Xosé Manuel Lema @xmlema
A Carlos Manuel Patiño Casanova, un joven de Vilamaior(A Coruña) le cambió la vida aquel jueves 18 de noviembre de 1982.El olor a pintura y esfuerzo se cambió por el de la de pólvora y la injusticia.
Buscaban trabajos para a hacer y son ametrellados
Tenía 29 años y residía en Pasajes Ancho, en San Sebastián.Estaba casado y tenía dos hijos. Era montador y pintor de profesión.Ese día viajaba en un Seat 127 con sus compañeros Francisco Rosco y Esteban Fariña. Según acabó confesando el suegro de Fariña a El Diario Vasco “Los tres andaban juntos porque realizan algunos trabajos pintando y empapelando. Siempre andan buscando algunos trabajos para hacer.
Al pasar por una calle del barrio de Beraun,de la localidad de Rentería, un Renault 12 les esperaba estacionado con tres individuos, sedientos de sangre.El conductor disparó a una rueda delantera para detener al vehículo de los pintores, y su acompañante, saliendo del coche, les roció con una lluvia de metralla. Desde dentro, los otros dos delincuentes, acompañaron el carrusel de fuego disparando con una pistola y otra metralleta.
Resultaron gravemente heridos. Unos veinte casquillos de bala del calibre 9 mm Parabellum fueron contabilizados por efectivos policiales, en la zona.
Confusión e infamias
ETA reivindicó el atentado pero no el error en el objetivo. Si todo asesinato es un error, en este caso, les habían confundido, presumiblemente, con agentes de la Guardia Civil. Al parecer, el coche, que era propiedad de Fariña, había sido comprado en su día a una persona relacionada con la Benemérita. Y lo hizo acusando a los trabajadores de ser “agentes mercenarios para control de refugiados políticos”. Unían una campaña de difamación al cruel ametrallamiento. Hubo crítica social y reproches a estas acusaciones.
Patiño fallece
El mismo día (23 de noviembre) que ETA lanzaba estos mensajes, al filo de la medianoche, Carlos Manuel Patiño Casanova fallecía en el Hospital de la Cruz Roja de San Sebastián, en donde había ingresado en estado muy grave, con distintas zonas afectadas, siendo intervenido a las pocas horas de su ingreso. Los compañeros de Patiño lograron sobrevivir.El 25 de noviembre en la iglesia de San Marcial de Altza tuvo lugar el funeral por el pintor gallego asesinado.
En 1984 la Audiencia Nacional condenaba al etarra Jesús María Zabarte Arregui a 27 años por el asesinato del trabajador coruñés y a 18 más por cada uno de los asesinatos frustrados de Rosco y Fariñas. No fue el único asesinato de Zabarte “el carnicero de Mondragón”. El mismo que en 1984 declaraba en El Mundo que el no había asesinado a nadie. Usaba el término ejecución.