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viernes, marzo 22, 2024

J.J. Rosewarne, la pasión de un buscador de oro. Los señores del caolín

Rafael Lema- Acceder al episodio anterior

El inglés Rosewarne es pionero de la explotación de caolín en la Costa da Morte. La sociedad «Kaolines de Lage» dedicada a la explotación de caolines, se constituyó por escritura pública otorgada el 30 de julio de 1923, a fe del notario de Ponteceso D. Modesto Vázquez Amarelle. Integran la sociedad constituida en la Villa de Laxe bajo la razón social de «Kaolines de Lage»: John James Rosewarne, Víctor Landesa Doménech, Enrique Ferreiro Pondal, Plácido Vidal Díaz. Se nombra administrador de dicha sociedad al hermano de uno de los socios, Celestino Vidal Díaz. Rosewarne y Vidal son los verdaderos artífices de la explotación y los que se dedican en cuerpo y alma al negocio.

En una de las catas del inglés se cita la presencia de minerales asociados como el sílice. Con fecha 9 de junio de 1922, Enrique Ferreiro Pondal escribe a su socio Plácido Vidal Díaz: «Si la muestra que se me envió fue bien preparada, el resultado del análisis es más significativo de la composición que aproximadamente tendrá el cargamento preparado para el embarque. Hice un segundo análisis de la misma muestra y el resultado es el que sigue: humedad 1.23, sílice 60.78, alúmina 28.26, óxido férrico 0.90, cal 0.42, magnesia 0.29».

Plácido Vidal Díaz y John James Rosewarne realizan el trabajo de campo, la producción y logística de la empresa: contratación, explotación y transporte del material hasta su destino. por otro lado, Víctor Landesa y Enrique Ferreiro usan sus relaciones sociales para conseguir compradores en un país lleno de corrupción y fraudes. El cabotaje de Corme tendrá un papel muy destacado en la venta del mineral.

Foto- J.R. Varela

El intento de sacar oro en la Mina Nueva Esperanza de Meanos, en Zas supuso más gastos que ingresos al inglés, por eso buscó otras zonas y otros metales (wólfram, estaño, caolín).

» Kaolines de Laxe» nace con problemas. El más grave es quizá la falta de liquidez para dotar las instalaciones de toda la maquinaria necesaria que permita optimizar la extracción con objeto de mejorar el rendimiento y de rebajar los costes de producción. Gracias a las gestiones de Víctor Landesa se llega a un acuerdo con la fábrica de loza de San Claudio en Asturias para usar sus lavaderos. Otro de los problemas serios sería el transporte del material. Éste se realizaba por mar y dependía mucho de las circunstancias meteorológicas, así como de la disponibilidad de los barcos de cabotaje de la época, de Corme. Mientras Enrique Ferreiro y Víctor Landesa buscan mercados.

Es en 1922 cuando la empresa se consolida al conseguir pedidos regulares de la fábrica de loza de San Claudio en Asturias. En el mismo año se envían muestras de caolín a las siguientes empresas: Gijón: Benguria y Figuerola. Bilbao: Altos Hornos. Sevilla: La Cartuja, Cerámica de San Juan de Aznalfarache. Guipúzcoa: Papelera de Pasajes. Bilbao: Sociedad General de Productos Cerámicos. En abril de 1923, la empresa se encuentra en un momento crítico.

El aumento de los pedidos hace que las instalaciones de Laxe se queden obsoletas. En Noviembre de 1924 una fuerte tormenta tira con la caseta del motor de achique provocando la paralización de los trabajos al inundarse los pozos de donde se extrae el material. En enero de 1925 falleció el capataz del yacimiento Francisco García, víctima de una pulmonía. En febrero de 1925 se llega a un acuerdo en virtud del cual Enrique Ferreiro y Víctor Landesa se hacen con la mitad de la empresa.

La proposición de venta fue: 125.000 pesetas a repartir entre los dos socios. 62.500 pesetas al contado y el resto en cinco anualidades a razón de 12.500 pesetas cada una. Este acuerdo permitió la continuidad de la empresa aunque no fue hasta la llegada de Isidro Parga Pondal en 1936 que la empresa comenzó a vivir sus momentos de gloria. En 1927 falleció D. John James Rosewarne y se practica una liquidación, a partes iguales entre los socios, de las propiedades comunes.

De entre los socios cabría distinguir dos grupos. Por un lado tenemos a Plácido Vidal Díaz y a John James Rosewarne, quienes realizan el trabajo de campo, la producción y logística de la empresa: contratación, explotación y transporte del material hasta su destino. Por otro lado, Víctor Landesa y Enrique Ferreiro usan sus relaciones sociales para conseguir compradores. Vidal y el inglés son los verdaderos hombres de la mina.

Plácido Vidal comenta por escrito en carta dirigida a uno de sus socios: «El barco salió de Corme el día 16 con viento favorable, pero a las pocas horas cambió el norte, y temo esté de arribada en algún puerto, y esto es una contrariedad porque precisan la arcilla para el día 20 (16-mayo-1922)». Con fecha 9 de junio de 1922, Enrique Ferreiro Pondal escribe a su socio Plácido Vidal Díaz: «Hoy he recibido un cablegrama de Nueva York en el que me dice un amigo (que llevó una pequeña muestra de kaolín lavado cuando marchó para allá) que le envíe una muestra grande y le diga precio y cantidades que se pueden servir mensualmente.

En vista de esto conviene preparéis ahí una muestra de 10 o 20Kg del kaolín bruto, pero blanco y otra de igual cantidad lavado. Como no estamos por ahora en condiciones de hacer el lavado en grande, pero si los pedidos son importantes pronto trataremos de la conveniencia del lavado. Yo le escribiré a mi amigo y le diré que la explotación está en sus comienzos, y por tanto no podemos comprometernos aún a suministrar el kaolín lavado y que si lo admiten en bruto, por ahora se lo mandaremos así, si bien yo creo que para tan lejos no les convendrá en bruto; respecto a precios, ya me diréis, lo que os parece se le diga.»

Enrique Ferreiro y Víctor Landesa buscan mercados por todas partes. Dice Landesa: «fábrica de Trubia, 12 de junio 1922. En mi poder dos cartas que contesto hoy de un modo rápido porque estoy muy ocupado teniendo que resolver varios asuntos antes de emprender un viaje a Cádiz a ver unos cañones que tenemos que recomponer. A la vez tomaré tierra en Sevilla y veré si se puede hacer algo en las fábricas que hay allí; para esto necesitaría llegase antes del próximo domingo (día de mi salida) el barco, para poder llevarme muestras del kaolín que viene para San Claudio, ya veremos, sino llevaré una que tengo del blanco. La factura la podéis mandar a D. José Fuente de Trubia y propietario de la fábrica de loza San Claudio y precio de 35 pesetas, pues en vista de que no viene mezclado se lo dije al ingeniero y no tuvo inconveniente en subir cinco pesetas. Se pesará aquí y su importe ya les dije que lo abonen en la C/C de Enrique en el Banco de España en Madrid. Si el kaolín les sirve, pues tan pronto llegue empezarán a fabricar con él. En últimos de julio o principios de agosto se podrán hacer dos o tres cargamentos más hasta completar 400 o 500 toneladas».

Victor Landesa Domenech: militar de carrera, en 1926 era Comandante de artillería. Su familia materna era de Laxe, antiguos fomentadores de la pesca catalanes. Estuvo destinado en la fábrica de armas de Trubia en Asturias. Tenía una tupida red de amigos y conocidos que se extendía desde Asturias, pasando por Santander hasta los Altos Hornos de Bilbao. Debido a sus múltiples ocupaciones viajaba mucho por todo el territorio nacional.

Enrique Ferreiro Pondal: sobrino del poeta Eduardo Pondal, reside en Madrid. Farmacéutico y analista de profesión será, junto con Landesa el encargado de buscar mercado. Es primo hermano de Isidro Parga Pondal, continuador de la empresa a partir de la guerra civil, con el apoyo de técnicos alemanes y autoridades franquistas, necesitadas de materia prima en la autarquía, y de divisas. Incluso los barcos usados para el transporte eran lanchas de desembarco alemanas reconvertidas.

Plácido Vidal Díaz: natural de Laxe, es el padre del conocido fotógrafo D. José Vidal García. Él mismo era aficionado a la fotografía, es más, es el pionero desde 1890, usando daguerrotipos. El otro pionero es el señor Enrique Placeres, maestro de Fisterra. Plácido era un hombre de negocios, emprendedor y muy bien relacionado en toda la Costa da Morte. Era el único que mantenía residencia habitual en Laxe y por lo tanto las gestiones y la toma de decisiones más inmediatas eran cometido suyo .informaba al resto de socios de la situación de la explotación y aconsejaba sobre los temas que consideraba más importantes teniendo en cuenta que era el mejor conocedor del yacimiento.

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