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jueves, marzo 21, 2024

Hidalguía fisterrana en la Catedral compostelana

La capilla de San Juan Apóstol es una de las primitivas capillas románicas absidales de la Catedral de Santiago fundada por el arzobispo Diego Gelmírez para rendirle culto a este santo, y fue también sede parroquial de la parroquia del mismo nombre hasta el año 1917.

Está desfigurada de su antigua construcción. El altar es de estilo barroco. Tiene sacristía hecha a expensas del canónigo Vasco Prego en el año de 1531. Aquí se enterró en 1608 la hermana del arzobispo Juan de Sanclemente: Dª María de Torquemada Sanclemente, quien fundó el 30 de abril de 1603 una capellanía, destinando 100 ducados para un sepulcro con arco greco-romano en la pared del lado de la Epístola, y otros 50 para que le dijesen dos misas rezadas semanalmente y una de aniversario (“Historia y descripción arqueológica de la basílica compostelana”, José María Zepedano y Carnero/Ed. Lugo – 1870).


Posteriormente fue el escribano del cabildo D. Pedro Díaz de Valdivieso quien da sepultura a su primera mujer Dª Juana de Leirado Nuñez en 1621.


Dejándose claro el origen de estos esposos en un documento que da cuenta de haberse “fijado edictos para la provisión de la capellanía de Valdivieso, y de haberse notificado a San Juan de Saídres, de donde era natural Juana de Leirado Nuñez, y a Finisterre, de donde era natural Pedro Díaz de Valdivieso” (03/07/1640-SdC).


Este prolífico notario con más de 1000 escrituras firmadas desde 1601 a 1632, recibió en 1603 una donación otorgada por D. Pedro de Samaniego, arcediano y canónigo de Santiago, y el racionero de Sancti Spiritus Alonso de Soiglesia, como cumplidores del difunto “Juan de Leirado, racionero que fue de Santiago, a favor de Pedro Díaz de Valdevieso, hidalgo y escribano del número de la ciudad de Santiago, como marido de Juana de Leirado, parienta del difunto (sin especificar el grado de parentesco), del lugar de Vilar, sito en San Breixo de Sergude, y otros bienes”.


En efecto, D. Juan de Leirado comenzó su carrera como mozo de coro y doblero (1550-1560), luego en 1574 fue nombrado capellán mayor de la capilla catedralicia de Nuestra Señora de la Piedad por su patrono el canónigo Pedro de Mondragón, beneficio que seguía teniendo en 1578 (véase mi artículo “Heráldica eclesiástica fisterrana en la Catedral compostelana”, Adiante Diario 2022).


Y acabó como racionero cantor (1577-1600), siendo sepultado junto a sus padres Alonso de Leyrado y María Paz en San Paio de Antealtares.


Al final de sus días el racionero Leirado legó 200 ducados a Dª Juana de Leirado (que era hija de Rodrigo Núñez y Mayor Rodríguez), por haberle servido durante más de 16 años, y a la que, además, le mandó varios muebles y enseres de casa (“Músicos prebendados en el siglo XVI” A. Iglesias Annuarium Sancti Iacobi, 2012, nº 1, 175-218).

En el muro de entrada a la capilla de San Juan hay un escudo de los “Díaz de Valdivieso” de Fisterra ornamentado con celada y brazo armado que empuña una espada quebrada. La división acuartelada lleva en 1º y 4º una torre en campo de azur, y en 2º y 3º campo de plata con bandas de azur; todo orlado con bordura de plata con ocho aspas de gules.
Y lo damos como apellido compuesto porque exactamente igual campean en el 2º cuartel de la piedra armera del Pazo de Monteagudo, en A Estrada (Pontevedra).


D. Gonzalo Del Villar Monteagudo era regidor y escribano de número en Padrón, casado con Dª Juana Perrúa Vaamonde, “dueños de las casas y lugar de Monteagudo” en 1680 (“La Casa de Monteagudo en la feligresía de San Jorge de Codeseda”, L. Ferro Pego/2008).
Dª Juana, fue hija de Ana Yáñez Vaamonde y del regidor y vecino de Padrón D. Francisco Perrúa Valdivieso, escribano en la jurisdicción de Quinta; nieta de Francisco Perrúa y Catalina Díaz de Valdivieso (naturales de Finisterre), y esta última hija de Dª Catalina de Porrúa y D. Diego Díez de Valdivieso, primo hermano del escribano D. Pedro Díaz de Valdivieso. Lo que explica el uso del blasón familiar por parte de Dª Juana Perrúa (†1721).


Debajo de la labra heráldica de la Catedral puede leerse “la s(epultura) de abajo et estas armas es de P Díaz de Baldebieso escribano de esta santa iglesia y Juana Leirado pri(mera) mujer, tienensieros dejaron sus fundaciones en esta santa iglesia por sus animas. Falescio año de 1621”. Deducimos que es posterior a la lápida, puesto que se supone ya casado con Dª Luisa de Castro (véase “Tres clérigos Valdivieso y una misma devoción por Finisterre”).


Y en la losa sepulcral pone: “S(sepultura) de P. Díaz de Baldevieso escribano de esta santa iglesia y Juana de Leirado su mujer y sus herederos”, rodeando un blasón con yelmo armado que contiene las armas del linaje Rodríguez: En campo de azur, una torre de oro y bordura de gules con ocho torres de oro. En el centro: “tienensia dotada”.


Así es que antes de fallecer en 1632, D. Pedro Díaz de Valdivieso hace donación de ochocientos ducados para un aniversario en la capilla de San Juan, donde se debía sepultar, y varios lugares y hacienda a la institución catedralicia, para la dotación de una capellanía en el coro de la catedral (eligiendo como primer capellán a su cuñado Pedro de Leirado), con la obligación de decir tres misas rezadas con sus responsos en la capilla de Ánimas por su alma y la de los difuntos de su familia.


También cedió la escribanía a su sobrino D. Pedro de Valdivieso, casado con Dª María de Velasco (†1632), descendiente de una rama secundaria de los Condes de Lemos, Mayorazgo de Neda. Este Valdivieso luego pasaría en 1638 a ser alcalde mayor del estado de Andrade y Pontedeume y administrador de las rentas del X conde de Lemos (futuro XIX virrey del Perú de 1667 a 1672), que incluían 13.000 ducados anuales procedentes de la jurisdicción del Cuzco.


Finalmente, como curiosidad, decir también que quienes acudan a la Catedral y visiten esta capilla verán un nicho de otra familia con vínculos en Fisterra donde destaca un escudo que conserva todos los esmaltes: pertenece al Regidor de Santiago D. Francisco Somoza y Camaño, y su esposa Dª Isabel de Montenegro y Ulloa (hija de D. Juan de Sanjurjo y Montenegro y Dª María Feliciana de Ulloa, naturales de Lugo). Ambos fundaron vínculo en favor de su hijo D. Juan Antonio de Somoza y Montenegro, Canónigo de Santiago, según testamento de 4 de junio de 1712.


E inmediatamente, si salimos al claustro, se encuentra la lauda de un hermano del regidor Somoza: D. Jacinto Somoza y Caamaño.


Natural de San Adrián de Moneijas, en Pontevedra, Obispado de Lugo. Fue bautizado el 18 de diciembre de 1647. Acordó pagar el primer manto en claustro del 27 de agosto de 1666. El 23 de abril de 1668 hizo la presentación para Licenciado en Artes. Fue Rector del Colegio en 1670, Canónigo doctoral y dignidad de Cardenal mayor en Santiago y Rector de la Universidad, cargo que ocupó muy poco tiempo por su fallecimiento, ocurrido antes del 10 de julio de 1700 (“Los colegiales de Fonseca”, Antonio Fraguas Fraguas – 1958).


Su lápida presenta el clásico morrión protector sobre un escudo cuartelado.
Primer campo: Un brazo armado con una maza en campo de azur, acompañado de seis dados (SOMOZA). 


Segundo: Una luna creciente, acompañada de ocho roeles (MENDOZA DE LUNA).
Tercero: Un árbol acompañado de diez lanzas, cinco a cada lado (CAAMAÑO).
Cuarto: Una cruz flordelisada acompañada de cuatro vieiras (RIBADENEIRA).


D. Francisco y D. Jacinto fueron hijos del regidor compostelano Pedro López de Somoza y de Clara de Caamaño de la Casa de Romelle, en Santo Adrián de Castro, jur. de Zas; nietos paternos del escribano de San Pedro de Santa Comba, Alberto Estévez de Caamaño, natural de San Miguel de Couso (hijo de Pedro Estévez y de Elvira da Cancela) y de Catalina López de Somoza (hija de Pedro López de Somoza y María de Lema); y nietos maternos del Señor de Romelle D. Álvaro de Caamaño Ribadeneira (hijo de Juan Vázquez de Caamaño y de Teresa de Lobera Mendoza) y de Dª Jerónima de Ulloa y Taboada (hija de Juan Gayoso de Taboada, Sr. de San Miguel das Penas, y de Inés de Losada y Quiroga).


Teniendo por vía materna dos tíos clérigos: el canónigo D. Jorge de Caamaño (que obtuvo a los 66 años una Cardenalía en 1674) y el licenciado D. Antonio de Ulloa, rector de la parroquia de San Juan de Sardiñeiro en Fisterra. Párroco que allí dejó construidas en 1686 tres casas, de las cuales una fue la primitiva rectoral (véase “Recuento de las Casas Nobles de Fisterra IV: los Ulloa”.

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