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sábado, septiembre 28, 2024

«Simbología y marcas gremiales en Santa María de Finisterre (II)»

Juan Gabriel Satti Bouzas. Accede al capítulo anterior

FOTO 1-Magnífico dintel del siglo XV cuya figura de Santiago ha sido copiada sin ningún pudor como emblema de congresos de asociaciones con intereses ajenos a Fisterra. En la iglesia del monasterio de Moraime también se encuentra un misterioso bajorrelieve de la Última Cena que en lugar de 13, tiene arbitrariamente el número crístico de 8 comensales (para su interpretación veáse «El camino secreto de Santiago» de Rafael Lema, 2007)

El sentido y el aspecto religioso en los constructores se aprecia por ejemplo en las ordenanzas de los maçones de York de 1312, donde se obliga a jurar sobre una biblia su compromiso con las reglas del oficio y la cofradía. “Al mismo tiempo, en los llamados Artículos de Londres de 1356 se recogía de manera expresa la necesaria fidelidad del masón a Dios y a la Iglesia… (como así también) el período de aprendizaje que no podía ser menor a 7 años” (La Masonería, Miguel Martín-Albo – Ed. LIBSA 2003).

De manera similar en Valladolid, los futuros maestros de obras comenzaban a “los 15 o 16 años, con un mínimo de cuatro años de formación, siendo lo más frecuente cinco años. De aprendiz se pasaba a oficial, a veces con un período intermedio, como `mesero’” (Canteros de Trasmiera, Ana Cagigas Aberasturi-U. de Cantabria.2018).

Estos ciclos de instrucción en los secretos del arte de la piedra, nos hace dirigir la atención a un bajorrelieve de un dintel del siglo XV reconvertido en altar que lleva seis apóstoles, de los cuales cuatro están dentro de unos medallones (semejantes a los del pórtico de  Notre-Dame de París), en una disposición que recuerda las gráficas de las fases de la luna.

FOTO 2- Nótese la semejanza del demonio de Fisterra con el de la pintura «San Miguel triunfante sobre el demonio» (1468 – The National Gallery, Londres) del pintor español más importante del siglo XV Bartolomé Bermejo (1440 – 1501). Quien debido a su condición de judeoconverso, fue un artista nómada; a causa del sistema gremial que impedía el trabajo a artistas foráneos. Por lo que tuvo que asociarse con pintores locales, que resultaron ser siempre inferiores a él (foto J.G.Satti).

Cada uno de estos santos porta diferentes elementos en sus manos que son los atributos por los que podemos identificarlos, ya sea porque es lo que hicieron en su vida o los instrumentos de su martirio.

El primero de cuerpo entero, de izquierda a derecha, sería Santo Tomás que sujeta con su mano diestra una escuadra y con la otra una piedra cúbica; asomando en los discos le sigue San Bartolomé que esgrime un cuchillo con la derecha y un libro cerrado en la siniestra, el tercero es Santiago el Menor con lo que parece ser un mazo de batán (pues la figura está semidestruida); el cuarto es San Judas Tadeo que tiene una piedra cúbica en una mano y una hacha en la otra; el quinto como San Pablo llevando espada y una piedra en la mano izquierda y por último, reconocemos fácilmente a Santiago peregrino de pie con su bordón, sombrero y un libro cerrado.

“Diremos primeramente que la piedra cúbica es esencialmente una piedra de fundación; es pues, un símbolo “terrestre”, como lo esférico lo es de carácter «celestial» y, además, da la idea de “estabilidad” expresada por esa forma misma.

Como así también, representa el ideal llamado del «Trabajo sobre la Piedra Bruta» con objeto de transformarla en «Cúbica», en el sentido de un perfeccionamiento espiritual” (Símbolos Fundamentales de la ciencia sagrada, René Guenón – Ed. Paidós 1950).

FOTO 3 – Recurrir al artificio de colocar la marca familiar dentro de un escudo para reforzar el carácter noble de esta, a imitación nobiliaria, fue una costumbre común en el oficio de impresores. Hacerlo de a dos indicaba que ambos propiciaron la edición de un libro. La singularidad de Fisterra estriba en ser un caso raro de ver estos escudetes en cantería (foto J.G.Satti // Javier Alvarado ob. cit.). 

En cuanto a los libros cerrados, se refiere a los misterios que se comunican sólo a los que les es dado recibirlos para alcanzar esa meta espiritual que indicamos arriba.La arbitraria elección y distribución de estos apóstoles nos permite especular con un mensaje más allá de su iconografía religiosa analizando las «herramientas» que poseen.

La escuadra representa la rectitud moral que le debe el adepto hacia sus semejantes y hacia la hermandad a la que pertenece. Esta herramienta le es entregada al final de las pruebas de iniciación al neófito con la que trabajará junto con el mallete y cincel la piedra bruta para transformarla en cúbica en el siguiente grado.Aquí reconocemos una correspondencia con el grado de Aprendiz tanto de las agrupaciones gremiales como de la masonería moderna, de las cuales se considera heredera.

El cuchillo es asociado a las ideas de venganza y muerte, pero también a las de sacrificio. «La corta dimensión de la hoja del cuchillo representa analógicamente la primariedad del instinto que lo maneja, como la altura espiritual de su poseedor” (Diccionario de símbolos, Juan Eduardo Cirlot- 1992).

Encaja en el equivalente del grado de Ilustre Elegido o Elegido Perfecto en la masonería moderna en el que el ritual se basa en cerrar la mano derecha con el pulgar suspendido, colocarlo debajo de la barbilla, y bajarlo en ademán de abrirse el cuerpo. Por respuesta se hace la señal del aprendiz, con la mano cerrada igualmente y el pulgar suspendido.

El mazo es símbolo del rayo y se remonta a muy lejanas tradiciones. Representa potencia espiritual por su forma en T, y de ahí que algunos autores vinculan su  origen con el martillo de Thor. “El golpe del mazo sobre el cincel simboliza el método, la voluntad espiritual que activa la facultad del conocimiento y que talla las ideas” (M. Martín-Albo ob. cit.).

Nos parece está figura asimilable al grado de Mesero o Compañero en la masonería operativa.
El hacha que rompe y hiende, representa otro símbolo del rayo que hemos señalado antes. Vemos aquí al magíster carpentarius, cuya misión era la de instruir y dirigir a los obreros. Es decir, que era un Oficial de Obra y podría ser el origen del grado 22 de la masonería escocesa, que representa «la preparación de los materiales para la realización de la gran obra». Llamado precisamente, Caballero del Real Hacha.La espada puede ser considerada, de modo general, como un arma de doble filo. Es un símbolo del Verbo o de la Palabra, con su doble poder creador y destructor (Apocalipsis, I, 16 y XIX, 15).

FOTO 4- Marca de Honor con pata de oca en un un sepulcro de Maestro cantero  a imitación de los blasones nobiliarios. Se ubica  en la antigua capilla de Santa Lucía, Patrona de los canteros datada hacia 1250. A la marca familiar la acompaña una cruz de Santiago combinada con una de la logia, similar a las encontradas en Noia y Santo Domingo (foto J.G.Satti).

En el fondo, se trata de una fuerza doble, de esencia única pero de efectos aparentemente opuestos en su manifestación; debe verse en ello una alusión más directa a las dos corrientes representadas por dos serpientes que se enroscan en torno del caduceo (R. Guenón ob. cit.).
Asociaremos esta figura con el grado de Caballero Kadosch del escocismo masón.

Por último, tenemos la imagen de Santiago peregrino, que siguiendo nuestro análisis de una estructura de grados dentro de una hermandad, representaría al Summus Magíster. Indicando un antiguo concepto de «Maestro en todos los grados» que parece haberse olvidado. En sentido masónico, posee «plenitud de derecho» de acceder a  todos los conocimientos incluidos en la forma iniciática a la que pertenece.
Resumiendo, tenemos representadas dos estructuras que se complementan y se corresponden entre sí, una Orden Compañeril y una Orden Caballeresca (muy próximos en la Edad Media).

Y si el visitante se fascina con lo bello y enigmático de este decolorado bajorrelieve  granítico, no menos se sorprenderá de ver en el bestiario de un capitel de los arcos que sostienen el coro, a un «demonio» cuyo rostro se forma al converger dos chivos en el canto de la moldura. Está de cara a la Puerta Santa sacando la lengua y sonriéndole a aquellos que la atraviesan en años jacobeos, especialmente el primero suele ser el sacerdote que la abre topándose con la mofa que un tallador imaginero dejó como testimonio de su espíritu burlón.

Pero si acaso fuera una representación del 'baffometi' templario o el monstruo Vakner descripto por un obispo armenio que peregrinó hasta Fisterra en el siglo XV (cierto es que su diario no está redactado en noruego pero la palabra vaktaner o vasi en turco, idioma que sí utilizaba, significan ambas guardián o vigilante del bosque, sin aludir a especie animal alguna).

Con el transcurso del tiempo las corporaciones fueron adquiriendo tal reconocimiento y prestigio social, que a los maestros canteros se les otorgaban todo tipo de privilegios como el ser enterrados dentro de la iglesia junto a autoridades eclesiásticas o figuras prominentes de la época y solían incorporar su Marca de Honor en su lápida a imitación de los blasones de las casas nobiliarias. Además de indicar la asociación a la que pertenecían.

FOTO 5 Extracto del documento de venta donde se leen los nombres del Maestro Alfonso Yanes y sus familiares plateros // Pieza de la crestería del coro (foto del imforme técnico «Restauración y Puesta en valor de la Iglesia de Santa María das Areas» (2008)

A partir del siglo XIV se inicia la costumbre de situar las firmas personales dentro de un escudete y de aunarlo a otro en caso de pretender dejar constancia de una sociedad o coautoría con otro maestro cantero de los trabajos realizados, ejemplo de ello son los grabados en el muro de la epístola del templo fisterrán.

Se supone que el símbolo de la Pata de Oca era una de las señas usadas por estos maestros constructores y del que el “juego de la oca” y su vinculación al camino de Santiago, es una imagen de las vicisitudes de la vida espiritual; evidenciado en espirales o laberintos como los grabados en el muro norte de nuestra iglesia (véase mi artículo “Los templarios de Fisterra”, El Correo Gallego 16/09/2007)

Así es que en la antigua capilla de Santa Lucía, Patrona de los canteros (lo es por ser los ojos quienes más sufrían con las chispas producidas por los cinceles), encontramos dos sepulcros protegidos por arcosolios de los cuales uno posee una pata de oca combinada con lo que parece ser un círculo sobre una medialuna o Globo Mundi.

Y efectivamente, vivió en Fisterra un maestro de obra de la catedral de Santiago de Compostela, Don Alfonso Yanes. Pues su nombre aparece reflejado en un documento de venta de su nieto Don Pedro Alfonso de Finisterra (sic), en el que cede a su tío materno Don Martín López, cardenal en la iglesia de Santiago, una serie de propiedades en tierra de Valeirón, a cambio de dieciocho mil morabedis (17 de febrero de 1448).

Luego el monasterio de Santa María a Nova de Santiago aforaría al otro nieto, Ares Alfonso (platero y “veciño de Santiago”) junto a dicho tío cardenal, a partes iguales y por el tiempo de  sus vidas “e vintenove anos máis” (27/02/1448).
No se desprende de los archivos consultados, si el padre de sendos hermanos, Don Juan Alfonso de Finisterra casado con Doña Mayor López, fuera también cantero o platero.

El gremio de los plateros tuvo gran importancia en la ciudad compostelana, centrados en atender las demandas eclesiales y de los peregrinos.
Esta familia pudiera estar detrás de la autoría de “Una custodia de plata, se dice, con sus veriles para el día de Corpus Christi”, fechada en 1530.

FOTO 6 – Custodia de plata que se emplea en las procesiones de Corpus y que estuvo oculta durante muchos años pero fue recuperada en 1890 (foto F. Oxea)// Lauda del gremio de Marineros con su característico ancla // Un capitel en la capilla de Santa Lucía o de los canteros, nos muestra unas figurillas danzantes en corro con sus mandiles, alegres  constructores autores de inspirados e ingeniosos cancioneros (fotos J.G.Satti).

En el Acta de Visita del Arzobispado de Santiago, hecha en el año 1547, por el Licdo. Alonso de Velasco, en la parte correspondiente a la iglesia de Santa María de Finisterre, se lee: «Visitó el Smo. Sacramento que está en la dicha iglesia en una alazena de piedra cabe el altar mayor debaxo de fiel custodia, honesta e decente y limpiamente. Está el Smo. Sacramento en un cofre dé marfiel en una custodia de plata con su sobrecopia dorada. Está en tres formas, una grande e dos pequeñas para comulgar cubierto con un vello de seda delgado por encima. Es el sagrario de piedra labrado” (Lecciones de arqueología sagrada, A. López Ferreiro – 1889).

Otro importante gremio cuyas tradiciones perviven hasta nuestros días es de los Marineros. En efecto, reminiscencia del insigne pasado de Fisterra es una danza gremial de la baja Edad Media, en la que se utilizan palos dando éstos nombre al baile, Danza dos Paus, y que se ejecuta todos los Domingos de Pascua en honor de la Virgen de la Resurrección.

Hasta aquí este estudio que no pretende ser exhaustivo ni tedioso en su análisis pero nos consideramos satisfechos y pagados con creces de nuestro esfuerzo, si logramos despertar la curiosidad del lector y retener la atención del observador sagaz sobre lo que está disimulado bajo la corteza petrificada de este prodigioso templo.

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