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martes, enero 21, 2025

Muxía y la primera representación de la Semana Santa en la Costa da Morte eliminada por la Inquisición

Rafael Lema Mouzo-

Esta semana santa no se pudo celebrar con toda solemnidad la representación de la Resurrección en Fisterra ni salieron en procesión las cofradías de la zona, actos que como veremos cuentan con una tradición secular no exenta de sus polémicas en el pasado.

En 1546 toma posesión de la diócesis compostelana el arzobispo don Juan Manuel, pero en sus cinco años de posesión de la tercera mitra del país no pisó Galicia. Cubrió su ausencia el licenciado Alonso de Velasco quien emprendió la ardua tarea de estar en todos los arciprestazgos como vicario y visitador general. El original de esta visita de 1547-48 se conserva en el archivo de la catedral de Santiago (ACS. L.275 a 279). Nos aporta una valiosa documentación sobre el estado de las parroquias de la Costa da Morte, Bergantiños y Xallas (Céltigos, Nemancos, Soneira, Seaia) que podemos contrastar con las visitas de 1530-40 y la más conocida de Del Hoyo de 1607.

No es que el visitador recorriera todas las parroquias, aunque alguna la ve varias veces, incorpora datos recogidos también por otros enviados, o copia en parte las visitas de 1530-40. En general tenemos un espejo del estado de la diócesis más grande de galicia antes del Concilio de Trento que arroja muchas curiosidades, y pone de relieve la voluntad de reforma impulsada por los obispos ya antes del concilio, pero también los muchos problemas encontrados que la impiden, en buena medida por la tradición y los privilegios (rechazo del cabildo, de los curas, nobles y pueblo).

Por ejemplo, conocemos la ubicación de un amplio número de albergues o hospitales de peregrinos en la costa entre Malpica y Cee (no habiendo camino oficial que abarque a la mayoría), que refuerza el valor de la peregrinación marina en nuestros puertos en una época todavía de gran flujo. La baja dimensión demográfica de las parroquias, con 23 casas de media, que dificulta el mantenimiento de la iglesia y la atención del cura (a veces sin presencia en diez o quince días); las grandes faltas del clero encargado de pastorear (baja formación, pobreza material, deficiente comportamiento); con un elevado absentismo, un 80 por ciento de las iglesias no atendidas por el cura titular sino por clérigos o criados, con dudas en muchos casos sobre su pertenencia al estado eclesiástico.

El peligro de las capillas costeras, con citas a robos de piratas y barcos extranjeros, la pobreza material de las mismas en objetos sagrados de valor. Es pues un documento de gran valía del que podemos extraer muchas notas curiosas.

La primera en la que vamos a incidir apunta a la permanencia en los puertos de la costa (en Nemancos, Seaia y también en la zona xalleira) de muchos clérigos franceses o de Centroeuropa, en general refugiados por guerras o exiliados por conflictos religiosos.

En la comarca hasta un 25 por ciento de las iglesias eran atendidas por estos «franceses»; entre los que había también húngaros o croatas, de zonas acosadas por las rapiñas de turcos y tártaros, lindantes con los señoríos del monarca castellano y emperador Carlos V quien acogió a miles de «germanos» y eslavos. Y como consecuencia de esta presencia tan singular, se destapan comunidades filo protestantes, neo erasmistas, clérigos influenciados por las ideas reformistas. Una de ellas en Muxía, en donde procedió con pronta tarea la Inquisición, como a fin de siglo debió atender otras veleidades en el interior de la ría , en Ponte do Porto y Carantoña.

Una nota destacada de la visita se refiere a un acto que hoy resulta una seña de identidad de la Semana Santa en la comarca, las representaciones de la pasión de Cristo, que como veremos no empezaron con buen pie. Pero en este caso nos da cuenta el vicario de la escenificación de la Pasión en Muxía no en Fisterra, en donde no se hace referencia en este siglo y por lo tanto se trata de una tradición posterior y distinta, centrada en la resurrección. En el siglo siguiente hay citas al monumento de la pasión, al músico, y a actos de Semana Santa en varios puntos de la comarca (de hecho yo poseo un libro de autos sacramentales de 1622 de un cura ceense) pero ésta de 1547 es la primera vez que se cita la representación teatral de Pascua en Nemancos y en el extenso arcedianato de Trastámara.

El abandono por parte de los párrocos formados y titulares de las parroquias en manos de «mercenarios», cuando una cuarta parte son además extranjeros (muchos sin titulación acreditada, que escapan o no se presentan a la vista) explican la existencia de expresiones religiosas peligrosas en la zona costera, la más afectada por la presencia de estos clérigos franceses y por extranjeros en general entrados por vía marítima a comerciar o peregrinar.

En la villa de Muxía, dentro de una ría y arciprestazgo de Nemancos especialmente atractivo para estos curas foráneos, el visitador llegó a amenazar con denunciar a los vecinos y pastores ante la Inquisición de Valladolid si continuaban las representaciones de la pasión de Cristo que venían escenificando cada año.

Por ello vendrían de la década anterior. Tras las denuncias desaparecieron los actos que más parecen obra de estas influencias reformistas europeas de acercamiento del Evangelio al pueblo y participación del mismo en los oficios que a una tradición asentada de época medieval.

Una posible herejía en Muxía

El visitador se escandaliza por lo que cree una herejía y así escribe en el libro de actas de la visita en 1547: «que por quanto ha sido informado que en esta dicha iglesia e villa la Quaresma pasada se han hecho representaciones de la pasión de Nuestro Señor, precoz y deshonesta y desvergonzadamente por personas idiotas, burladores e individuos que no saben ni entienden lo que hacen, en gran escándalo, burla y oprobio de la religión cristiana e reverencia que se debe a Nuestro Señor Jesucristo, que por nos padesció; que mandaba e mandó en vitud de santa obediencia e so pena de excomunión ipso facto, cuya absolución reservó a su Señoría Ilustrisima, que de aquí adelante ningún clérigo, ni lego, ni otra persona hagan las dichas representaciones en ninguna con apercibimiento que si lo contraviniere se dará noticia dello a los señores inquisidores de Valladolid para que procedan contra los tales como contra herejes, enemigos de nuestra santa fe catholica, e so las dichas censuras mandó al rector que es o fuere de la dicha iglesia, que no consientan hacer cosa alguna cerca de lo susodicho e que si alguno lo tentare de hacer luego se dé aviso a su ilustrísima Señoría e a los Señores Inquisidores para que el que lo contrario hiciere sea punido e castigado».

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