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sábado, marzo 23, 2024

En año electoral recordamos los `pucherazos´ de 1905 en Fisterra

El fraude electoral era algo habitual en Fisterra. En 1905 el municipio sufrió su primer intento democrático de cambiar la voluntad del pueblo por métodos fraudulentos.


Con un precedente anterior, cuando el 19 de junio de 1904 se informa al Sr. Gobernador de la provincia respecto a la solicitud que han dirigido al mismo D. Ramón Canosa Insua y otros Concejales del Ayuntamiento de Finisterre protestando contra la elección de cargos verificados por dicha Corporación en sesión de 3 de Enero último, que proclamó a Francisco Muñoz Garrido alcalde de Fisterra. La protesta fue desestimada.

Ramón Sanjurjo Neira Pardiñas, Marqués de Casa Pardiñas (1864-1925), santiagués elegido diputado por el distrito de Corcubión en 3 ocasiones (foto hemeroteca Revista Alborada)

Así fue que al año siguiente, convocadas las elecciones legislativas del 10 de septiembre de 1905 en España, un `cacique´ intentó (y logró) hacerse con el triunfo, mediante el apoyo electoral o sin él, apelando al raterismo político:


“Las últimas elecciones de diputados a Cortes han despertado en el partido judicial de Corcubión, y muy singularmente en el Ayuntamiento de Finisterre, antiguos y dormidos odios que convierten aquel abrupto rincón de nuestra comarca en campo de Agramante en donde montescos y capuletos, güelfos y gibelinos, nipones y moscovitas riñen enconados ya apelando a la contundente piedra o al detonante revolver; ya haciendo uso del arma de las mujerzuelas, la lengua, para denostarse suciamente, o bien esgrimiendo la péñola para publicar en los periódicos necedades y ñoñeces mandadas retirar por inocentes, por rancias y por estúpidas.

Es el caso que en defensa de los dos diputados electos Sres. Villar y Sanjurjo, para que venza uno u otro, formáronse dos bandos uno de los cuales está capitaneado por un padre de almas que mejor haría en no preocuparse tanto con los cuerpos, y el otro por un comerciante tránsfuga, que también haría mejor en cuidar de sus negocios mercantiles dando de mano a los políticos, y entre los dos propenden a calzarse el cacicato en aquellas tierras, y para realizarlo se echa mano de toda clase de recursos con tal de desacreditar al contrario, cometiendo bajezas, profanaciones en lugares sagrados y otros delitos punibles que, seguramente, quedarán impunes como tantos otros cubiertos por la acomodaticia tapadera de la influencia” (Revista Gallega nº 55, pág 2-1905).

Anselmo Villar Amigo (1851-1918), malpicán elegido diputado por Corcubión en 1905 y por Muros en 1911 (foto Archivo General de la Nación Argentina).


El gobernador civil de la Coruña, señor Armiñán, ordena la concentración de fuerzas de la Guardia Civil en Finisterre, Corcubión y Camariñas a causa de los atropellos cometidos con motivo de las elecciones.


El hecho, según relata la prensa, es como sigue: “Al colocar en Finisterre los carteles anunciando la candidatura de uno de los aspirantes a la diputación en Cortes, grandes turbas de mujeres y de chiquillos, preparadas de antemano por el cura Sr. Miñones, siguiendo viejas prácticas que no descuida poner en juego cuando de elecciones se trata, estaban ya desparramadas por el pueblo desde las primeras horas.


Al fijarse los carteles la masa de gentes irresponsables se reunió frente la casa del candidato y la apedreó, quedando destrozados los cristales de la vivienda.
No intervino ningún representante de la autoridad y el atropello pudo consumarse con impunidad absoluta”.

La prensa daba por ganador a Villar por 564 votos pero alertaba de las maniobras de la Junta Electoral, que finalmente perpetró dando la victoria a Sanjurjo; y los altercados ocurridos durante la campaña (foto hemeroteca Galiciana).


En efecto, era el 16 de septiembre de 1905 cuando el corresponsal de “La Voz de Galicia” daba estas noticias que recogen contra Miñones acusaciones que van desde la manipulación de procesos electorales hasta la organización de bandas de matones para amedrentar a la oposición y sus familias. Peculiar ministro del Señor debía de ser:
“el juez municipal del término fue brutalmente atropellado (…) tal anormalidad seguida de venganzas, está amparada por la autoridad local de Finisterre, a quien dirige el cura párroco Sr. Miñones” (…) “En el acto del escrutinio celebrado en esta villa, producto de las maquinaciones caciquiles que se presentía, fue la proclamación del Sr. Sanjurjo a pesar de haber obtenido mucho menos votación que el legítimo diputado Anselmo Villar. Un detalle muy significativo es el siguiente: el interventor de Morquintián (donde Sanjurjo sacó 165 votos y se le adjudicaron 416!), no concurrió al escrutinio. En cambio, vino a este acto el cura de Finisterre. Hizo entrada en Corcubión capitaneando un grupo de mozos que se dividieron en dos partes, una para actuar de claqué y otra para situarse frente al ayuntamiento en calidad de matones”. Empleando “el citado cura Miñones (…) turbas inconscientes para con la violencia hacer imposible la vida a todo aquel que no se someta”.

Resultado del Distrito 8, Corcubión: Ramón Sanjurjo Neira, Marqués de Casa Pardiñas, Diputado electo por Galicia (dimitiría en 1907, asumiendo el cargo su rival).


En Fisterra, la derrota del señor Villar fue completa, pues apenas había alcanzado una docena de votos; “en favor del Sr. Sanjurjo fueron a votar paralíticos y enfermos graves conducidos en camillas”.

Domingo Miñones Barros (1869-1932), el «párroco-cacique» como le llamaba la prensa de la época por su prepotente injerencia en la política local (foto archivo J.G. Satti).


El vencedor, no conforme con ganar, decidió desplazarse hasta Fisterra “acompañado de sus amigos, para solazarse y celebrar” su victoria, crispando todavía más el ambiente.
Y continúa el periodista: “el cura Miñones reunió en su domicilio, en unión con el alcalde a una turba de sujetos (que) desde la casa rectoral se dirigieron a la del presidente del comité liberal-democrático… brutalmente allanado el domicilio, maltrataron a la señora y familia arrojándoles lodo, piedras y profiriendo insultos que se confundían con los ¡viva el cura!¡viva el Sr. Miñones!”.


Todos estos desmanes derivaron en la intervención estatal: “En un vapor del diputado provincial don Plácido Castro salió para Finisterre el delegado del gobernador, acompañado de la guardia civil que iba mandada por el cabo Capdevila. Dícese que se hospedaron en casa de un conocido villarista, donde se presentó al anochecer D. Manuel Traba, amenazando a varias personas con un revólver. Los amigos del Sr. Sanjurjo requirieron el auxilio del guardia municipal, y cuando éste se presentó para detener a Traba cerróse la puerta de la casa donde estaba el delegado y la guardia civil, haciéndose desde ella algunos disparos que no se sabe que hayan causado desgracias. Noticias particulares confirman las anteriores referencias, añadiendo que una gran parte del vecindario apedreó la casa en que se hospedaba el delegado, causando en ella algunos destrozos.

Otra vez el cura Miñones» titula la prensa, al referirse a los ataques a pedradas a políticos de la oposición que hacía en la villa del Cristo (foto hemeroteca Galiciana).

El gobernador civil interino, al tener conocimiento de estos sucesos, dispuso que la guardia civil del partido de Corcubión, mandada por el teniente de la línea de Santiago, fuese para Finisterre, con objeto de mantener el orden. Parece que varios grupos de vecinos se situaron delante de la casa del Sr. Traba cantando pacíficamente varias coplas. La guardia civil recorre las calles del pueblo, en las cuales hay completa tranquilidad según la versión oficial. Dicen de Corcubión que si el Ayuntamiento de Finisterre se suspende, como es de presumir, porque para algo fue allá el delegado del gobernador, el día que se constituya el Ayuntamiento interino que haya de nombrarse, irán a la Coruña unos 400 pescadores en sus lanchas para protestar ante el gobierno civil y pedir la reposición de los concejales propietarios” (“La Correspondencia Gallega”, diario de Pontevedra nº 4712 – 19 de octubre de 1905).


Destacar también que Ramón Sanjurjo, fue quien dio nombre a una calle de Fisterra, que mediante referéndum cibernético, se rebautizó como Rúa dos Náufragos. El otro facineroso aún goza de una callejuela que esperemos pronto sea renombrada, ya que no la merece.

Mesas de Censo Electoral en las municipales del 12 de abril de 1931 (foto hemeroteca BNE).

Finalmente la corporación fue disuelta y convocadas elecciones locales para el 12 de noviembre de 1905; y el sacerdote no dudaba en recurrir a la violencia para lograr sus objetivos:


“El patrón y tripulante de la lancha Esperanza´, de la matrícula de Finisterre, José Ramón Trillo y José Olveira, respectivamente, llaman, por medio de la prensa, la atención de las autoridades de Marina, acerca del siguiente hecho: En ocasión en que salían a la mar Trillo y Olveira, con su lancha rumbo a Muros, fueron rodeados y abordados por una lancha tripulada por Manuel Pequeño, Manuel Mariño y otros, también de Finisterre, quienes amarraron a laEsperanza´, manifestando a sus tripulantes que «no toleraban saliesen para nada a la mar en estos días».


La ‘Esperanza´ fue arrastrada por fuerza hasta Finisterre.


Al patrón José Ramón Trillo lo maltrataron brutalmente, y aun cuando pidió auxilio en Finisterre nadie quiso prestárselo por temor al cacique y cura párroco Sr. Miñones.
De la lancha Esperanza´ ha desaparecido la documentación que guardaba, suponiéndose, fundadamente, que fue robada. Créese que este hecho obedece a una orden dictada por el cacique máximo de Finisterre, que ha prohibido salir a la mar, a la pesca, hasta tanto no se celebren las elecciones municipales.

Los vecinos honrados de Finisterre no gozan de tranquilidad y desean que la situación del pueblo se normalice, pues ni los delegados enviados lograron otra cosa sino excitar más los ánimos, por haber sido comprendida la misión que allí llevaban, ni ven la manera de que vuelva a aquel distrito la paz que hace tiempo de allí desapareció. Francamente, el país se va cansando de las granujerías caciquescas y conviene que lo ocurrido en éste y en otros pueblos no se repita, porque de seguir así las cosas, habrá que alterar el humillante aforismo que nos aplicó Dumas y decir que el África empieza en Finisterre” (RGA nº 55-04/11/1905). Las siguientes líneas son del cronista de “La Voz de Galicia” recogidas por otro medio:

“Desde Finisterre nos escriben dando cuenta de varias salvajadas de las cuales tiene conocimiento el famoso párroco-cacique de aquella villa. Son tan gordas y dicen tanto respecto de la cultura de quien las ejecuta y de la conducta de quienes las toleran, que sin comentarlas las hacemos públicas para que las conozcan el arzobispo de la diócesis y los Tribunales de Justicia, a ver si cada uno por la parte que les toque castigan a quien lo merezca. Hace dos días aparecieron hechos añicos cuantos vidrios hay en los panteones del cementerio de Finisterre pertenecientes a personas cuya política no es afecta al aludido párroco Sr. Miñones. En dichos panteones descansan las cenizas de parientes de D. Antonio Miguel Prieto, Dª Josefa Gáñez y D. Ramón Traba. En cambio ni una sola sepultura de familiasmiñonistas´ mostraba huella de la profanación de que se hizo objeto a difuntos del bando contrario.


Después de esta hazaña se advirtió otra no menos vituperable. En la capilla del Buen Suceso tiene un reclinatorio la esposa de D. Antonio Miguel. Pues bien, el propio día apareció el reclinatorio cortado por los cuatro pies.


Y sobre esto, al presentarse en misa dicha señora fue ultrajada por varios individuos que desde la tribuna escupieron sobre ella.


El cura, Sr. Miñones, supo lo ocurrido pero no reprendió a nadie. El sacristán es un hijo del alcalde y protegido de aquél. ¿Cuándo acabarán estos actos en Finisterre?” (“Galicia : revista semanal ilustrada”: Ano IV nº 52 – 24/12/1905).

La familia Miñones se volvería muy afecta a este tipo de maniobras como ocurriría en el fraude de las municipales de 1931, con altercados y negándose a repetir la votación. O las elecciones del 36, que mediante su Banca presionaban al electorado hipotecado (dato curioso: en las anuladas del ´31 los conservadores ganan 12-2 en concejales, pero en las validadas gana la izquierda 14-0!! Tal era la calidad democrática de entonces).

Era tan pedante Domingo Miñones Barros, que hizo estampitas con su efigie, “ha hecho una tirada de fotograbados con su retrato para dejar como recuerdo á sus feligreses” (RGA-1906/09/09).

En 1931 ganaba las municipales ORGA (partido galleguista de izquierdas) con un insólito pleno de los 14 concejales electos, proclamando alcalde a Pedro Paz Rodríguez // La prensa destaca el «estilo» Miñones durante la campaña electoral de 1936 en Fisterra (foto hemeroteca Galiciana).


Sólo defendió al cura en prensa, alegando “calumnias”, José Manuel Eiras Blanco, maestro de la sección primera de escuela graduada. Un tipo de dudosa reputación que se vio envuelto en el turbio caso de la herencia del cura Barrientos (ver “El extraño caso del Cura Barrientos y su herencia” 2020); y en otro juicio (1937) de “depuración” escolar, donde acusaba falsamente ante el Régimen a un colega de “incitar al comunismo a los alumnos”, por despecho y celos profesionales; pues testigos declararon que ambos estaban enfrentados “por el cambio de grado y el mal empleo del libro escolar” o “sustentar ambos opiniones distintas respecto a la rotación de grados y al uso del libro escolar por los niños” (“O proceso de depuración do maxisterio na provincia da Coruña”, Narciso de Gabriel/U. da Coruña 2017).

Todo pueblo que desconoce su pasado está condenado a repetirlo, máxime si se lo tergiversa y ajusta a intereses personales.


En efecto, en la elección de alcalde celebrada el 12 de noviembre de 1905 se repite que seis concejales y los demás electores protestaron contra la validez de los comicios (Boletín oficial nº 294-27/12/1905).


Y nuevamente publica el Boletín Oficial la real orden “declarándose nulas las elecciones municipales últimamente celebradas en el Ayuntamiento de Finisterre” (“El Correo de Galicia”-15 de abril de 1906). Se había perpetrado un pucherazo más…

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