10.2 C
Santa Comba
sábado, marzo 23, 2024

El pleito de 1698 por la pesca en el río Grande do Porto

Rafael Lema//

Un pleito de 1698 sobre derechos de pesca en el río Grande do Porto, cauce que históricamente siempre se documenta como río do Porto, pone de de relieve que los conflictos de este tipo no son novedosos. En este caso el problema enfrentó a dos hidalgos de soga y cuchillo, los señores de O Allo y Carantoña por la construcción de una presa en el actual coto truchero de Ponte do Porto, hasta hace medio siglo importante punto de captura de reos y salmones, como lo acreditan sus visibles «pesqueiras». El señor de O Allo denuncia al de Carantoña porque sus hombres levantan la presa de una aceña, impiden la subida de salmones y no le dejan pescar en donde siempre lo hizo. En esta época no dudan en usar nasas, valeros, redes y trasmallos en el cauce; algo que siguió usándose en Ponte do Porto en el siglo XX, cuando había concesión salmonera antes de la guerra civil.

Don Gómez de Riobóo, señor de las torres do Allo comunica que este río do Porto producía «reos y salmones que suben hasta más arriba de la puente que se dize de Vayo», llegando hasta lugares del propio coto de O Allo, y aguas abajo a Pasarela, Ponte do Porto, Carantoña, Cereixo. Desde tiempo inmemorial los señores de O Allo habían pescado sin impedimento alguno usando «redes y tramallo» en sitios como el llamado «pozo do Pego», dentro del coto de Carantoña, y más arriba, surgiendo el pleito por la construcción de un paredón para los molinos de don Pedro Álvarez de Carantoña, lo que impedía la subida de la pesca hasta los concejos de Baio y Vimianzo.

Se puede ver el pleito en el Archivo del Reino de Galicia (Real audiencia. Pleitos particulares. Leg. 12.015, nº 16, Fol 32). El pleito se inició este año por la construcción de esta presa, tras el enfrentamiento con los criados del señor de Carantoña, que querían impedirles pescar más abajo de ella. Entre estos criados se hace referencia a la presencia de algunos «morenos», esclavos del señor, cuya casa siempre se significó entre los caballeros de los Moscoso, llevando sus caballerizas, acompañándolos a la guerra, aportando alcaides a la fortaleza de Vimianzo y emparentando con todas las casas hidalgas de la zona, también con la condal. Los molinos del coto de Carantoña son dos, de canal, y piedras negras de maíz, propiedad de don Pedro. El de Peridón, muele 8 meses y renta 170 reales año. El de Bao Pequeno muele tres meses, renta 30 reales. Siguen en pie.

Un sucesor de don Pedro de Carantoña, Don Diego, aparece citado en el catastro de Ensenada de 1754, donde se nombran de nuevo estas dos muelas «en río de el Puerto». Entonces el coto, que ocupa solo el actual lugar de Carantoña y su vuelta, con 21 casas o lumes, no el resto de la parroquia, era jurisdicción primaria en lo civil y criminal del conde de Maceda (señor de las torres de Cereixo) y de don Diego de Carantoña. Son jueces ordinarios don Domingo do Allo y don Francisco de Novoa (los dos tienen sendos molinos en ponte do porto). Andrés de Lema y Joseph Gerpe, son peritos.

Don Gómez de O Allo era un gran pleiteador, y sus grandes gastos con la justicia, en los estudios de los hijos y dotes de las hijas, causan un serio quebranto a la casa. A él se debe la conclusión de las torres. Había nacido don Gómez de Riobóo y Seixas de Villardefrancos en 1646, heredando el los derechos por el fallecimiento de su hermano, el primogénito, por una caída de caballo a los 17 años. Se casó en Muros con su prima Jacinta de Luces en 1669, pasando a vivir en O Allo.

En su acreditada obra «Torres do Allo«, Jesús Ángel Sánchez García da una sucinta relación de la historia de la casa y de don Gómez, que junto a otros hidalgos de la tierra acude en julio de 1702 a la defensa de A Coruña contra una flota anglo-holandesa; como sus antepasados acudieron a la guerra de las Alpujarras en el mandato de 1570. Desde 1703 el hidalgo adquiere de pleno los derechos del rey sobre el coto, se titula señor y pone juez. Le costó 5.600 ducados de plata por legua, un total de un cuento y 50.000 maravedís de plata. Pertenecía O Allo a la jurisdicción de Soneira que junto a la de Vimianzo habían nacido en 1554 cuando las tierras del condado de Altamira habían sido aforadas a los Moscoso. El coto señorial permaneció vigente hasta el año 1836 cuando nacen los ayuntamientos de Vimianzo y Zas en la nueva provincia coruñesa.

En el siglo XVI fueron varios los pleitos por la pesca en la ría de Camariñas, y la desembocadura del río Grande do Porto en Cereixo y Ponte do Porto. En este caso los litigantes eran los vecinos de Muxía y Camariñas, y los condes de Altamira

Pódeche interesar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!
spot_img
spot_img
spot_img

Síguenos

7,820FansMe gusta
1,661SeguidoresSeguir
1,826SeguidoresSeguir
1,220SuscriptoresSuscribirte

Últimos artigos