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jueves, marzo 21, 2024

El Solway en Baldaio el primer gran vapor de pasaje naufragado en España

Rafael Lema //Un equipo de TVE2 estuvo este mes filmando varios episodios sobre barcos hundidos en nuestras costas, como el Skyro, Serpent o Solway. 

En este caso, aunque no tan célebre como otros estamos ante un hecho crucial en la navegación en España, uno de los pioneros de los viajes de turismo náutico, transatlánticos. El del RMS Solway en 1843, fue el primer gran vapor de pasaje naufragado en España y el que levantó las reclamaciones más duras del gobierno inglés al español sobre la falta de señales marítimas y medios de salvamento de buques en Galicia, por lo menos es en esta fecha cuando por vez primera localizamos estas denuncias oficiales, tanto en el Parlamento como en los diarios de Londres. Un siniestro que tendrá consecuencias inmediatas y muy onerosas para el puerto de A Coruña, que dejará de ser puerto de atraque de pasajeros en ruta. De hecho hasta el siglo XXI la ciudad no se convirtió en escala de buques de pasaje por estar en las proximidades de la «coast of death».

El RMS SOLWAY naufraga el 7-4-1843 en Baldaio, y se halla a 13 brazas de profundidad (22 metros). De la Royal Mail Line Steamer Packett, va de Londres a las Indias Occidentales con especias y pasaje. Su sobrecargo Mr Lane volvió a naufragar 1846 en el Great Liverpool en Cee. Fue el primer gran vapor de pasaje naufragado en España y primera gran pérdida de la RMSP. Con el capitán R.C. Duncan. El primer gran barco naufragado de la compañía RMSP, pues el segundo, Medina lo fue en 1844. Anteriormente habían perdido la pequeña goleta de madera Isis. La RMSP empezó a construir 14 vapores a paletas de unos 1800 tn, 1285 tn brutas, con motores de Maudsley Sons and Field, en la ruta de Blackwal-Londres a Antillas.

El Solway inició esta ruta vía Vigo el 17.12.1841. Criticaron duramente en Inglaterra, tanto armadores como gobierno, la falta de ayudas a la navegación, como faros, señales marítimas, en Galicia, y por ello estas líneas dejaron de usar el puerto de A Coruña como escala, marcándolo como puerto sucio, peligroso. Así de nuevo tras el accidente regresó a Southampton el barco pontón usado para abastecer de carbón los barcos en nuestra costa, el coal bunker North Britain. RMSP desde 1875 volvió a Galicia pero empezaría a hacer escala en Vigo y Carril en su ruta a América del Sur. El siniestro arrojó a 98 hombres salvados, 35 muertos, incluido capitán.

Además una mujer embarazada, la mujer del caitán Wenworth R.E. Da a luz en A Coruña a una niña. 16 pasajeros mueren y 17 tripulantes. Son éstos: el capitán Duncan, el guardia marina Lt Hall, el carpitnero Ralph Robinson, el oficial Hugh Thompson, el ordenanza Henry Snilson, James Beveridge; los carboneros: James Donnell, Garrat Dillon; los bomberos: W. Wallace, Hugh Wallace; los mayordomos: H. Noal, Alex Brown, R. Eager; el administrador del capitán George Reading, el cocinero Josué Westhrop, el panadero Pat Antron y la azafata Isabella McGurn.

En 1839, con apoyo de la Corona, Inglaterra ponía en servicio a través de la RMSP una serie de líneas de vapores de correo y pasaje. A Coruña era una de sus escalas estratégicas y para ello había una estación de aprovisionamiento de carbón, agentes y consignatarios. La catástrofe de la Solway al chocar en los bajos de Baldaio saliendo del puerto herculino tuvo el efecto inmediato de la búsqueda de alternativas al paso por la peligrosa Costa da Morte, en donde no había un solo faro, y a la base coruñesa como lugar de aprovisionamiento en la ruta a Madeira. De hecho las iniciativas a la primera ley estatal de faros en donde se señala la ubicación de luces en Fisterra, Vilán o Sisargas nace tras este desastre tan poco conocido. En 1846 el siniestro del Liverpool en Gures agiliza los trámites mientras los parlamentos europeos y la prensa internacional sacude a nuestro gobierno.

Pascal Kainic en la prensa hace una descripción del naufragio de boca de uno de los náufragos que llevó la primera noticia a Londres. Indica que el Solway zarpó de Southampton el sábado 1 de abril y llegó a A Coruña sin contratiempo. En el 7 del corriente, dejó a Coruña en ruta a Madeira, en su viaje a las Indias Occidentales, y pasó el faro a las 10 horas. A las 12.10, yendo a toda velocidad, golpeó en el bajío Baldaio varias veces, hundiéndose finalmente a 13 brazas de agua. En sólo 20 minutos transcurridos después del primer golpe, sucumbió. El agua pronto llegó a la sala de máquinas, las calderas se colapsaron y explotó.

La mayoría de los pasajeros y la tripulación estaba fuera de servicio o durmiendo. Era de noche, con buen tiempo y con luna clara, de lo contrario la pérdida de vidas habría sido mucho mayor. Cuando fue lanzado primeramente el esquife muchos se subieron a él pero era frágil y no estaba destinado a llegar a la orilla. Por alguna causa aún no explicada, se hundió, y perecieron todos y cada uno de los que iban a bordo. Una bote de paletas se puso en uso, a la deriva para ahorrar tiempo, y cayó en la parte alta del agua inundándose hasta la mitad, pese a ello, sirvió para salvar a 52 personas.

El capitán Ducan murió en un acto de coraje al dejar marchar el segundo bote de paletas del barco para que llegaran a la tierra las personas que iban a bordo. Fue visto por última vez en esta tarea humanitaria cuando el buque escoró, y se perdió con él. Indica el náufrago «Al salir del puerto, pasamos por uno de los botes de paletas, aparentemente lleno de gente, más adelante pasamos por uno de los botes pequeños con 9 hombres. Llegamos al Solway sobre las 12.30 horas y para darles una idea la profundidad del agua, puedo decir que sólo sus mástiles de mesana sobresalían del agua.

Estaba escorando mucho y probablemente, en poco tiempo se haría pedazos ya que empezaba a soplar un fuerte viento del noroeste. El barco está a unos 3 kilómetros de la base en donde está el agente y su guardia, con el fin de recoger a los muertos o cualquier propiedad que pueda llegar a tierra. cuando el viento amaine se hará, si el agente considera necesario ir al lugar en un barco». Todo el período transcurrido desde el momento en que varó hasta que se hundió no excedía los 25 minutos.

«Yo aquí comentaría que aunque le doy el capitán Duncan un buen crédito por tratar de disipar todos los temores y la alarma de los pasajeros, me veo obligado a afirmar que si se hubieran despertado a tiempo muchos de los que estaban dormidos se habrían salvado más» indica el testigo. Cuando el Solway chocó iban vientos ligeros, inclinándose a la calma, con mar de fondo. Siendo unos pocos minutos después de la medianoche la mayoría de las personas a bordo, a excepción de aquellos que buscan salir de su horario de costumbre, estaban dormidos. Los que se salvaron en los pocos botes bajaban casi en un estado de desnudez.

El cónsul español Eduardo Santos y los comandantes de dos buques franceses de guerra que venían hacia los restos del naufragio dieron toda la asistencia que estaba a su alcance. El capitán general, su señora y sus hijas también se comportaron con la mayor amabilidad y con muestras de dolor. El teniente Wentworth de la Royal Navy y el agente a bordo de la Solway perdieron todo lo que tenían a bordo tanto de propiedad pública como privada. La nave llevaba carga general, incluyendo correo y una de caja de 1300 libras esterlinas. Como otros pecios fue objeto de trabajos de rescate de la carga y elementos más valiosos y su lecho es conocido por chatarreros que anduvieron en sus entrañas. La caja de caudales y los efectos más valiosos fueron recuperados en los días del siniestro.

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