– Xosé Manuel Lema –
El marco de nuestra historia se remonta algo más de cuatro décadas en el tiempo. A tierras alavesas. El 4 de octubre de 1980 se celebran las fiestas patronales de Salvatierra. Hay una carrera ciclista con medio centenar de participantes y numerosos vecinos atentos a la salida.
Tres agentes de tráfico acuden a regular la prueba. Son el cabo José Luis Vázquez Platas y los agentes Avelino Palma y Ángel Prado.Jose Luis era del municipio de Coirós, Ángel de Sobrado dos Monxes y Avelino Palma, de Badajoz.
Cuando el cabo gallego Platas está entregando la documentación a los promotores del evento se produce la cruel escena. De entre la gente salen tres terroristas y disparan contra los agentes. Las ráfagas les sorprenden. Dos mueren inmediatamente y el cabo Vázquez Platas cae herido pero se mantiene con vida. Alguien advierte a un terrorista que el agente está vivo. Da la vuelta y lo remata.
Huida, motos huérfanas, manchas de sangre, Serrín, munición parabellum y vidas rotas. Se apagaron los sueños de tres servidores públicos para encender la ira de una lucha paranoica. Gema López, la esposa de José Luis, estaba en la cocina de su casa en Vitoria. Aquel día las malas vibraciones invadieron su cuerpo. Una jornada de descanso prevista que acabó convirtiéndose en el último servicio.
“Tenía una sensación muy extraña. Como si me estuvieran retorciendo el estómago. Algo mme decía que no iba bien la cosa. Que algo estaba fallando”.
Capilla ardiente en el Gobierno Civil de Álava, Funeral en Vitoria y traslado a los cementerios respectivos. Sin hacer demasiado ruido. No cabe el desaliento decía el Ministro de Defensa, Rodríguez Sahagún, en el Funeral. Bastaría con mirarle a los ojos a las tres viudas y preguntarles por el aliento que recibieron durante años.
José Luis Vázquez Platas
Al cabo Platas, al que le faltaba muy poco para retornar a su querida Galicia, lo remataron al grito de “Está vivo”. Lo recordaba en TVE, la viuda de Avelino Palma, Manuela Orantos: “Los dispararon a bocajarro. Al cabo lo hirieron en un brazo. Se metió debajo de un coche para resguardarse y los epesctadores empezarona gritar:Está vivo. Y lo remataron”
Y la propia Gema López Quintanal también nos aportaba su testimonio. “Los otros pobres murieron pero no se enteraron. Un disparo en la nuca y quedaron en el acto. Pero José Luis se escondió detrás de un coche. Los “sin nombre” dieron la vuelta prque la gente gritó “queda uno vivo”. Y le descargaron 24 tiros.
El triple asesinato de Salvatierra, en los años de plomo, fue uno de los más crueles de ETA, por sus propias características de impunidad y colaboración social. Recordemos que un cura, si, un sacerdote llamado Ismael Arrieta fue condenado por cooperar con los terroristas. Un suceso del que nos habla el historiador Gaizka Fernández Soldevilla:
“El atentado de Salvatierra fue uno de los atentados más crueles y chocantes de ETA. En este caso hubo factores como la información privilegiada con la que contaron los terroristas y la complicidad de una institución local importante y de unos vecinos del pueblo. No hubo casos tan flagrantes de complicidad con el terrorismo y difícilmente se produjo algo parecido en los siguientes años. Condensa perfectamente lo más dramático del terrorismo”
José Luis Vázquez Platas, Avelino Palma Brioa y Ángel Prado Mella ocupan hoy nuestra reseña histórica, en homenaje a ellos, a sus familias y a todas las víctimas del terrorismo.
Está vivo, decía o decían…..
Vaya pandilla de hijos de puta, unos por colaborar, otros por alentar y el resto por mirar para otro lado.
Esoy seguro que las generalizaciones acarrean injusticias, pero uno siente tal indignación ahora y en su momento, por ésta lacra del tiro en la nuca que daba, da y dará mucho asco.
Lo del cura… VHDLGP el tal Isamel