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domingo, septiembre 29, 2024

La Guerra Civil en el mar del Almirante Moreno – Tercera Parte

Rafael Lema y Shaila Agustín

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El almirante Francisco Moreno Fernández publicó «La guerra en el mar» en 1959. Son las memorias del almirante de la flota nacional durante la guerra civil española, escritas durante su estancia en Ferrol como capitán general entre 1940 y 1942. En este trabajo en el que conté con la ayuda en la transcripción de Shaila Agustín (Laracha) vamos a centrarnos en tres capítulos con protagonismo gallego. Si el alzamiento en Ferrol y las primeras operaciones de la flota nacional en el Cantábrico centraron los dos primeros capítulos ahora trataremos sobre la campaña de los bous artillados.

CAMPAÑA DE LOS BOUS

Antes de continuar con este relato, se incluye un resumen de la actuación de los bous en el Norte hasta los últimos días de septiembre de 1936 en que, por imposibilidad de dirigir sus operaciones desde el «Canarias», con el que estaba actuando en el Mediterráneo, dejaron de pertenecer a mi insignia y pasaron a las órdenes del Comandante General del Departamento Marítimo del Ferrol.

Su armamento empezó a principios de agosto de 1936; estos buques eran pesqueros de 200 a 300 toneladas y de ocho a nueve nudos de velocidad, cuya ocupación habitual era la pesca en alta mar, siendo, por consiguiente, muy marineros.

Sus dotaciones estaban formadas por marineros de la Armada y falangistas, que embarcaron a última hora. El mando de estos buques se dio al Teniente de Navío, conservando, por lo general, el propio maquinista y el personal de fogoneros. Se les montaron a casi todos dos cañones de pequeño calibre y no se les pudo dotar de armamento antiaéreo por carecer de él. El primero que salió fue el «Denis» y poco después, los demás.

La Flotilla estaba constituida en principio por los siguientes buques:

«Tritonia» mandado por el Teniente de Navío don Félix de Ozámiz.

«Denis» Teniente de Navío don Manel Aldereguía.

«Virgen del Carmen», Teniente de Navío don Javier Quiroga, conde de Villar de Fuentes.

«Txit-Ona», Teniente de Navío don Manuel Seijo.

«Juan Ignacio», Teniente del Navío don Antonio Díaz Pache.

Remolcador «Argos», Teniente de Navío don Ramón Liaño.

Remolcador «Galicia», Alférez de Navío don Federico Sánchez-Bercáiztegui.

A principios de septiembre se incorporaron el «Santa Urbana» y el «Juan Mary», al mando de los Tenientes de Navío don Luis Pintó, respectivamente.

La base de operaciones de estas fuerza era Ribadeo, adonde se llevó un aljibe, cuyo mando se dio al Alférez de Navío don Manuel Rodriguez Rey, y el buque carbonero «Hernani», del cual se aprovisionaban de combustible.

Al poco tiempo fue reemplazado el «Txit-Ona», con averías en el casco, por el «Ciriza número 4», pasando la dotación del primero al segundo.

La campaña desarrollada por estos bous fue verdaderamente notable; vigilaban la costa, apresaban a los buques rojos, perseguían a los submarinos y apoyaban el avance de la columna del Coronel Martín Alonso, que operaba por las costas de Asturias.

Cuando los bous se encontraban en alta mar no tenían comunicación con la base, pues sólo disponían de una estación de telefonía de alcance muy reducido, y frecuentemente estaban incomunicados entre sí.

En los primeros días de septiembre los rojos tenían en el Cantábrico cinco submarinos tipo «C» y el «B-6» que, a su llegada al Norte fue echado a pique por el «Galicia». También disponía de algunos bous armados y de un torpedero; contaban con varios aeródromos, entre ellos uno de Santander y otro en Gijón , de donde salían los trimotores y bimotores que bombardeaban a nuestros bous.

Nosotros no disponíamos más que de un solo aparato, viejo, tipo «Saboya» , tripulado por el Comandante de Artillería de la Armada don Leopoldo Brage, que se encargó de rebajar el espíritu de los rojos, efectuando frecuentes exploraciones.

En las primeras semanas de agosto, antes de formarse la Flotilla , fue apresado por el enemigo el bou armado «Tiburón», que entró en la bahía de Santander y, atacado después por la aviación, fue, finalmente apresado. Este bou lo utilizó posteriormente el enemigo.

La Flotilla apresó al mercante rojo «Ugando», de 7000 tonelada, al «Ulia», de 4000, al «Alfonso Serra», de otras 4000, y reconoció varios buques extranjeros, consiguiendo que no entrasen en puertos rojos.

Durante el avance de la columna del Coronel Martín Alonso desde el Cabo de Vidio a San Esteban de Pravia bombardearon el Monte de Santa Ana, en difíciles condiciones, por estar cerrado en niebla y ser hostilizados por la aviación roja.

El 19 de agosto salió de Ferrol el «Tritonia»: el día 20, a las altura de Luarca, detuvo a un pesquero que no hizo caso a las señales, disparándole con el cañón de proa un disparo de aviso. La boca del cañón saltó hecha pedazos, sin herir, milagrosamente, a nadie; se cortó el cañón por donde había quedado sano, para evitar la línea de rotura, quedando listo para hacer fuego.

Pocas horas después avistaron al «Cervera» y al vapor «Arriluce», este último varado en Cabo Negro obligado por aquél: el «Cervera» ordenó al patrullero que recogiese un bote suyo que se encontraba en las proximidades del vapor, embarcando en el «Tritonia» un Alférez de Navío del «Cervera», el Capitán del «Arriluce» y otros tripulantes del vapor, que traía aquél detenidos en el bote. El «Tritonia» rechazó el ataque de un avión y abrió fuego contra el «Arriluce» para utilizarlo, haciéndolo también el «Cervera». Durante la noche, el «Tritonia» se mantuvo a poca distancia, disparándole cada dos horas y, al amanecer, lo bombardeó a 600 metros. Durante todo el tiempo fueron hostilizados por ametralladoras enemigas situadas en Cabo Negro, consiguiendo evitar, a pesar de ello, que la carga fuese desembarcada.

El día 23, el «Tritonia» evitó la entrada en Santander de un buque estoniano, aguantando durante todo el día los repetidos ataques de la aviación roja, que lo bombardeó a 200 y 400 metros de altura, lanzando unas setenta bombas, que no produjeron más daño que unos cinco heridos. A estos ataques se respondía con fuego de cañón y de fusil y se empezaron a emplear cohetes de gran potencia, que dieron excelentes resultados, ya que con ello se consiguió que los aviones bombardeasen a 1000 y 1500 metros de altura, dificultando su puntería.

El 3 de septiembre, al dirigirse la pareja «Tritonia»-«Virgen del Carmen» a Cabo Vidio, para prestar apoyo a la columna de Asturias, avistaron al Norte un submarino tipo «C», que navegaba en superficie. Arrumbaron hacia él y al estra en distancia de tiro dispararon. Debido a su mayor velocidad escapó al Nordeste, pero las parejas «Ignacio»-«Argos» logró entablar un combate que duró poco más de una hora, disparándose muchos cañonazos, principalmente por el «Juan Ignacio» con su cañon de 76mm; el submarino respondió con cuarenta y tantos disparos y al verse acosado se sumergió. Al poco, volvió a salir a superficie, siendo perseguido por los seis bous y atacado después po el hidro de Brage; no obstante, consiguió escapar a toda velocidad, sumergiéndose al presentarse el «Velasco», que le lanzó dos cargas de profundidad que parecieron haberle destruido. Meses después se comprobó que no había sido así.

El día 7 de septiembre se ocupó San Esteban de Pravia por la columna de Asturias, cooperando en la operación la Flotilla («Tritonia» , «Ciriza», «Virgen del Carmen» y «Galicia»), consiguiendo apagar el fuego de una batería roja de la desembocadura del Nalón. En la tarde del mismo día estos mismos bous apresaron y condujeron a Ferrol al vapor «Ulia», que con cargamento de fosfatos, se dirigía a Francia.

El día 10 de septiembre salieron de Ferrol los bous «Tritonia», «Virgen del Carmen», «Ciriza», «Argos» y «Santa Urbana» convoyando un carbonero hasta Ribadeo; después, continuaron cruzando por parejas en la costa cantábrica.

En la noche del 11 la pareja «Argos»-«Ciriza» apresó al vapor «Alfonso Senra», que, con las luces apagadas , se dirigía a Gijón. Pocas horas después, el «Tritonia» apresó al vapor «Ugondo», que también se dirigía a Gijón, y lo condujo a Ribadeo, donde llegó el día 12; posteriormente, se llevó el buque a Ferrol.

El día 13 salieron de Ribadeo el «Tritonia», «Virgen del Carmen», «Santa Urbana» y «Galicia» para un crucero de cinco días de duración, con orden de encontrarse el día 15, al amanecer, al Norte de Cabo Higuer para efectuar la escolta antisubmarina del «España», mientras éste bombardea los fuertes cercanos a San Sebastián , debiéndose reunir allí también los bous «Denis» y «Juan Mary».

Al no encontrar al acorazado se hizo una exploración hacia el Oeste para buscar al «Denis» y al «Juan Mary», que tampoco aparecían. Durante la noche, divididos en parejas, vigilaron de cerca la costa de Vizcaya y parte de la de Santander. La pareja «Tritonia»-«Santa Urbana» se adentró en el abra de Bilbao, disparando dos cañonazos para sembrar la alarma.

El día 8 se mantuvieron durante la mañana los cuatro barcos a diez millas al Norte de Santander, esperando para efectuar la escolta del acorazado, que tampoco apareció; durante la espera fueron bombardeados por un trimotor rojo. Los buques conservaron durante el bombardeo su formación antiaérea; en el «Santa Urbana» hubo varios heridos debido a la metralla, entre ellos el Comandante. Al anochecer del día 17 entraron en Ribadeo y casi al mismo tiempo lo hicieron el «Denis» y el «Juan Mary», que habían llegado hasta la frontera francesa sin encontrar a los demás. Al comenzar este crucero, los bous «Ciriza», «Argos», «Juan Ignacio», «Denis» y «Juan Mary» efectuaron la protección antisubmarina del «España» durante los bombardeos que éste efectuó sobre Gijón.

El día 18 de cesaron en Ribadeo el «Denis» y el «Virgen del Carmen», que pasaron a Pasajes, donde se constituyó una segunda Flotilla.

El día 19 de septiembre el «Galicia» hundió en combate desigual al submarino «B-6»; el «Galicia» recibió cuatro o cinco disparos , que le produjeron diversas averías, un muerto y nueve heridos. Por este hecho fue recompensado el Comandante del «Galicia» con la Medalla Naval y, posteriormente , con la Laureada de San Fernando. El «Velasco» cooperó con sus disparos al hundimiento del buque y apresó a su dotación.

En las primeras horas de la mañana del día 20 de septiembre, encontrándose los bous en Ribadeo, se les avisó que cuatro submarinos enemigos se encontraban cerca del puerto y se dirigían a toda fuerza a la costa. El Jefe de la Flotilla se trasladó del «Tritonia», que estaba en reparación, al «Ciriza», saliendo con el «Argos» y «Juan Ignacio» en busca de los submarinos, que no avistaron, probablemente por haberse sumergido.

La labor realizada por los bous es digna de los mayores elogios. Armados apresuradamente con dotaciones improvisadas, fueron lanzados a la mar con sus propios medios, y desempeñaron las funciones más diversas. La resistencia y entusiasmo de que dieron prueba sus dotaciones fueron verdaderamente excepcionales. Desde la aparición de submarinos rojos en el Cantábrico, a fines de agosto, estaban con velocidad superior y cañones más potentes. Sus meritorios servicios en el Cantábrico continuaron hasta la total rendición del Norte, a principios de noviembre de 1937.

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