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miércoles, septiembre 4, 2024

Ramón Carballo. La última carta de un sindicalista de Ponte do Porto en la Guerra Civil

//Rafael Lema//

El golpe militar que dio inicio a la guerra civil española tuvo en Ponte do Porto consecuencias dramáticas, sobre todo por la represión de los miembros del Sindicato Sociedad de Oficios Varios de Ponte do Porto afecta a la CNT anarquista aunque varios de sus dirigentes simpatizaban con el POUM. Uno de los sindicalistas miembro del POUM que fueron pasados por las armas fue Ramón Carballo Tajes, Ramón dos Polos. Uno de sus parientes Julián Tedin Carballo más conocido como Manolito Tedín guarda en su casa de Cereixo la última carta que escribió Ramón, dirigida a su madre, prima del represaliado.

Detenidos en Lisboa

Tras el golpe militar, en Ponte do Porto el viajante de comercio Ramón Carballo Tajes –Ramón dos Polos, 30 años en julio del 36, y soltero-, junto con los sindicalistas del SOV Andrés Celestino Balsas Bello (Andrés de Chuca) y Manuel Carracedo Balsas (O Carracedo), tras pasar dos meses escondidos, lograron huir por mar desde Merexo a Oporto-Portugal, pero fueron detenidos por la policía en una pensión de Lisboa y entregados el 23 de septiembre del 36 por la PIDE portuguesa en Tui a los sublevados franquistas. Hijo de Arturo Carballo y Balbina Tajes, nacido en 1906 en Ponte do Porto, emigrante retornado de Cuba en donde estaba su padre y un hermano.

Ramón Carballo, se autolesiona y no será paseado en Tui como sus dos compañeros, así que estará unos meses esperando juicio. En la cárcel coruñesa escribe cartas, se conserva la que envía a una prima. También pide a su hermano que cuiden a un hijo natural, Federico Oanes Méndez, que había tenido con una novia de Carantoña. Le darán trabajo en el aserradero familiar, luego entra en Carburos de Cee. Allí reside y nos aportó valiosa información, tras ser localizado por el sobrino de Ramón, Arturo Carballo Alvite. A su hijo Federico lo bautiza Juan Bautista Boo, el mismo que declara a su favor en el juicio, el 1-2-1933 en San Martiño de Carantoña. Es un hijo natural de Dolores Oanes Méndez, nacido en la rúa Nova de Carantoña- Vimianzo.

En la cárcel coruñesa, mientras espera juicio (será el 24 de febrero), Ramón Carballo envía el sábado 1 de febrero de 1937 una carta a su prima Maruja Carballo Tajes, que guarda el hijo de ésta Julián Tedín. En la misma va otro saludo a su prima Consuelo. Es una hoja, con una breve misiva en una cara y un poema en la otra. Este día su hijo Federico cumple cuatro años, es la víspera de las fiestas de la Candelaria y del San Blas de Xaviña, que el año anterior disfrutaba con sus camaradas en una ilusionante campaña electoral.

Los versos del poema «Invitación» son un desgarrador consuelo del prisionero, del desvalido, de un creyente que no pierde la fe en la providencia y la gloria divina. Necesita a Dios como un amigo, hermano, padre. Once versos son exclamaciones, en los ocho últimos Dios hace una larga llamada a los hombres que olvidan su camino. Cinco veces nombra a Dios, una al cielo y a Jesús, tres a la ley. En su búsqueda de justicia grita: «ciegos los hombres, reniegan de la ley, ¡Dios les estorba!», denuncia el trabajo de los hombres «por esquivar la ley que Dios impuso». Es una invitación de Dios a su regazo, a su «luz libertadora»; al hombre caído exclama «mientras vivas tendrás penas y zozobras».

CARTA DE RAMON CARBALLO

«Maruja te mando este pequeño recuerdo para que los guardes y no se lo digas a nadie, pues me llegarían hasta a insultarme, puesto que está muy mal, pero como mi pequeña capacidad no da para más alcance, por eso me tengo que formar. Sin mas ruego tu primo que os y verlos desea, Ramón Carballo. Consueliño. Te saluda tu primo que te quiere. Ramón».

«INVITACION» (Srta. Maruja Carballo Tajes)

Inagotable afán, perenne lucha,

inextinguible sed, eterna sombra,

asedian hoy al hombre que pretende

librarse de una luz libertadora.

Protestan del deber, ciegos los hombres,

reniegan de la ley, ¡Dios les estorba!

Y en turbulenta vida, el alma agitan

como se agita el náufrago en las olas.

¡No quieren, no, los hombres someterse

redimirse no quieren con sus obras!

Con el trabajo noble y fecundante

que siempre lleva savia bienhechora.

Insaciable codicia de fortuna

de vivir, de gozar en babilonias;

de riquezas y de oros la conquista

de placer fugitivo el ansia loca.

El millón, el palacio, el automóvil,

la desbordante gula enervadora,

el lujo, la malicia, el desenfreno,

el vicio que marchita cuanto toca.

Tal locura, tal fiebre, a los humanos

con frenesí, con ímpetu, hoy acosa,

por esquivar la ley que dios impuso

cuando el hombre tocó la luz en sombras.

Que el trabajo es la ley; que Dios lo quiso,

que Dios en cuanto hombre, la persona,

divina de Jesús puso al madero

de la pesada cruz carga por honra.

¡Dijo Dios un día al hombre, ya caído!

mientras vivas tendrás penas y zozobras,

dijo Dios otra vez si a mi te acercas

conquistarás esplendida corona.

¡Venid a mi, repite con ternura!

¡Venid a mi, nos dice a todas horas!

¡Venid a mi, los pobres, los presos, los que sufren!

¡Venid a mi, los tristes, los que lloran!

¡Venid a mi, que desde el alto cielo!

¡Soy vuestra providencia alentadora!

¡Más que amigo y hermano, vuestro padre

que en herencia os dará su propia gloria!

 

FIN. Ramón Carballo Tajes. La Coruña, (cárcel) 1º Febrero de 1937.

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