Rafael Lema// La freska o fresco de la pequeña capilla de la Virgen de la Salud (sv. Marija od zdravlja) en puerto croata de Medulin (Medulino-Pula) es una joya singular dentro del fenómeno jacobeo, como principal referencia iconográfica del viaje por mar de croatas de Istria a Santiago de Compostela en el medievo.
Es el corazón del fenómeno jacobeo en tierras croatas, esa vía apenas conocida y estudiada ante la devastación en archivos e iglesias, en una nación católica y latina rodeada de enemigo. Por lo tanto un escondido tesoro de los estudios jacobeos, en los caminos del mar, y un símbolo de hermandad entre el este y el oeste de la Europa los pueblos. Aunque otros motivos jacobeos guarda este hermoso país.
El investigador local Andrej Bader, que ha realizado cinco veces el Camino e inicia en breve el sexto, ejerce de guía e intérprete de uno de los tesoros de los freska de Istria, un estilo artístico peculiar en el norte croata que llegó sobre todo con los benedictinos en el siglo XI y mantuvo una edad dorada hasta el XVI, aunque hay muestras ya del siglo IX. Benedictinos, templarios y franciscanos figuran entre los patronos de este arte, y las tres órdenes guardan vínculos con Medulin y la ruta jacobea. El curioso icono jacobeo de Medulin es todo lo que queda de las pinturas que decoraban las paredes laterales del templo, tan solo se salvaron algunos retazos apenas visibles al lado del bello tríptico renacentista de la madonna, de influencia veneciana.
El peregrino istrio de barba dorada
El fresco representa una nave de proa estilizada, al modo de algunos barcos tradicionales istrios, con apenas un metro de largo, pues también ha perdido parte del dibujo de la popa, que se aprecia redonda y ancha, con una ligera elevación del codaste y caída del trancanil, como el modelo de barco que proponemos. Vemos la parte interior del barco, con el fondo hueco del plan, baos, la cubertada dorada y bordas, pese al deterioro. Destaca una roda ancha y redondeada formando la proa, con su caperol o parte superior marcado, pronunciado y rematado como de media luna, y sobresaliendo al modo de las embarcaciones tradicionales de los pescadores actuales, el leut de las islas Pelagias. Sería pues un barco croata de este tipo para el viaje por el Adriático, no para ir a Compostela, a donde los llevarían las galeras mude vénetas.
Un peregrino istrio, de barba y cabello dorado, con rica veste verde en relieve, una esclavina morada y chambergo jacobeo, va en la proa sobre la amura de estribor en actitud orante; al ver la figura del apóstol delante del navío (también dotado de esclavina encarnada y una vieira dorada), con su faz y halo de oro como el sol, sobre el mar con una montaña de pico elevado tras sí, que podría representar las montañas de Galicia (el Libredón o el Pico Sacro de la leyenda compostelana). Tiene los ojos cerrados, por lo que estaría ante una iluminación, un sueño, una visión premonitoria. La proa apunta al W, hacia Iberia. El romero parece llevar algo plateado en la mano, una cruz.
Características del icono
El barco de color cobalto presenta el remate de la quilla achatado, y el dibujo de uno de esos ojos profilácticos del Mediterráneo oriental. Tiene apariencia de nave de tingladillo, pero ancha en su obra viva, de carga, con capacidad, y popa redonda. Se aprecia una vela al terzo típica de esta zona (Rovinj, Pula, Medulin), y aún en uso en las tradicionales batanas istarkas. Detrás de la figura del orante se vislumbran otros dos de viajeros; el más próximo parece dotado de esclavina morada. Es un marinero que maneja con las dos manos las jarcias de la vela del trinquete, dorada, en el través o costado de estribor.
Tiene un manto encarnado y un tocado del mismo color le cubre la cabeza, al modo de gorro frigio. Los bordes de la embarcación contaban con letras y dibujos cuyo color se ha perdido y ahora solo se aprecian ligeros rasgos sobre la superficie de la pared encalada, algunos identificables (naves). Una mera medición por los tipos humanos de la escena da unos nueve metros de eslora para la nave. Los viejos galeones de pesca finisterranos no difieren mucho en su obra.
Otra de las características del icono es que todo el casco del navío y parte de la pared que lo rodea están llenos de pequeños grafitis; con cruces, naves, fechas, letras. La escritura glagolítica (versión cirílica propia de Croacia, frontera romana con Bizancio) cuenta aquí con algunos motivos, del siglo XV; al igual que en el otro fresco jacobeo de la vecina Barban, lo que revaloriza aún más la pieza, que era usada por muchos peregrinos en su regreso a Galicia para estampar sus marcas, a modo de firmas. La cruz de Salomón es una de las marcas de los peregrinos istrios, como indica Bader, y apunta también a los patronos de algunas expediciones: los templarios.
Mayor incidencia tienen en el icono las ralladuras de muchos elementos en un posible ejercicio de damnatio memoriae, para ocultar algunos grafos heterodoxos. El conjunto de naves recogidas en los trazos sobre el casco del barco jacobeo es una muestra de la naves propias de la zona en la Edad Media. Se aprecian cuatro barcos de tingladillo, con velas al terzo, de un palo; uno de dos palos, con vela al terzo y latina (leuts).
El grafito de Medulin data del siglo XIV
El grafito de Medulin data del siglo XIV, de intensas relaciones comerciales por mar entre el Adriático y España, y también de crecimiento de peregrinaciones por esta vía. En la capilla hay un san Francisco y una santa Lucía. Preside el bello retablo de la Virgen de la Salud de 1540. Andrej Bader explica que Medulin era el principal puerto croata de flujo de peregrinos a Santiago, recibía a los romeros del interior como uno de los mejores refugios costeros de la costa croata y de aquí partían istrios, dálmatas y eslovenos hacia Venecia. Allí había barcos que los trasladaban a Barcelona, siguiendo por tierra hasta Galicia, por el camino francés.
Órdenes como la de Malta o los templarios estaban ya en el inicio de las peregrinaciones istrias, y sus cruces aparecen en las dos freska citadas. Contaban en Aragón con una amplia red asistencial, y desde Pamplona a santiago nueve casas reconocidas. La orden de San Juan (luego de Malta), protegida por Alfonso VII y los gallegos condes de Traba (padrinos del monacato y del románico del Finisterre), también tenía once casas entre Navarra y Galicia (Sarria, Portomarín, Santiago). El conde de Traba había donado al Santo Sepulcro de Jerusalén en el s. XII el coto de Pasarela (Vimianzo). Dos de sus hijos fueron a las cruzadas. Los bienes templarios en el reino de León, tras su caída, pasaron a los condes gallegos descendientes de los Traba (Lemos, Andrade).
Desde Croacia hasta el Finisterre
Los benedictinos por supuesto aportaban al peregrino su amplia red de hospicios desde Croacia hasta el Finisterre. Desde el siglo XI marcaron su influencia en el arte religioso y el los frescos. La catedral de Santiago en Opatija había sido una abadía benedictina. Tiene unas peculiares vidrieras de cristal oscuro. En el altar mayor, el icono oscuro de Santiago en majestad sobre una barca, con un largo báculo a modo de remo en su mano izquierda y bendiciendo con la palma derecha. Hay una kapela sv Jacova en Medvednica; y sobre todo culto a sv Jacova en Kanfanar, en donde se celebra una de las fiestas y ferias ganaderas más tradicionales de la zona de Rovinj, la blagdan sv. Jakova. Aquí las estrellas son la música local (mih, rozenice) y los bueyes istrios, tan ligados a la leyenda jacobea. La Catedral de Santiago (Katedrala sv. Jakova) en Sibenik es la sede de obispado Šibenik. La Catedral está en la Lista del Patrimonio Mundial desde 2000.
Otro freska istrio de interés jacobeo es el de San Antonio y Santiago de Barban (sv Antuna, sv Jakova) del siglo XIV, también con grafitis glagolíticos. Dos santos hermanos, un luso y un «gallego», bajo el influjo franciscano y de los señores de Pazin que señorean la zona en el XIV, siglo de enfrentamientos entre los Habsburgo y Venecia. Entre Barban y Medulin hay un camino jacobeo istrio, una conexión de arte e historia apenas conocida en los estudios del tema en el Este de Europa cada vez más cercana. Además de la pintura hay leyendas locales sobre Santiago, al que atribuyen la cura contra los males de los pies, pues era el principal activo de los peregrinos para alcanzar su meta. Según la tradición istria, los cansados peregrinos, incluso los cojos, curaban al ver las torres de Compostela, ya no sentían los pies. Se desconocen los autores de los frescos istrios, pero algunos grafitis de Barban, del siglo XVI, fueron firmado por Bratonja, un campesino local con un nombre muy «céltico».
También los franciscanos de las costas istrias y dálmatas apadrinaban a los romeros, y la muestra está en la imagen del santo peregrino de asís en la capilla de Medulin. En Rovinj hay un monasterio franciscano e iglesia; algunos de sus obispos también patrocinaron las peregrinaciones, en el pujante comercio gótico. El sepulcro de la patrona santa Eufemia llega de Constantinopla en el 800, navegando sobre el mar en otra translatio jacobea, en las fechas de la inventio de Compostela, con la mano de los frates en la redacción en ambos casos. Hay culto a Santiago en la bella perla del Adriático peleada por venecianos, pisanos, genoveses; y la puerta norte de sus murallas, la entrada norte, Sjeverna gradska vrata, está defendida por la Torre de Santiago.
Transformación del comercio europeo
Desde el s. XI el comercio europeo sufre una gran transformación, con el aumento de la población, las cosechas, la seguridad; nace una red de ferias, ciudades, monasterios, y desde el Oriente llegan también peregrinos a Galicia. Nace una burguesía que se activará en el S. XIV con las mejoras de la navegación. Comerciantes como los Vitrubi, tratantes de sal, con su casa blasonada al lado de la capilla de Medulin (escudo de dos dragones unidos en sus frentes, bajo las barras de Aragón) serían algunos de estos nuevos burgueses peregrinos, relacionados con la aragonesa Nápoles y la aliada Ragusa. La capilla seguramente respondería a una fundación de esta familia, pues la iglesia parroquial está próxima, santa Inés, con su alto faro-campanario. Desde el románico había grupos masivos de romeros populares, de toda condición, también en el Este. Pero a veces eran solo algunos vecinos istrios los que peregrinaban en nombre de todo un pueblo, en busca de indulgencia colectiva, y eran recibidos como héroes a la vuelta. En Medulin se celebra desde tiempo inmemorial la fiesta de Santiago, conocida en toda la región, y renovada en el siglo pasado con el boom turístico.
Según Bader el camino francés desde Barcelona era la ruta más habitual de los croatas, pero muchos harían la peregrinación marítima en el comboio veneciano a Flandes, que salía hacia el Levante español, al golfo de Cádiz y a las rías gallegas. En este caso, sabemos que la escala de las galeras vénetas en Tierra de Santiago era el puerto de Muxía. Nuestros barcos frecuentaban Génova, Nápoles, Sicilia, Pisa desde 1340. Y mercaderes de Noia comerciaban entonces directamente con el Adriático, como Pero Vasques, en Venecia en 1422, 1423, 1445. La peste, las guerras, desde 1340, habían convertido Galicia en un punto central del comercio europeo en detrimento de otras zonas más castigadas; venecianos y aragoneses sobre todo se lucraban de esta ruta.
El propio arzobispo compostelano enviaba a Muxía a su mayordomo a comprar telas y especias a los venecianos, como se anota en los libros entre 1400-1430. Así que a través de Venecia había también una ruta Medulin-Muxía en la Baja Edad Media. A la vuelta traerían la vieira como la que se puede ver en el fresco, o el sello sigillum. Es el sello de creencia, o de citación, no unido a un texto, de tradición germánica, documentada y estudiada en el ámbito eslavo (Suffay y Jakubovich). Sellos de plomo y estaño que se llevan al cuello o con el cayado, con marcas de hospicios visitados, al modo de los sellos de la compostelana actual.
Conexión con la Galicia sueva
Más al sur, las relaciones de la república de Ragusa y la costa albanesa con Nápoles y la Corona de Aragón vienen de lejos y durarán siglos. Por esa vía marina llegarían romeros croatas a Galicia. Los barcos uskoks de Ragusa siguieron sirviendo a los reyes de España hasta la época napoleónica. Ragusa tenía un consulado en Sevilla y ragusanos estuvieron presentes en todas las hazañas españolas en los siete mares. Dos ragusanos descubrieron América con Colón. Algunos de sus barcos yacen en la Costa da Morte. Ragusa en 1492, tras la expulsión de los judíos de España, acogió a un grupo de sefardíes. España los apoyó contra Venecia y el turco del limes. Ya en época de Tiberio las legiones hispanas se encargaron de ocupar Dalmacia y Panonia, por donde correrían sus ferros los almogávares catalanes.
En los picaderos austriacos de Croacia nació la joya del caballo, el lepizano, unión de semental andaluz con yegua napolitana. Otro enlace croata-gallego es San Martiño de Braga, al apóstol croata de la Galicia sueva y uno de los más populares de la región. Un istrio de origen celta, como la mayoría de los galaicos paganos que se encontrará en el Finisterre. En el 550 convierte el reino suevo de Galicia al catolicismo, funda monasterios; enviado por Justiniano en misión diplomática al norte en «the westward journey», al tiempo que el emperador crea en el sur su provincia de Spania en tierra goda, vía militari. Hijo de nobles de la Panonia, en esa época ya ocupada por eslavos y otros, solo la costera Dalmacia formaba parte de Bizancio, y allí tuvo que nacer y educarse el santo, que partió «por mar al Finis Terrae» como el dejó escrito. Su origen podría ser Sisak, Osijek, Sibenik. Desde las costas dálmatas navegó a la Galia de los francos y su aliado, el reino de Galicia. Su cuerpo croata descansa en la catedral de Braga, capital inmortal de la Gallaecia sueva.
