-Rafael Lema Mouzo-
El tiempo es algo que se escapa entre los dedos, que corre como el aire y que no podemos retener. Pero los relojeros trataron de hacerlo, o por lo menos domarlo, ejercer un cierto control inventando horas y minutos, máquinas cada vez más perfectas. Con todo, son muchos los coleccionistas de relojes antiguos, o los que intentan crear preciosas máquinas del tiempo con oficio de artesanos.
Los relojes de Salvador
Salvador Sendón Santos es un vecino de Vilaboa-A Coruña, nacido en Ponte do Porto, que aprovecha su jubilación para hacer creaciones artísticas que además tienen un aspecto práctico: miden las horas. Así elabora relojes con piezas sacadas de elementos comunes, de piezas de maquinaria, fontanería, equipos marinos, a los que incorpora otra de sus pasiones, piedras semipreciosas que encuentra en sus caminatas por las Mariñas y la Costa da Morte.
El gusto por las máquinas le vendría de la niñez, su padre conducía uno de los escasos coches de servicio público de la ría de Camariñas, el famoso «coche de Sendón» en la dura posguerra. El objetivo de esta afición es sólo la realización personal, admirar el mueble donde coloca sus piezas, enredar en sus momentos de ocio y mostrar las fotos en las redes sociales, ya que no las hace para vender ni las expuso en público.Son muchos años de pasión que fueron alimentando el pequeño museo de su casa.
Importante colección de minerales
«Lo paso muy bien haciendo estas máquinas del tiempo, pero mejor lo paso haciendo de geólogo, tengo una colección de minerales muy interesante» nos recuerda este porteño, emigrante en Inglaterra y que retornó a la patria para trabajar y vivir en A Coruña. Allí vemos amatistas, geodas de calcedonia, ágatas con cuarzo.
Y ,en medio, la esfera del reloj marcando el paso de las horas, de los días. En Ponte do Porto son muchos los que esperan ver un día una muestra de su vecino, cuando los lindes estén abiertos y la vida un poco más activa. Él sigue creando, y sumando más muestras a su colección de minerales.
