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jueves, marzo 21, 2024

Erostarbe, el buzo que salvó la plata y la honra del Skyro

Rafael Lema // Los tesoros en el mar son uno de los temas más buscados dentro de las crónicas marítimas, y en Galicia hay una buena cantidad de barcos con tesoros. Uno de los más famosos pecios es el del inglés Skyro, «o barco da prata», hundido en el sur del seno marítimo de Corcubión, en los fatídicos Meixidos de la entrada de Muros.

En este siniestro tuvo una acción relevante un buzo vasco, Ángel Erostarbe, que no solo batió récords de inmersión en su época trabajando a profundidades donde nunca había llegado otro profesional sino que logró encontrar la famosa caja de la plata del barco, devolviendo el honor al capitán, pues se había dudado de su conducta, atribuyéndole el siniestro para quedarse con el tesoro. Llevaba 230 toneladas de plomo y sobre todo 88 lingotes de plata, recuperada en gran parte por el buzo. 80 lingotes logró sacar el «mergullador». Fue muy famoso en la época, con su rostro en propagandas inglesas, o en una marca de cigarros, al lado de la caja fuerte del barco.

El barco inglés naufragó con su preciada carga en «A Corredura» por tierra de las piedras de Meixide, a medio camino entre Muros y Fisterra. Contaban los pescadores como entre las redes que se largaban en el lugar se pescaban retorcidos lingotes de plata. Pero ya en su época fue el pecio objeto de operaciones de expolio y leyendas, pues su carga era conocida. Claro que para acceder a su bodega tenía que llegar un hombre con las agallas del citado buzo, con la escasez de medios de la época. El año del naufragio, la compañía envió a dos buzos ingleses que llegaron al puente del navío, pero no pudieron resistir la presión de las aguas, 72 kilos por pulgada cuadrada, y sucumbieron a las pocas horas de subir a la superficie. Dos años más tarde fueron contratados un vasco y un navarro, que alcanzaron el pecio pero tuvieron que ser izados presos de congestiones tremendas. Se abandonó el pecio, pero a los siete años se dio noticia en Inglaterra de la existencia de Erostarbe, una leyenda en el Cantábrico, con unas cualidades sobrehumanas. Era el último recurso de los armadores.

El trance había ocurrido en plena noche, sin víctimas, por la proximidad de la costa. El barco quedó a una profundidad de 55 metros en el fondo del mar. Los armadores no vieron claras las causas del naufragio y presentaron denuncia contra el capitán Vickers, que fue encarcelado como responsable de haber provocado el siniestro con ánimo de apoderarse del valioso cargamento. La compañía armadora sospechaba que las barras de plata habían sido trasbordadas a otro vapor, en plena noche, barrenando después el suyo para sumirlo en las profundidades del océano. Los trabajos para alcanzar la caja de la plata resultaron infructuosos, y el capitán permaneció siete años preso hasta que el buzo vasco le devolvió la honra. El buzo conocía la triste e injusta historia de capitán y no impuso condiciones. Con el sudario y la escafandra al segundo intento el vizcaíno subió con una barra de plata. Al telegrafiar el suceso a Londres, el capitán fue liberado.

El buzo Erostarbe en la revista Estampa

En una entrevista en la revista Estampa en 1931 Ángel Erostarbe habla de su trabajo en el Skyro, donde bajó a 55 metros, una distancia entonces insólita. Sacaron entonces, tras el siniestro, la plata, lo más valioso, continuando en 1961 con la carga. En la citada entrevista el vasco recuerda el hecho del hallazgo y el pobre sino del capitán. Contesta al gacetillero Manuel Huerta Marín: «¡Pobre hombre! La misma alegría le llevó al cementerio. Solo tuvo tiempo para escribirme una carta patética, llamándome su hermano. Créame usted, hacía llorar a las piedras». En sucesivas sumersiones sacó barras de plata por un valor de ochenta mil duros.

Sobre su recompensa, preso del asma, dice que no salió mal de todo de la aventura, «se me pagó bien, pero no todo lo que había derecho a esperar, según el riesgo que corría». Guardaba un reloj y una medalla labrados con la primera barra de plata extraída, un detalle de los armadores. Sintió la muerte muchas veces cerca, una noche al reconocer el casco de un barco hundido en nuestra costa donde había algunos cadáveres se vio rodeado por grandes peces, que lo rodearon dándole grandes coletazos. «Pasé entonces verdadero miedo, pues me di cuenta de que una dentellada al tubo de aireación era mi muerte segura. Agarré con desesperación la cuerda de alarma y tuve la suerte de ser izado». Después, 20 kilos de dinamita ahuyentaron a las bestias marinas.

Destrozaron en las distintas campañas el pecio con dinamita, por lo que ya no se puede hablar hoy de un tesoro hundido. En el año 1984 el patrullero de la Armada Española «Salvora» envió buzos a las entrañas del Skyro, constatando que solo quedaban restos muy dañados.

El Vapor Skyro era un mercante de nacionalidad británica, construido en 1880 por Laing James & Sons Ltd., registrado en el Puerto de Sunderland (condado de Durhan) con el número 81.469 y propiedad de Pinkney & Sons Steamships Company Limited, de John Street, Sunderland. Desplazaba 1.142 toneladas, con unas dimensiones de 69,3 metros de eslora y 9,8 metros de manga. Llevaba 230 toneladas de plomo y 88 lingotes de plata. Recuperados en su día y en 1961. Con una máquina de dos cilindros y 120 caballos de potencia. El 16 de abril de 1891 abandonó Gandía con destino a Londres , transportando un cargamento de plomo, plata y también cierta cantidad de frutas. El 22 siguiente, a las ocho de la mañana pasa a cuatro millas al oeste de Islas Cíes y a las dos menos cuarto de la tarde, toca contra una roca en los bajos de Meixidos (Muros).

Bajo el mando del Capitán, Mr. John Brown Vickers, enrolaba en la fecha de su hundimiento una tripulación de dieciocho hombres. Las referencias al pecio salen en libros de hace un siglo. En uno de ellos ,»The wonders of salvage» (David Masters, 1924) aparece el relato del hundimiento, los trabajos de recuperación del pecio del «Skyro» y la acción del buzo a 171 pies. También aparecen en la prensa los trabajos de 1961.

JUEVES 23 DE MARZO DE 1961. LA VANGUARDIA ESPAÑOLA Página 12.

«Hallazgo del «Squyro», mercante inglés hundido en la costa gallega en 1891 El buque británico «Droxford», dedicado a la búsqueda de pecios, ha logrado extraer del viejo barco naufragado 230 toneladas de plomo y espera hallar lingotes de plata

La Coruña, 22. – El buque inglés de salvamento «Droxford» ha localizado cerca de la costa, entré Muros y Finisterre en los bajos denominados «Meixidos»., al mercante de la misma nacionalidad «Squyro», hundido en esa zona en 1891. El «Squyro» fue encontrado en una grieta del fondo, a unos cincuenta metros de profundidad. Por medio de moderno material de salvamento, se procedió al descenso de un buzo, dentro de una campana especial, que dirigió desde el fondo las tareas de rescate de la mercancía.

El barco conducía lingotes de plomo, plata y otros metales, y, hasta ahora, se han conseguido extraer doscientas treinta toneladas de lingotes de plomo, por valor de 3.200.000 pesetas, pero se cree que quedan todavía más de este material y algunos de plata, ya que, al ocurrir el naufragio, llevaba ochenta y ocho lingotes de este metal, siendo, recuperados entonces ochenta. El «Droxford», que ha entrado en La Coruña, salió para Brest, donde, desde hace tres años, intenta localizar a un mercante hundido en 1914 con un cargamento de cobre. Volverá a La Coruña en el próximo mes de mayo, con objeto de proseguir las tareas. de extracción de los minerales que se encuentran en el «Squyro».»

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