//Rafael Lema//
En las costas gallegas hay 30 islotes con restos de antiguos monasterios o capillas católicas. Las islas sirvieron de refugio a comunidades cristianas en tiempos de persecución, o fueron en muchos casos lugares rituales de culto ancestral cristianizado en nuestra era para eliminar el antiguo paganismo galaico. Por eso en Galicia contamos con tantos enclaves insulares, o que en su día fueron considerados islas, con restos de alguna ermita, iglesia o monasterio.
En otros casos, pese a no reconocerse hoy estos restos de culto, hay islotes que siguen siendo espacios sagrados a nivel popular, objeto de leyendas. Este fenómeno de «ermidas illeiras», sobre el que tiene tratado Lino Pazos Pérez en el ámbito de las Rías Baixas, aparece también en una forma similar en territorios que guardan gran vinculación con el primer monacato gallego de la época sueva, como las costas croatas o las bretona-irlandesas.
Muchos de estos puntos sirvieron además de faros y guías para las viejas navegaciones, por eso se encalaban los edificios o se levantaban torres. En otro aspecto, hay medio centenar de lugares en la costa con alguna marca religiosa o iglesias en espacios que pertenecen más al mar que a la tierra, aunque solo citaremos algunos sin incluir en el recuento.
En las Rías Altas destacamos la existencia de un primitivo monacato en las costa de Bergantiños, desde Caión a la ría de Camariñas, en algunos casos emparentado con los monjes celto bretones asentados en la Mariña lucense, y con los grandes impulsores de los monasterios gallegos en la Alta Edad Media, conformando una verdadera Ribeira Sacra. Las dificultades de la navegación en esta costa también llevan a la cita de algunos de estos puntos en los más antiguos derroteros o portulanos náuticos como ayudas al tráfico marino. El milenario carácter sagrado del territorio finisterrano se conserva en la toponimia (Nemancos, Neme, Nemiña), de nemeth (monte sagrado); en el levantamiento de las Aras Sextias y el Ara Solis por los romanos, o la conservación de famosos santuarios ancestrales costeros en donde perviven los viejos cultos galaicos, como A Barca de Muxía o San Andrés de Teixido.
Como en las Rías Baixas, algunos promontorios o altos en la costa conservan un aspecto insular, de espacios marcados fuera de la tierra, cerrados a los hombres por la presencia divina, abiertos solo en ocasiones al acceso de los fieles. San Guillermo de Fisterra, la punta de A Barca de Muxía o la ermita de la Virxe do Monte de Camariñas se pueden anotar en este listado de «insuas» en tierra. Lugar ritual con restos castreños y perteneciente a un monasterio medieval es el islote de O Castelo de Touriñán. Con todo, propiamente como «ermitas illeiras» de las Rías Altas cuento nueve: Sisargas, A Estrela de Corme, Santa Cruz, Santa Comba de Covas, N. S. do Mar de Meirás, Illa Coelleira, Santo Antonio de Espasante, San Cibrao y San Bartolo de Barreiros.
Costa da Morte: Islas Sisargas e Illa da Estrela de Corme
En la Costa da Morte hay pues dos islas con restos religiosos. En las Sisargas hubo una capilla. Y otra en la Illa da Estrela de Corme, dedicada a Nuestra Señora. En la costa bergantiñana hay referencias religiosas en el islote de San Bartolo, las playas de San Miro y San Pedro.
En el área de A Coruña se halla la isla de San Pedro de Visma. Punta Herminia y la Torre de Hércules eran tratados en la Edad Media como un enclave insular, y ritual. Espacios insulares cristianizados tenemos: la playa de San Amaro, el castillo de San Antón, la isla de Santa Cristiña, el castillo de Santa Cruz. Como ermita illeira clara coruñesa solo apuntaría la última. También hay espacios con restos castreños que hablan de cultos precristianos: Illa Castelo en Breixo, punta de San Antón en Mera, castro de San Pedro en Lorbé, castro de Punta San Amedio, castro de Miño, Illa Carboeiro de Sada.
En Ferrolterra se puede considerar insular la capilla de N. S. da Mercede en Chanteiro. Y espacios rituales: Punta da Illa, Pena do Frade, Pena do Altar, entre otros. Promontorio insular es la capilla de Santa Comba en Covas; o la ermita de Nosa Señora do Mar en Meirás, cerca de la laguna de A Frouxeira. En Ortigueira la isla de San Vicente de Ladrido, el monasterio de la isla Coelleira, y la ermita de Santo Antonio de Espasante. En la Mariña lucense el istmo de San Cibrao, con restos castreños. La ermita de San Bartolo en Barreiros.
En las Rías Baixas hay 21 islas con iglesias o restos monacales, además de otros enclaves sacros. En la ría de Vigo tenemos en las islas Cíes dos monasterios: Santo Estevo y San Martiño, además de restos castreños y romanos. La isla de Toralla tenía el monasterio de San Frutuoso, y restos castreños y romanos. En la isla de San Simón hubo otros dos cenobios: Santo Antón y San Simón, éste fundado por los templarios. En la isla de Samertolameu de Meira-Moaña se halla una ermita dedicada a san Bartolomé levantada sobre otra anterior.
En la ría de Pontevedra encontramos el monasterio de Santo Estevo en la isla de Ons. La capilla de San Clemente y San Diego en la isla de San Clemente. En la isla de Tambo estuvo el monasterio benedictino sobre el que se levantó la capilla de de Santa María de la Gracia. El promontorio de O Grove era conocido como Ynsula O Grove, como ya apuntó Sarmiento en su día, con las iglesias de San Martiño y San Vicente. Lo mismo sucede con la Punta da Lanzada, antigua isla, con la ermita de Nuestra Señora, famoso santuario de culto ancestral.
En la ría de Arousa vemos la capilla de San Sebastián en la isla de A Toxa. En la isla de San Sadurniño de Cambados, una ermita dedicada a este santo. En la Illa de Arousa el monasterio de San Xián, con restos castreños y romanos. En las Illas Malveiras la capilla de San Bartolomé. En Cortegada la capilla de Santa María. En el islote de las Torres do Oeste de Catoira, la capilla de Santiago. En Sálvora la capilla de Santa Catarina. En Rianxo se levantó una ermita de San Bartolomé en un espacio insular ahora unido a tierra por un relleno. Y apuntamos las islas de Sagres y A Rúa (Ribeira) por su carácter de espacio sagrado y mitológico.
En la ría de Muros-Noia, hay una capilla en la isla da Creba, con restos castreños. Y hubo ermitas en las islas de Santa Catarina y San Antón.