El primer gran exportador de encajes o puntilleiro gallego conocido es el camariñán Ambrosio Álvarez Pardiñas, comerciante y corsario, con intereses en Pontevedra, Cádiz y México. Rafael Lema Mouzo.
El primer gran exportador de encajes o puntilleiro gallego conocido es el camariñán Ambrosio Álvarez Pardiñas, comerciante y corsario, con intereses en Pontevedra, Cádiz y México. El capitán y corsario Ambrosio Álvarez Pardiñas, desde 1795 sabemos que se dedica al comercio de venta de encajes desde Cádiz a América. Entre los «géneros del Reyno» lleva en su carga sargas, encaje, blondas, punto de blonda.
Pertenece a la saga de los grandes navegantes que efectúan el gran viaje redondo a las indias. Su familia tendrá casa acreditada en Veracruz de México y haciendas en Cuba. El capitán Pardiñas se casa en Pontevedra, emporio de la trata de puntillas de la época. Así el vínculo de Camariñas con los mercados más prestigiosos cuenta con nombres célebres y mucho recorrido. el capitán Pardiñas, con barco propio, ya lleva nuestro encaje a América hace más de dos siglos. En el comercio de Cádiz ejerce en el XVIII otro traficante de Camariñas, Domingo Antonio de Pazos. El párroco de Cerqueda Juan de Veiga y Andrade compra una heredad en O Allo (Ponte do Porto) para el citado comerciante indicando que se halla en el reino de Cádiz.
Por los datos del comercio marino gallego de la época sabemos que desde 1774 a Veracruz (donde los Pardiñas de Camariñas tiene un almacén) se llevan encajes, lienzos, manteles, loza. Y se importa vainilla, palo Campeche, azúcar, café, tabaco. En Vigo entre 1780-90 encontramos noticias de embarque de encajes y mantelería a Veracuz, Montevideo y Buenos Aires. entre los tráficos portuarios hay citas a barcos que entran en la ciudad olívica desde Camariñas y Corcubión.
Mosqueira Manso escribe que a Camariñas «navegaban mareantes pontevedreses para comprar los encajes que, luego, transportaban a Andalucía, Cataluña, Génova». La presencia en la ciudad de Ambrosio Álvarez Pardiñas del XVIII así lo acredita. En 1784 en una carta del ayuntamiento de Oviedo se habla de encajes de Camariñas. El comercio de altura pontevedrés en esta época está a cargo de asturianos.
El 16 de septiembre de 1795 se hizo a la vela del puerto de Cádiz para el de Veracruz la fragata Nuestra Señora de la Concepción alias La Empresa, su maestre don Ambrosio Álvarez Pardiñas, con entre otras, muchas piezas textiles nacionales y extranjeras. Entre los «géneros del Reyno» lleva sargas, encaje, blondas, punto de blonda, «65 piezas de paños surtidos, 12.374 idem de cintas y listones de seda, 839 idem de pintados sobre lienzo, 504 idem de paño de seda, 30 idem de sargas de seda, 175 idem de encaje de hilo, 80 idem de idem de seda, 11.295 camisas, 339 mantones de tafetán guarnecidos de blondas y gasas, 1035 libras de hilo, 473 docenas de medias de seda, 264 idem de hilo, 100 docenas de piezas de cintas de hilo, 1305 idem de pañuelos de seda, 105 cortes de sayas de seda, 154 docenas de pañuelos de gasa punto de blonda, 531 piezas de tafetanes de Asia, 581 idem de mahones de idem, 535 idem de muselina de idem, 120 idem de lienzo de algodón de idem, 4973 libras de seda, y otros muchos géneros, aunque de menos consideración, valorados todos en 5.529.851 reales de vellón».
El capitán Pardiñas tendrá tratos con importantes comerciantes asturianos, y así aprovechando sus viajes redondos entre Cádiz y San Sebastián en la villa de Gijón a veinte y cinco dias del mes de Enero de mil setecientos setenta y nueve «Dn. Ambrosio Albarez Pardiñas, vezino del puerto de Camariñas y capitan del paquebot nombrado «San Francisco Javier y Animas», anclado en este puerto; y Dn. Juan Bonifaz, vezino de la ciudad de Oviedo. Y asi juntos de mancomún dijeron se hayan convenidos en que mediante el citado Dn. Ambrosio se haya con carga para la ciudad de San Sebastian…» y cuando la deje en puerto se compromete ante el escribano Joseph Suarez Llanos a cargar en Gijón la de Bonifaz, llevarla a Málaga y Cádiz y regresar con otro porte de estas ciudades, en un plazo de un mes «y la que en estos dos puertos tomase la ha de conducir a esta dha villa por la cantidad de catorze mil quinientos reales dándole para el efecto treinta dias de tiempo». Son testigos los empresarios gijoneses Dn. Manuel García Valdes, Dn. Pablo Pía y Gregorio Muñiz Busto. Lo vimos en el «apartado corsario».
El catastro de Pontevedra se realizó el 23-10-1751 por orden del delegado Francisco Xavier García Serón (AGS. CE. RG. L166. 622). nos aporta una extensa lista de palilleiras, entre ellas varias «maestras», también tratantas de encaje, sobre todo mujeres, mientras que en la Costa da Morte era la venta labor de hombres. el dato es relevante, porque las puntilleiras meiriñas (así llaman en Camariñas a los del sur gallego) se dedicarían a adquirir y producir rendas, al mercado local, pero la exportación estaría a cargo de arrieros o mareantes. en la Costa da Morte los tratantes llevaban ellos por mar la mercancía, no era en esta época un trabajo adecuado a la mujer.
En Pontevedra hay también merceras que venden encaje en tiendas, y banqueros prestamistas que tienen en la corte sus letras e intereses. Al igual que en el caso de Corcubión, en Pontevedra se daban las condiciones para adquirir importantes remesas de encaje por contar los tratantes con prestamistas. las puntilleiras con estos préstamos compran a las palilleiras las labores y pueden colocarlas en las ferias o mercados, enviarlas en fletes, pagando al cobrar el dinero buscado.
Pero el monto de los tratantes de encaje pontevedreses no es tan alto como el que se beneficia en la Costa da Morte, en las rías de Camariñas y Corcubión o en Corme. Pontevedra es una gran ciudad en la época, de mucho trato comercial, y por ello el número de mujeres que se dedican a las labores es alto, pero es más probable que sean los comerciantes de la Costa da Morte los que sirvan de intermediarios con otros mercados, pues hay encajeros más relevantes y de más lucro en nuestra comarca que en otro lugar de Galicia. veinte años después, hallamos a un gran comerciante de Camariñas casado en Pontevedra y con negocios en la ciudad como el mayor exportador de encajes y el primero documentado con ventas a América, Ambrosio Álvarez Pardiñas. En 1776 estaba ya casado con Luisa Acevedo Castro de Pontevedra y hacia la ruta con barco propio entre Bilbao y Málaga.
Pardiñas pues se asienta en el principal puerto histórico gallego y en la gran ciudad metropolitana del comercio índico, Cádiz, sucesora de Sevilla. Las relaciones de los puertos de la rías de Noia y Corcubión con Pontevedra son relevantes y ya vienen de la baja Edad Media. sobre la cifra de encajeras, las relaciones que pude transcribir me aportaron 182 palilleiras, de ellas diez maestras, dato importante porque además de realizar los picados más caros y dificiles dan lugar a palilladas, a casas con grupos de aprendices que realizan la tarea. Se indica que no son sólo de la ciudad sino de su entorno. Otro dato importante en Pontevedra es la presencia de comercIantes asturianos, que inicialmente vendrían por pescado y otros productos para llevar por el Cantábrico. Asturias es un buen mercado para el encaje gallego y sabemos que «pontevedreses» iban a Camariñas a comprarlo.
La misma ruta de los pataches de la Costa da Morte o del citado capitán Pardiñas. Podemos ver un flete característico en la cita del indicado mercader de Camariñas en la fragata Nuestra Señora de la Concepción alias La Empresa, con géneros del Reyno de 308 quintales. Los prestamistas pues apoyarían sobre todo estos fletes de mercancía general fomentando el cabotaje e donde entre otras cosas se llevaban rendas. Es significativo que el título del epígrafe indique «mercaderes asturianos y otros por maior». O sea, la voz asturiano y gran mercader al por mayor eran sinónimos. Por eso indican Cornide y otros que los asturianos venían al puerto de Camelle y a Ponte do Porto a comprar cebollas. Desde el siglo XIV los vemos pescando en la Costa da Morte con concesiones que implican pleitos y tensiones con los locales, e incluso figuran como fundadores legendarios de algunas villas