Rafael Lema Mouzo-
Hace casi un siglo, durante la Dictadura de Primo de Rivera, se llevó a cabo en la zona una política de obras públicas nunca vista. Bajo la alcaldía de Eliseo Moreira y con Benito Blanco Rajoy de diputado comarcal, en Camariñas en 1930 se aprobaron importantes obras, además de la apertura o reparación de las hasta entonces imposibles carreteras provinciales.
Los malecones de Ponte do Porto y Camariñas, o el dique de abrigo del puerto camariñán fueron algunas de estas grandes empresas. El adoquinado que hasta los años ochenta lucía Ponte do Porto y sus árboles bordeando la carretera eran de esta época. O a la ampliación del puente medieval. El problema vino con el exilio del rey y la entrada de la República, junto a la galopante crisis mundial, que dejaba en el aire por ejemplo la inversión portuaria.
Pero en estas llega la providencia a la ría en forma de un magnífico yate de lujo de tres palos nunca visto por estos pagos, un yacht de modelo inglés en el que no pocas veces se subió la familia real española. Pertenecía al gran magnate empresarial de la España de su tiempo, el vasco Horacio Echevarrieta. Este empresario y político bilbaíno estuvo presente en todos los grandes movimientos de capital de antes de la guerra. Su nombre figura al lado de Iberia, Cemex, Iberdrola, los astilleros Izar, el más moderno submarino de su tiempo (E-1), la urbanización de la Gran Vía de Madrid, el aerocar del Niágara, las minas vascas e incluso marroquíes.
En sus astilleros se construyó el buque escuela Juan Sebastián Elcano, cuyo nombre él propuso. Y el buque escuela gemelo Esmeralda de la Armada chilena. Pese a sus ideas republicanas fue buen amigo de Alfonso XII que lo propuso para un marquesado que no aceptó. Defendió los fueros vascos y participó en la Revolución de Asturias en 1934, promoviendo junto al socialista Indalecio Prieto el contrabando de armas desde Portugal a bordo del capturado mercante Turquesa, del que ya hemos hablado. Durante la guerra procuró distanciarse de ambos bandos, una neutralidad que en España siempre se paga con el olvido. ¿Que tiene que ver Echevarrieta con la construcción del muelle de Camariñas?
¿Que tiene que ver Echevarrieta con la construcción del muelle de Camariñas?
Esta es la segunda parte del asunto, que conocí a través de mi amistad con la familia Teijeira. Entrando en la ría, a refugio de un temporal, el yate del bilbaíno fue auxiliado por un comerciante local, que le sirvió de práctico y le prestó los recursos necesarios durante su estancia, Manuel Teijeira Hernández.
Este camariñán emigró a Buenos Aires soltero y creó un negocio de telas. Se casó por poderes con Rafaela Brunet Pazos. Tuvieron tres hijos, Gerardo, Javier y Rafaela. Gerardo y Javier nacieron en mi pueblo, Ponte do Porto, y Rafaela en A Coruña. La mujer murió a consecuencia de ese parto, por lo que quedaron huérfanos Gerardo con 2 años, Javier con 1 año y Rafaela recién nacida.
En aquella época el señor Manuel ya tenía el negocio funcionando y pasaba medio año en Argentina, por lo que trasladaron a los niños a vivir a Camariñas a casa de sus abuelos. Su hijo Javier Teijeira fue un destacado médico de una nueva especialidad, la Neurofisiología, que abordó con total dedicación, sobre todo en Navarra.
Echevarrieta por los servicios prestados se ofreció a Teijeira para cualquier petición que el pueblo de Camariñas quisiera hacer a su amigo, el rey. Y ahí aprovechó el comerciante local para pedir su mediación en la construcción de un nuevo muelle en Camariñas. «Meu dito, meu feito». Los trámites del nuevo dique, que aprovecharon las piedras del antiguo castillo del Soberano, llegaron por la vía rápida al consejo de ministros de la mano del emprendedor vasco y pese al cambio de rumbo de la política nacional eran ya un hecho consumado y licitado en los últimos meses del reinado. El 12 de enero de 1931 se contrataron las obras del dique de Camariñas con un presupuesto de 320.768 pesetas con 85 céntimos. Durante la República y aun después de la guerra se fueron acometiendo las mismas, con sucesivas nuevas contratas.