12.8 C
Santa Comba
martes, noviembre 28, 2023

«El origen del Camino de Santiago V: los fenicios, su teología solar y ofiolatría»

«El origen del camino de santiago V:Los fenicios: su teología solar y ofiolatría». Juan Gabriel Satti Bouzas. 

Accede al capítulo anterior «Los Nerios en Dugium»

 

Por su ídolo guiados, querían, camino de Occidente,
dar la vuelta al mundo hasta su término; topando, empero,
con la valla del mar en Finisterre, me echaron para
erigir un ara al sol.— J.Verdaguer – La Atlántida

Rutas Marítimas y pecio fenicio de Mazarrón, Murcia

Fenicio (“rojo”) es el término con el que los griegos conocían a los cananeos y su origen parece ser el color con el que los fenicios teñían sus afamadas telas. Los historiadores lo utilizan hoy en día para identificar a los oriundos de El Líbano y de la Península Ibérica-Marruecos en los siglos XI-VI a.C.

El desarrollo económico del Próximo Oriente durante la Edad del Hierro haría que aumentase la demanda de ciertas mercancías y, sobre todo, de metales como la plata, el hierro y el cobre. Estos metales se podían obtener en el Mediterráneo Occidental dado que en occidente habían surgido grandes focos metalúrgicos como Cerdeña, Tartessos o las islas Británicas y Galicia que comerciaban entre sí. Uno de los puntos clave para controlar este comercio era el Estrecho de Gibraltar, de ahí la importancia estratégica de Cádiz para los fenicios.

En 2014 Pontevedra pasa a formar parte de la llamada Ruta de los Fenicios, un itinerario cultural reconocido por el Consejo de Europa y que incluye 18 países conectados en la antigüedad por estos navegantes, debido a que en Galicia se conservan importantes ejemplos de su cultura como por ejemplo el altar púnico en la punta Muíño do Vento en Alcabre, el santuario de Monte do Facho en Cangas, el castro de A Lanzada, las cerámicas y vidrios localizadas en Monte do Castro en Ribadumia o el petroglifo de Auga dos Cebros que representa un barco fenicio del siglo II a.C .

La arquitectura de los fenicios comenzó con la transformación de la roca nativa usándola en las viviendas, los templos y las tumbas. La planta de las casas era cuadrangular, así como la de las habitaciones interiores, y las paredes, de adobe, se levantaban sobre zócalos de piedra que hacían las veces de cimientos.

Mercante fenicio representado en un sarcófago s. II a.C. Petroglifos de barcos en Oia y Carnota

Estos grandes marinos y comerciantes buscaban lugares que reunieran unas condiciones de defensa fácil: islas cercanas a la costa, promontorios rodeados de agua, penínsulas, lugares elevados en el interior pero cerca de la costa, o pequeños conjuntos de islas muy próximas entre sí y estratégicamente situadas en relación con la tierra firme, con acceso inmediato a ríos navegables por pequeños barcos.

Ramón Barros Sivelo en sus Antigüedades de Galicia-1875 asevera que: “La torre Fiel del monte Pindo debe tener también origen fenicio, utilizada para servir de guía a las embarcaciones, en el peligroso paso del Cabo de Finisterre. Está construida en una roca piramidal, con ligera rampa que la ciñe en espiral para dominarla a mitad de su altura, y escalonada después basta la cumbre. Mide de 18 a 20 metros de altitud, colocada por la naturaleza sobre el punto más culminante de la ladera N”. Cerca de allí, en Carnota, se encuentran los petroglifos de «Laxe Escrita», que combina círculos astronómicos con embarcaciones clásicas.

Restos arqueológicos hallados en Lixus (Marruecos) denotan la existencia de una amplia colonia fenicia desde comienzos del VII a.C. y la expansión comercial a partir de Gadir (Cadiz) justifica la existencia de una factoría aislada o bien de un grupo de comerciantes en un posible habitat indígena en la colina de Tchemish. En cualquiera de los casos el Delebrum Herculis o santuario de Melkart es su elemento más significativo, siendo muy activo en la empresa comercial fenicia de esta zona. Es en estos yacimientos donde se han encontrado monedas  con referencia a la divinidad “Baal-Melkart de características similares a las acuñaciones de Tingi y Gades. En los reversos aparte de la leyenda MKM ShMSh aparece un gran astro con 5 ó 6 rayos, representación del sol, enmarcado por un meandro, que no deja lugar a dudas de su relación con la leyenda. Es remarcable la repetición incesante de este tipo de reverso, donde el elemento solar aparece casi ininterrumpidamente” (Fernando Lopez Pardo, Reflexiones sobre el origen de Lixus y su Delubrum Herculis en el contexto de la empresa comercial fenicia. 1989).

Casas fenicias de Huelva e Ibiza. Relevamiento en el conjunto de 4 a 6 viviendas de Vilar Vello. Lamentablemente como otros puntos históricos, es muy pobre el interés arquelogico de las autoridades por esta comarca (foto Xusto Gómez).

El nombre de Melkart lo identifica principalmente como el “dios de la ciudad” de Tiro, pero a través de su función igualmente explícita como dios dinástico se convirtió en el protector de la comunidad de vivos y muertos. Aunque ignoramos la mayoría de la liturgia relacionada con Melkart, su culto está claramente referido a la celebración del ciclo de vida, muerte y una cierta forma de retorno a la vida. El dios de la egersis, «resurrección» de Melkart durante este ritual anual, «muere»(tal vez en fuego) y es «despertado» o «resucitado», probablemente con la ayuda de Astarté.

José Luis Escacena, de la Universidad de Sevilla, en su estudio “La Égersis de Melqart” tras cotejar nuevos documentos, unido a la orientación helioscópica de algunos altares y templos fenicios de la diáspora colonial, sugiere una hipótesis que liga el mito a la aparente parada solsticial del Sol. La propuesta astronómica parece más sólida que la naturalista de ciclos de las cosechas dominante desde el siglo XIX.

Las excavaciones realizadas en los ‘90 en la antigua Caura (Coria del Rio, Sevilla) han localizado un templo oriental usado entre los siglos VIII y VI a.C. Fue tal vez un recinto al aire libre delimitado por una tapia perimetral que contenía algunas estancias interiores cubiertas. El ara trata de una mesa de barro de planta rectangular con los lados cóncavos en una fiel imitación de piel de toro. El eje mayor del altar apunta hacia el este, al orto solar del solsticio de verano, y hacia el oeste, al ocaso solar del solsticio de invierno. “Tal orientación, la misma que la de muchos templo ibéricos, griegos y fenicios…revela la posible existencia de una disposición solar dogmática” remarca Escacena.

Por eso, y según nos transmitió Estrabón una de las obligaciones del clero fenicio gaditano tenía que ver con la comprensión de los movimientos y situaciones tanto del Sol como de algunas constelaciones. Para la expansión fenicia mediterránea y atlántica del primer milenio a.C., las experiencias astronómicas acumuladas en los santuarios coloniales, supusieron saberes que contribuyeron a su incremento poblacional y a la orientación náutica. Allí los pilotos habrían aprendido a utilizar como guía para las singladuras nocturnas a la Osa Menor, conocida precisamente por eso como “Estrella Fenicia” (Bartoloni 1988).

Alineamiento equinocial del Cabo Finisterre, la Moa y Santiago según Jose Luis Galovart. Grafiti del s. V del faro fenicio en Cadiz.

El establecimiento de las fechas solsticiales correctas requería estar al tanto de las salidas y de las puestas solares en los meses de junio y diciembre. Cabe recordar que la mitología baalica situó la muerte del dios al comienzo del verano cuando el Sol alcanza mayor altura sobre el horizonte. Esos detalles explican que el nacimiento del dios se pudiera fijar en el solsticio de diciembre, cuando la luz, metáfora de Melkart, empieza a crecer igual que lo hace cualquier organismo. Por eso, como otra criatura más, la vida del dios podía establecerse desde el momento marcado por el solsticio de invierno hasta que la luz diurna nuevamente comenzaba a disminuir a favor de la oscuridad, fenómeno asociado ahora al solsticio de junio.

Posidonio mismo acudió al famoso templo consagrado a Melkart en Cadiz, donde llevó a cabo observaciones de la parada solsticial de junio, según Estrabon. Y es  Ptolomeo quien ubica en sus Tablas Geográficas un altar solar en Finisterre: “Post Nerium Promontorium, aliud Promontorium in quo Solis Arae”, “Tras el Promontorio Nerio, otro Promontorio en que están Altares del Sol”. El poeta Eduardo Pondal estuvo en las inmediaciones del faro de Fisterra en 1867, que desilusionado, no halló rastro alguno del mismo; pero el cura Miñones sí deja escrito en 1895 que la tradición lo sita en una elevación donde se encuentra el viejo Semáforo, que data de 1879 y era una base de emisión de señales para la marina de guerra.

Santuario de Melkart en Marruecos (foto Wikipedia). Altar solar fenicio en forma de piel de bóvido de Coria de Río. Siglos VII a V a.C. (foto alburnews)

También es un clérigo, el cardenal Jerónimo del Hoyo, que en el año 1607 menciona a unos desaparecidos habitantes no cristianos del monte: “Vate la mar en los edificios por un lado y la punta de la tierra pasa más adelante un cerro arriba de buena media legua y por una y otra parte está todo rodeado de mar y al cabo deste cerro, en lo más alto del están unos vestigios de edificios. Dicen que allí solían vibir los gentiles y más abaxo… el mar…”; el paraje se documenta como Vilar Vello y está sobre la playa de Cabanas abastecido por un par de fuentes que surten al río del mismo nombre.

Por otro lado está la de teoría de Alonso Romero de que la capilla de San Guillermo cercana al Cabo Finisterre, está orientada hacia la salida del sol en una fecha comprendida entre los dos ortos solsticiales, y que dentro “había una como gran pila o cama de piedra, en la cual se echaban a dormir marido y mujer, que por estériles, recurrían al santo y a aquella ermita; y allí delante del santo engendraban. Y por ser cosa tan indecorosa, se mandó, por visita, quitar aquella gran piedra, pilón o cama, y se quitó el concurso” (Sarmiento, 1745); pudiera ser esta losa el altar perdido?.

Es en este contexto de viaje solar por el espacio de vida, muerte y resurrección del astro rey en cada ciclo solsticial, donde debemos entender la predilección de los fenicios por las serpientes por encima de todos los demás animales como de naturaleza divina.
Eusebio, obispo de Cesárea (c. 263-c. 339), reconocía que «La mayoría de las teogonías del mundo proceden de los fenicios y de los egipcios», así es que para ellos las serpiente alada Uróboros que se muerde su cola representa la personificación de ciclos naturales como el del sol, que suben hasta cierta altura y caen luego, para volver a empezar eternamente.

Elevación donde se encuentra el viejo Semáforo de Fisterra donde la tradición sitúa el antiguo Ara Solis (foto Avila Cuerda).

F. Cuevillas ya notara la relación de serpientes asociadas a cultos solares, al tratar sobre los relieves del castro de Troña y la Piedra de Corme, en que se encuentran figuras radiantes vecinas a otras ofidias, “análogas a las encontradas en cerámicas de Santa Trega o placas de bronce de la necrópolis de Arcóbriga”. 

En un escrito anterior hicimos referencia al poema de Rufo Avieno, Ora Maritima, cuando hablando de los Oestrimnios habitantes del noroeste gallego, narra cómo éstos fueron expulsados de sus tierras por una invasión de serpientes. Quizás no de forma literal sino en un tono despectivo hacia el pueblo de los Saefes por una cuestión de competencia comercial con los griegos y romanos y que tendrían ese animal totémico.

Bosch Gimpera en su Ensayo de una reconstrucción de la Etnología protohistórica de la Península Ibérica, cree que esta oleada irrumpió hacia el año 600 a.C. coincidiendo así con la influencia fenicia en la zona. Por lo que se puede suponer que el etnónimo saefes tuviera origen fenicio y asentarse en la zona colindante donde desemboca el río Sado, Portugal, en la cual se descubrió una colonia o factoría ocupada por los fenicios desde el siglo VII a. C. llamada Abul, que incluye entre sus edificaciones lo que parece ser un palacio o santuario de estilo oriental, excavado por los arqueólogos Carlos Tavares da Silva y Françoise Mayet, quienes publicaron el resultado de sus hallazgos en la revista «Setúbal Arqueológica» en 1992.

Serpiente alada de Pedra da Serpe del castro de Penalba. Serpiente con astro del castro de Troña. Pedra da serpe de Corme según dibujo de A.Erias.

La invasión de serpientes no se referiría tanto a un territorio sino a la de rutas comerciales tan productivas que cambiarían de mano sucesivamente. Es el propio Estrabon el que nos informa al ocuparse de las islas Casiterides o  Estrimnicas en su libro III dedicado a Hispania, que “en un principio este comercio era explotado únicamente por los fenicios de Cadiz, quienes ocultaban además las rutas que conducían a estas islas”; añadiendo que luego serían los cartagineses los que se llevaban de aquí estaño, plomo y pieles de ganado a cambio de cerámica, sal y utensilios de bronce: lo que nos enseña que se comerciaba y explotaba los referidos metales con los habitantes nativos, los Oestrimnios. Estas antiguas rutas comerciales serán donde en el futuro se asienten las peregrinaciones marítimas a Compostela desde las islas británicas al que dedicamos un monográfico.

Peine siriofenicio hallado en Samos. Ubicación aproximada de los Saefes. En el Codex Calixtinus, en el  capítulo que describe la traslación de Santiago, los discípulos Teodosio y Atanasio deben enfrentarse  a un dragón o serpiente alada.

Pódeche interesar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!
spot_img

Síguenos

7,820FansMe gusta
1,661SeguidoresSeguir
1,826SeguidoresSeguir
1,190SuscriptoresSuscribirte

Últimos artigos