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miércoles, enero 22, 2025

Los Primo de Rivera y su relación con Camariñas

Rafael Lema//

La saga de los Primo de Rivera sin duda es una de las más conocidas de la vida política y militar española de nuestro tiempo, y varios de sus miembros tuvieron una curiosa relación con Camariñas. Destacan dos de ellos, José y Pilar, un almirante y una destacada activista por los derechos de la mujer en una etapa realmente dura. La primera vinculación de Camariñas con la familia tuvo lugar, como no, por medio del mar y en la era de los corsarios y las grandes batallas navales, en una anécdota que acredita una vez más la importancia de esta ría como refugio de navegantes en la época de la vela, especialmente por su situación en la ruta que desde A Coruña iba al Caribe desde finales del siglo XVIII.

José Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo llegó a almirante, y ministro de Marina en 1839. Nació en Algeciras en 1777, e ingresó de cadete en el regimiento de artillería de Maracaibo en 1789. Participó en la Guerra de Independencia, estuvo en el sitio de Zaragoza, recibió la laureada en 1812 por el bloque de Buenos Aires. En 1805 como teniente de fragata toma el mando de la goleta Sevillana, con la que condujo importantes pliegos del gobierno de la América septentrional. En la travesía atracó en los puertos de La Guayra, Batabano, Veracruz y La Habana, donde se tuvo que enfrentar a los cruceros enemigos, en plena guerra con el inglés. Una fragata inglesa le persiguió en su retorno a España, pero pudo esquivar esa caza, en medio del bloqueo de la costa gallega, para entrar a refugiarse en el puerto de Camariñas. 

Allí tuvo el apoyo de las autoridades del castillo del Soberano. Estas acciones rompiendo el bloqueo en varias ocasiones le llevan al ascenso a teniente de navío. Cuenta su pariente Rocío Primo de Rivera que el principal rasgo de José fue su espíritu marinero, «a bordo de bergantines y corbetas cruzó tantas veces el océano que la mirada se le volvió azul». Participa en expediciones científicas para cartografiar el golfo de Maracaibo, el istmo de Panamá; protege los convoyes que van de España a América, ocupa diversos cargos en Cartagena de Indias, Cuba. Regresa e España, vuelve a América, y fallece en Sevilla en 1853. Los Primo de Rivera tenían haciendas azucareras en Cuba y allí conocieron a otra saga de Camariñas con ingenios, los Feijoo Álvarez Pardiñas. Asimismo, los generales Miguel y Ambrosio Feijoo lucharon en la Guerra de Cuba con Miguel Primo de Rivera, el que llegaría a jefe de Estado en 1923.

La otra personalidad de la familia que nos visita es una gran mujer de su tiempo que en estas fechas reivindicativas se debe poner en su justo valor, pues sus circunstancias vitales para nada se parecen a las actuales. Se trata de doña Pilar Primo de Rivera, la gran promotora de la Sección Femenina y del Servicio Social a la Mujer durante el régimen franquista. La Sección Femenina había sido creada en la República, en 1934, pero su nombre figura sin duda ligado a su mayor activista, una gran luchadora contra todos los muros que la mujer tenía en la época, no solo en España.

En los años del hambre y la autarquía, con problemas para adquirir hilo, los mercados externos cerrados y la más absoluta penuria, doña Pilar visitó Ponte do Porto para traer ayudas sociales a las palilleiras, mostrar su labor y apoyar la venta de sus labores. Con ella llegaron cargos públicos y periodistas que destacaron en la prensa regional y nacional la visita y la existencia de esta artesanía. 

Doña Pilar promovió la compra de encajes de Camariñas entre la burguesía y puso la Sección Femenina a trabajar para la recuperación del encaje en la última etapa de la era dorada, cuando aún seguían en plena actividad las palilladas en esta ría. No hubo más acciones serias de apoyo a las palilleiras hasta hace dos décadas. A la ilustre reformadora la acompañaba otra mecenas local y gran puntilleira, Clarisa Noya.

Sus encajes llegaron hasta la mismísima Carmen Polo, gran amante de los mismos. Doña Pilar llegó a Ponte do Porto para visitar a sus palilleiras en 1948, y desde la Sección Femenina fomentó la revalorización del encaje, tomando medidas para mejorar la precaria situación de las mujeres, organizando exposiciones en varias ciudades para vender los labores porteños, creando el taller de capacitación profesional de juventudes de Camariñas, con dos talleres en Ponte do Porto y Camariñas que aún son recordados por nuestras abuelas.

También en los años sesenta se recuerda con agrado entre las mujeres del municipio el trabajo de la Sección Femenina, en Camariñas, Ponte do Porto y Camelle. Por vez primera la mujer tuvo programas sociales específicos, cursos de formación, coros y danzas gallegas, equipos de deporte femenino. La figura de doña Pilar no tiene el reconocimiento que se merece. La Sección Femenina pretendía elevar el nivel cultural y humano de la mujer e hizo una gran labor rural, también en la defensa de las artesanías o el folclore, sacando a la mujer al espacio público, promoviendo cambios legislativos, en plena dictadura y sin apoyo económico del régimen.

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