– Cristóbal Mourín-
El 13 de septiembre de 1932, distintos periódicos de todo el estado español daban cuenta de un suceso en la tradicional romería de la “Virxe da Barca”. La aglomeración de gente, el domingo que es el día grande, en el templo, provocó que se hundiera el camerino situado encima de la sacristía de la iglesia. El suceso se saldó con trece personas heridas. Y muchas de ellas sin sus carteras.
Días después se supo la verdadera historia del “Domingo da Barca”. Según cuenta la prensa de la época, en días previos un grupo de timadores corrió la voz de que ese día estaría en el santuario una mujer endemoniada.
El timo de la endemoniada
Llegó el día y los promotores de la iniciativa, expertos carteristas, llevaron a una mujer que “representaba su papel a la perfección”. El inocente sacerdote intentaba hacer besar una imagen a la falsa endemoniada. La gente asistía a la ceremonia, mientras sus bolsillos se quedaban vacíos por la acción de los carteristas.
Para colmo, llegó el desplome de las estructura, con trece personas heridas. Posteriormente a la trágica escena, distintas personas comenzaron a echar en falta carteras y dinero.
¿Y el final de la historia?. La Guardia Civil inició una investigación que culminó con la detención de los delincuentes. Y de la “endemoniada” también.