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jueves, marzo 7, 2024

La cruz azul de Galicia en la toma de Jerusalén

Rafael Lema // Accede al primer capítulo

Los cruzados toman Jerusalén en 1099 y la pierden en 1187. Desde 1124 los templarios o Orden de los Pobres Compañeros de Cristo se hacen con la línea de defensa y los enclaves simbólicos de la ciudad, acondicionando viejos templos con su afán de sincretismo, transformando en capilla la mezquita al-Aqsa y en iglesia de Santiago a la Cúpula de la Cadena, recinto que utilizan como iglesia particular de la orden e incluso llegan a consagrar solemnemente como Templo del Señor en 1142. Fecha de la fundación de Sobrado por un templario, punta de lanza cisterciense, en la tierra de Santiago.

El arzobispo Gelmírez predicaba que la conquista del sur de España a los árabes era el paso previo para la toma de los Santos Lugares, y para la monarquía castellana y la Iglesia la reconquista hispana era una guerra santa. A pesar de la prohibición de enviar soldados a Tierra Santa necesarios en la Península, cientos de gallegos se embarcaron en los ejércitos cruzados, y aparece su participación en dos cruzadas. Una de las rutas de las flotas del Temple pasaba por Galicia desde La Rochelle.

En 1111 cruzados bretones tocaron las costas gallegas y nobles galaicos rebeldes contra la monarquía los contrataron como almorávides, mercenarios. En 1095 el concilio que da pie a la primera cruzada coincide con el viaje de una delegación compostelana que pide al papa la sede exclusiva del obispado para Santiago, con Dalmacio Geret como primer obispo único, entre otras demandas; apoyadas por la poderosa orden de Cluny. A cambio, ya hemos citado que su sucesor Diego Gelmírez envía hombres y arcas de oro y plata para el frente de Tierra Santa. Pese a le ceguera de los historiadores españoles los cruzados gallegos participan en la primera y segunda cruzada. Ya en los inicios de la planificada reconquista de Jerusalén, Beremundo, patriarca de Jerusalén, y Gerardo, prior de la iglesia del Santo Sepulcro de la misma ciudad piden armas y hombres a Gelmírez y éste se los envía en 1101. Hemos citado dos de los nombres claves de esta expedición gallega: Dalmacio y Gelmírez.

Las cruzadas.Gallegos bajo la cruz azul

Dalmacio, obispo de Iria lo será de la de la sede apostólica compostelana (1094-1095). Este monje cluniacense logra del papa Urbano II la consideración de Santiago como cabecera única del Obispado que hasta ese momento seguía teniendo como sede oficial Iria Flavia. Dalmacio obtiene esta concesión papal mientras asistía a un concilio convocado por el pontífice en Clermont (Francia), en el que se puso en marcha la primera cruzada para conquistar Tierra Santa. Mediante la bula Veterum Synodalium (diciembre de 1095), el papa establecía la desaparición de la histórica sede de Iria, asumiendo la de Compostela todas sus propiedades y dominios. El nuevo obispado pasaba, además, a depender únicamente de la autoridad papal.

Es general la idea que la bula de Urbano II fue un paso muy significativo hacia el gran período de expansión e incremento de influencia y prestigio que iba a lograr la meta jacobea compostelana en el siglo XII. Sabedor de que el apoyo de Roma y de Cluny eran decisivos para promover la peregrinación, Gelmírez, como obispo de una de las iglesias cristianas más ricas, habría enviado a ambos lugares ingentes cantidades de oro y plata con el fin de contar con su ayuda en todo momento.

En el Códice Calixtino se incluye, además, la teoría de las tres sedes apostólicas de la Cristiandad, basada en la predilección de Cristo por san Pedro, Santiago y san Juan. Este tratado propugna que los lugares en los que se hallan los restos mortales de estos apóstoles -Roma, Compostela y Éfeso, respectivamente- sean las tres columnas de la Iglesia católica. Compostela solo después de Roma. Esta teoría, es referida en bastantes de las reivindicaciones realizadas por Diego Gelmírez. Muchos autores afirman que fue un defensor y promotor de esta entre la élite intelectual del momento, ya que con ella Santiago salía fortalecida y refrendada como centro cristiano, además de legitimar su categoría como arzobispado y darle mayor visibilidad en el ámbito europeo.

La presencia de los nobles de la poderosa casa de Traba y sus aliados en las cruzadas corrobora la actuación de una mesnada gallega en Tierra Santa. Sabemos que Gelmírez dio su apoyo a esta guerra santa, y nuevos datos nos aportan más información sobre un aspecto no contado de la historia de Europa con participación gallega, como la mayor parte de los sucesos que tienen que ver con el proscrito reino de Galicia. Por mucho que los cronistas nacionales traten de ocultarlo, el peso de la verdad hace levantar mares de lava en el volcán de la historia.

Si la Primera Cruzada fue lanzada en el año 1095 por el Papa Urbano II y terminó con la conquista de Jerusalén en el año 1099, dos años más tarde, en 1101, el Papa Pascual II llamó a una nueva Cruzada para enviar refuerzos militares al nuevo reino cristiano de Jerusalén. Uno de los participantes en la expedición cruzada del 1101 fue el famoso historiador alemán y abad del monasterio de Aura an der Saale, el benedictino Ekkehardus Uraugiensis. Su célebre obra «Chronicon Universale» es la principal fuente de la historia alemana entre los años 1080-1125, y una de las principales bases históricas que detallan el desarrollo de la Primera Cruzada. Ekkehardus Uraugiensis afirma que «…centum millia virorum ex Aquitania scilicet atque Normannia, Anglia, Scotia et Hibernia, Britannia, Galicia, Wasconia, Gallia, Flandria, Lotharingia, caeterisque gentibus christianis, quaram nunc minime occurrunt vocabula…», traducido por «…unos cien mil hombres fueron llamados al servicio inmediato de Dios desde Aquitania y Normandía, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Bretaña, Galicia, Gascoña, Francia, Flandes, Lorena, y también otros pueblos cristianos, cuyos nombres ya no recuerdo. Con razón era un ejército de cruzados, ya que todos llevaban el símbolo de la cruz en sus ropas». Ekkehard de Aura o Ekkehardus Uraugiensis en sus palabras confirma que la Primera Cruzada fue principalmente una empresa de naciones Atlánticas, y el Reino de Galicia aparece citado entre los principales reinos participantes.

Los cruzados según su valioso testimonio llevaban el símbolo de la cruz en sus ropas. Sabemos que en los ejércitos cruzados los diferentes contingentes nacionales se identificaban por el color de sus cruces, aunque algunos grupos compartían color, una elección basada en la traición y que quedó inscrita en los guiones patrios hasta nuestros días. Bretones y alemanes usaban la misma cruz negra y en el año 1188 el papa tuvo que regular su uso entre las naciones cruzadas. Adjudicó la cruz roja a Francia, la cruz blanca sobre rojo a Inglaterra, la cruz verde a Flandes, la cruz amarilla a los estados italianos, o la cruz de San Andrés a Gascuña, pero no se conserva una relación de todos los reinos o señoríos. No sabemos que tipo de cruz llevaban los nobles gallegos que participaron en la Primera Cruzada. Pero un importante noble gallego, el conde Enrique de Borgoña, participó en las cruzadas a Tierra Santa entre los años 1103-1105, inmediatamente después de la primera expedición. A su regreso el conde utilizó como armas heráldicas «de plata cruz firmada de blau», una cruz azul sobre campo blanco.

Es pues muy probable que el azul fuese el color identificativo de los cruzados gallegos, entre ellos el propio conde portucalense, y de hecho sigue siendo hoy distintivo nacional galaico. Azul sobre blanco.

La Cruz Azul figura en las armas de Enrique de Borgoña (1066-1112), el gobernador de los condados de Portucale y Coimbra, parte del Reino de León y Galicia hasta el siglo XII. El conde Enrique de Borgoña fue padre de Alfonso Enriquez quien convirtió el Condado Portucalense en reino en el año 1143, con el consentimiento de su primo gallego el emperador Alfonso VII. La cruz azul se convirtió en la primera bandera del nuevo reino. Cuando el Conde Enrique volvió de las Cruzadas en el año 1105 siguió luchando en el Mondego con la misma cruz azul que había enarbolado contra sus enemigos musulmanes. El azul como marca de los pendones gallegos aparece en testimonios cercanos a la fecha junto a otro símbolo que llegó a nuestros días, el grial. El Santo Grial, o copa de la sangre de Cristo, aparece documentado por primera vez como armas del Reino de Galicia en el Armorial Segar de Inglaterra del año c.1282. En este armorial lucen las armas de los reyes de Galyce como tres griales sobre un campo de color azul. el Santo Grial cerrado en una caja de oro terminada en cruz sobre un campo de bandera de color azul aparece en otras obras medievales: en el Armorial Bergshammar (Suecia, 1436) o en el Armorial Gymnich (Flandes, 1445).

Estos soldados de Cristo no se llamaban inicialmente cruzados, se tenían como meros peregrinos (peregrinatores) en un viaje (iter); aunque iban armados, eran participantes en una peregrinación armada. Habiendo capturado Jerusalén y la iglesia del Santo Sepulcro,en el año 1100 ya solo quedaban unos pocos cientos de caballeros en el nuevo reino. En 1101 comenzó una nueva cruzada, a la que se sumaron Esteban de Blois y Hugo de Vermandois, que habían regresado a casa antes de alcanzar Jerusalén. Esta cruzada fue casi aniquilada en Asia Menor por los turcos selyúcidas, pero los supervivientes sirvieron para reforzar el nuevo reino a su llegada a Jerusalén. En los años siguientes, el reino también recibió ayuda de los mercaderes italianos que se establecieron en puertos sirios y de las órdenes religiosas y militares de los Caballeros Templarios y los Caballeros Hospitalarios, que fueron creadas durante el reinado de Balduino I.

Mientras una expedición gallega lidia contra el sarraceno en Tierra Santa trascurre el segundo viaje a Roma de Diego Gelmírez, llevado a cabo en 1103, del que el obispo compostelano regresó con la dignidad del palio, siguiendo el trabajo de Dalmacio Geret. De la partida que Gelmírez envía con los cruzados formarían parte algunos de sus milites, con los que forma hermandad, los que han aceptado en la lucha de señores de la guerra gallegos juramento de fidelidad. Arias Pérez, Pedro Gudesteiz, Juan Díaz, Pelayo Gudesteiz y «otros muchos egregios caballeros» eran sus propios milites, los que estaban unidos a él por los vínculos del homenaje. Y es probable que ya en esta primera partida estuviesen miembros de la amplia familia Traba, que sabemos presentes en la segunda cruzada. En la vanguardia de las tropas reales en la era gelmiriana hallamos a los hijos del conde: Fernando, Rodrigo, Bermudo. Proseguirán como grandes señores durante varias generaciones la estela del conde don Pedro.

En la vertiente política, antes de obtener la mitra, Gelmírez se une con el grupo creado alrededor de Raimundo de Borgoña, con los obispos Cresconio de Coimbra y Dalmacio de Compostela, hermandad muy próxima a las orientaciones y a los intereses de la abadía de Cluny en el reino leonés. El conde Pedro Fróilaz, junto a otros miembros de la aristocracia galaica y portucalense se unirán en la firma del llamado pacto sucesorio entre Raimundo de Galicia y Enrique de Portugal. O sea, con el partido de Borgoña y Cluny, del papado. Las prebendas económicas y de prestigio de Compostela no dejan duda de quien es el gran hombre del rey en Galicia, el tenente de sus mejores fortalezas y dominios. Un documento real confirma a Pedro Fróilaz, el 26 de diciembre de 1113, como «comite supra dicto imperante orbem Gallecie». Tiene el dominio sobre el orbe de Galicia legitimado por la monarquía; tras el litigio por el mismo al comienzo del reinado de Urraca, entre el conde de Traba y el obispo de Santiago.

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1 COMENTARIO

  1. durante generaciones oriundas de Galicia con Ramon Jamardomilitar del Regimiento de la Coruña inmigrante Gallego en tierras de Mendoza Argentina en año 1885 hemos tomado como simbolo de Familia honesta Cristiana traen por arma en Gules, un palo de oro cargado de una Cruz de Azur.

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