula. Muere el 6 de septiembre de 1526. Su cuerpo descansa acompañando a muchos que le precedieron, mecido por las olas del mar». Manuel Romero Tallafigo, catedrático de Historia de la Universidad de Sevilla y miembro del Archivo de Indias es autor del libro «El Testamento de Elcano» y otro gran defensor del ilustre marino vasco.
La figura de Elcano debe ser recuperada, a él y no a Magallanes le debemos la proeza de la primera vuelta al mundo. Y recibió muy mal pago. «Carlos I nunca le pagó los 500 ducados anuales prometidos como recompensa a su gesta, le denegó el título de Caballero de la Orden de Santiago, que sí le había concedido a Magallanes y le denegó el título de Capitán General de la Flota de la Especiería» recuerda Laucirica.
La Historia (la nuestra escrita tantas veces por el enemigo y la quinta columna) le castigó con su olvido en beneficio de Magallanes. Los historiadores también le cambiaron su verdadero nombre. Elcano, nació como Juan Sebastián del Cano el 30 de noviembre de 1476, tendría por lo tanto 42 años cuando embarcó en Sevilla. Ahora sabemos que la fecha real de nacimiento es 1486. Era hijo de Domingo Sebastián del Cano y de Catalina del Puerto. «Por lo tanto ese es su verdadero nombre Juan Sebastián del Cano. Así firmaba y así se recoge en todos los documentos de la época» recuerda el autor.
Indica el autor que «Todas las crónicas del viaje, incluida la de Maximiliano Transilvano referente a la audiencia del emperador Carlos a algunos de los supervivientes, entre ellos Elcano, se refiere a él como el capitán Cano». En una veintena de documentos del Archivo de Indias, se ponía el apellido Cano con la letra inicial en minúscula. Algo que yo pude comprobar en mi investigación sobre la Casa de Contratación coruñesa y dejé escrito ya en 2009.
Otro hecho significativo que nos deja la investigación del autor vasco es la derrota de la Victoria, una de las naves emblemáticas de nuestra historia. La Victoria, construida en Zarautz, se encontraba reparando en el puerto de Bilbao, y se unirá a la expedición en el puerto de Tenerife, según Sabino Laucirica, en su libro » Las columnas del Imperio». La nao Victoria no salió de Sevilla como el resto de la flota, sino que se incorporó a la expedición en Tenerife, donde la flota le estuvo esperando una semana.