Xosé Manuel Lema- La romería en honor a la Virgen de los Milagros de Santa Catalina.
Las fiestas de Los Milagros en Santa Catalina se siguen celebrando y concentrando a muchos devotos. Pero si nos remontamos en la máquina del tiempo varias décadas atrás, podemos hacernos una idea de la pujanza que tenía esta romería, que según los periódicos de la época atraía a la Terra do Xallas a fieles de localidades como Negreira, A Baña, Zas, Baio, Vimianzo o Santiago.A finales de los años 20 el diario «El Compostelano» destaca el «grandísimo concurso de romeros que concurre a dicho santuario».
Un ejemplo son los festejos que se celebraron en 1923(Hace 95 años). Las celebraciones en honor a la Virgen de los Milagros y a la Santa Cruz arrancaron el 1 de septiembre con la novena.
El día 8, a las 7 de la mañana, actuaba la banda de música, trompetas y tambores del Regimiento de Zaragoza, cuyo Capitán era el joven xalleiro Ricardo Taboada García. También habría gaitas del país y la actuación del Cuarteto de la Serra de Outes. A las 8 empezaban las misas.
A las 12 del mediodía y durante dos horas, la banda y el cuarteto ofrecieron un concierto.
Las celebraciones se retomarían a las 6 de la tarde con la novena, el rezo del Rosario, el canto de la Salve y una plática a cargo del párroco.El broche final a esta jornada, sobre las 8, sería «una gran verbena con profusión de fuegos artificiales, globos y morteros».
El día 9, las misas arrancarían a las 6 de la mañana, lo que demuestra el fervor religioso de aquellos años. A las 9, actuaba la Banda de música del regimiento Isabel la Católica de A Coruña, y una hora después se celebrará una misa en honor a la Santa Cruz. A las 12 era el acto litúrgico en honor a la Virgen de los Milagros, con la intervención del coro de Santa Comba, y con un sermón a cargo del reverendo Jacinto Piñeiro Soto, canónigo de la Colegiata coruñesa.
Posteriormente se organizaba una procesión por las calles del pueblo con una ofrenda de velas a la entrada de la Virgen en el santuario de Santa Catalina.Varias parejas bailarían la «Muiñeira de Xallas» antes de la comida campestre. A las 8, hubo fuegos de artificio y más música como punto y final.
Foto portado- El santuario en 1917