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jueves, marzo 21, 2024

Las Cartas del Kaolín

Plácido Vidal Díaz, el olvidado fomentador de minas de Laxe.(y Segunda parte )

Rafael Lema

Pincha aquí para acceder al primer capítulo

Plácido Vidal era hace un siglo abogado y llegó a ser alcalde de Laxe, su villa natal. Los estudios y trabajos mineros de Vidal y su socio John Rosewarne dan como frutos la apertura de las minas de caolín de Laxe en 1922. Seguimos analizando la vida de esta industria en su primera etapa, con Vidal, Rosewarne, Landesa y Ferreiro como socios. Las cartas entre ellos durante tres años nos aportan valiosa información. 

En 1922 cuando la empresa se consolida al conseguir pedidos regulares de la fábrica de loza de San Claudio en Asturias. En el mismo año se envían muestras de kaolín a las siguientes empresas: GIJÓN: BENGURIA Y FIGUEROLA. BILBAO, ALTOS HORNOS. SEVILLA, LA CARTUJA. SEVILLA, LA CERÁMICA DE SAN JUAN DE AZNALFARACHE. GUIPUZCOA, PAPELERA DE PASAJES. BILBAO, SOCIEDAD GENERAL DE PRODUCTOS CERÁMICOS. En abril de 1923, la empresa se encuentra en un momento crítico. El aumento de los pedidos hace que las instalaciones de Laxe se queden obsoletas. Es preciso invertir en maquinaria para optimizar el rendimiento de la explotación. Enrique Ferreiro pretende que se compren vagonetas y vía para agilizar la extracción mientras que Plácido Vidal y Juan James no consideran oportuno realizar más inversión de capital mientras los pedidos no superen las 1.000 toneladas año.

Vidal

 Plácido Vidal sugiere por carta a Víctor: «Si pudiera idear un aparato que nos saliera económico para elevar la arcilla del fondo de los trabajos, nos ahorrábamos muchos jornales y despachábamos más aprisa. Podía ser una especie de grúa giratoria u otro artefacto por el estilo, a mano y para una carga de media tonelada». En julio la sociedad se constituye de forma oficial mediante escritura pública y comienzan a realizarse obras de mejora en las instalaciones de Laxe. Las vagonetas se convierten en una realidad. Se hacen con una bomba de achique puesto que los pozos creados por la extracción del material están completamente inundados y dificultan el trabajo. 

Se plantean seriamente la instalación del lavadero. Es en esta época cuando entran en contacto con un importante personaje de la vida asturiana, José María Fernández Ladreda, militar e ingeniero. El día 23 de julio de 1923 se produce una reunión entre los socios, Enrique Ferreiro, Víctor Landesa, Juan James Rosewarne, Plácido Vial y Ladreda para tratar de ponerse de acuerdo sobre el tema del lavadero. Ladreda viene en calidad de amigo de Víctor Landesa, es un experto en minas y un hombre importante que puede abrir muchas puertas. Es el gerente de la Sociedad Industrial Asturiana Sta. Bárbara, importante empresa constituida en 1895 con un capital inicial de 10 millones de pesetas. Su actividad estaba formada básicamente por las pólvoras para minas, carga y guerra, así como las mechas de seguridad. Hoy en día es conocida como Fábrica de explosivos Santa Bárbara. Ladreda convierte a su empresa en cliente de Kaolines de Lage. Fruto de esta visita es un pedido de dos cargamentos de refractario. Tanto Víctor Landesa como Ladreda serán los encargados de realizar el estudio del proyecto para la instalación del lavadero. 

En noviembre de 1923 presentan a los socios un presupuesto cuyo costo estimado rondaría las 60.000 pesetas más la construcción de los edificios que sumarían a mayores 15.000 pesetas haciendo un total de 75.000 pesetas. Se producen las primeras diferencias de criterio en los socios por la importante inversión. Tanto Juan James como Plácido Vidal piensan que la mejor opción sería vender. En este momento y por mediación de Juan James Rosewarne se inicia un contacto con empresas inglesas con la intención de vender o de arrendar. Se ponen en contacto con Jones Picken & Brown, de Londres, proponiéndoles que realicen una visita a Laxe con objeto de levantar planos y hacer una memoria. Una muestra del material ya había sido enviada a Londres para su estudio químico. 

Los ingleses se presentan en Laxe el día 20 de marzo de 1924. Después de hacer un estudio «in situ» realizan una oferta que es puesta en conocimiento de todos los socios para poder tomar una determinación en conjunto sobre el futuro de la mina. La respuesta de Víctor Landesa y Enrique Ferreiro no se hace esperar, una carta anuncia el principio de la ruptura de la sociedad:

«MADRID 30 DE MARZO DE 1924, Sr. D. Celestino Vidal. Querido amigo: Recibidos los telegramas de Plácido y tuyos, deducimos que se trata de una cesión de los yacimientos mediante la entrega de mil libras esterlinas y un canon por tonelada que extraigan los ingleses de 8 pesetas, cualquiera que sea la clase del kaolín. Esto que a los consocios les parece de perlas representa la pérdida del 90% de esa riqueza natural que radica en nuestro suelo, para que se aprovechen de ella unos extranjeros. ¡Así nos crece el pelo ! Todos nosotros, los que constituimos la sociedad, creo que debemos estar interesados en obtener del negocio que la casualidad puso en nuestras manos el mayor rendimiento posible, pues bien, en la forma en que se ofrece la negociación con los ingleses hacemos un negocio pequeño en comparación con lo que teníamos planeado. 

Los citados ingleses nos ofrecen 1.000 libras esterlinas que al cambio de anteayer serían 32.690 pesetas y nosotros, o mejor dicho, nuestra sociedad le pedirá (caso de acordarlo) 8 pesetas como canon por tonelada que ellos extraigan, es decir que fijando un mínimo de extracción anual de 4.000 toneladas, serían al año 32.000 pesetas que nos produciría el negocio a las que podemos sumar 1.600 que producían las famosas libras, o sea, un total de 33.600 pesetas. Esto es en resumen lo que obtendríamos como beneficio de realizar la proposición de los ingleses. Vamos a dar ahora los beneficios que obtendríamos si se desarrollase el negocio en la forma planteada y en vías de realización inmediata: Montamos un lavadero que no nos cuesta nada de momento y supongamos que sólo pudiéramos lavar 3.200 toneladas brutas que quedarían reducidas a 1.600 toneladas lavadas. De estas 600 toneladas para Ladreda, que según los cálculos detallados hechos por Víctor dejarían de beneficio líquido y descontado por tanto la amortización del capital empleado en el lavadero, 15 pesetas por tonelada, lo que asciende a 9.000 pesetas anuales. Las otras 1000 toneladas lavadas vendidas a la papelera de Pasajes, al precio menor de los fijados, en que el beneficio es de 35 pesetas por tonelada, verás que asciende su valor a 39.000 pesetas lo que sumado a las 9.000 pesetas anteriores hace un total de 44.000 pesetas anuales. 

Esto suponiendo que no laváramos más que las 3.200 toneladas brutas, que procuraremos haber más. Comparemos lo que dejan de ganancia los ingleses en igual cantidad de toneladas brutas y veremos que son 25.600 pesetas que aun que les agreguen los intereses de las libras serían 27.200 pesetas. Pérdida que representa para nuestra sociedad la cesión del negocio 16.800 pesetas anuales que no sólo dejamos de ganar sino que se marchan al extranjero. Son pues nuestras conclusiones las siguientes: No aceptar la cesión ni venta ni arriendo de lo yacimientos. Aceptar en cambio compromiso de venta de las 4.000 toneladas anuales al precio que se acuerde entre la sociedad Kaolines de Lage y los ingleses y por último proceder a la instalación de los lavaderos en el mes que comienza. Esto nos parece lo más racional y conveniente para ambas partes contratantes. Firmado, Víctor y Enrique. P.D.: Se nos ocurre que a fin de evitar el retraso en montar el lavadero sería conveniente enviar el kaolín a San Claudio para su lavado y remisión después a la Papelera de Pasajes con lo que adelantaríamos mucho pues nos interesa sobremanera entregar el primer pedido de 90 o 100 toneladas a la Papelera porque después de esa entrega podemos asegurar el consumidor con un contrato por cinco años prorrogables.»

Plácido Vidal y Juan James Rosewarne contestan proponiendo la venta de sus participaciones en la sociedad lo que representa el 50% al precio de 200.000 pesetas (100.000 por cada socio). Creen que Ladreda no cumplirá en lo que se refiere al lavadero. Proponen que Ladreda cargue todas las toneladas que quiera al precio de 35 pesetas Tonelada y que «todos los beneficios con la papelera o con quien les diera la gana se lo embolsen ellos». Se ven incapaces de hacer frente a un pedido elevado de material en las condiciones en que se encuentra el yacimiento. Sin lavadero el precio por tonelada de caolín tiene que ser inferior puesto que la merma ronda el 50%. A lo largo de 1924 los pedidos se intensifican creando problemas de logística. «Ladreda está en pagar el kaolín como el último que se le mandó, pero más seco a 30 pesetas, para esto conviene se extraiga enseguida y se coloque en montones no muy grandes para que seque con facilidad.» dice una carta. La extracción y la clasificación del caolín deja una gran cantidad de residuos que acaban convirtiéndose en un estorbo. Los pozos cada vez son más profundos y se llenan de agua dificultando sobremanera la extracción del material. Desde San Claudio se llega a protestar tanto por la calidad del material como por el exceso de humedad del mismo.

Entre el mes de junio de 1924 y el mes de septiembre se despachan 545 toneladas de material repartidos de la siguiente manera: BALANDRO SAN JOSÉ: Descargó en Avilés 60 toneladas de caolín. VELERO OLGA: Está despachado con 150 toneladas, se encuentra de arribada en Corme esperando viento favorable. VELERO MARINA, DE MOTOR: Cargó 225 toneladas. CÓNDOR: 110 toneladas. En invierno es difícil conseguir barcos y patrones dispuestos a transportar el material y aunque se consigan suelen asegurar la carga ante la posible eventualidad de la pérdida de ésta. El 23 de octubre de 1924 Plácido se lamenta por escrito: «No encontramos barco para cargar las 200 toneladas que piden. Siempre se acuerdan tarde». 

En Noviembre de 1924 una fuerte tormenta tira con la caseta del motor de achique provocando la paralización de los trabajos al inundarse los pozos de donde se extrae el material, por si esto fuera poco, en enero de 1925 fallece el capataz del yacimiento D. Francisco García, víctima de una pulmonía. Todos los socios expresan su pesar y lamentan su pérdida. Era un hombre de confianza. El flete de los barcos variaba en función de la época del año, aunque los citados anteriormente fueron contratados al precio de nueve pesetas por tonelada. A esto hay que sumarle los gastos de carga del material en los barcos que según cuentas de uno de los socios ascenderían a 5.90 pesetas la tonelada: «Echando la cuenta lo que costó en cargar este cargamento de 110 toneladas, me parece que resultará como sigue: 6 hombres, 2 1/2 días cargando carros, pesetas: 60. 6 hombres, 1 1/2 descargando carros, 36. 3 hombres, 1 día descargando, 12. 3 hombres, 2 1/2 a bordo, 30. 4 mujeres, 2 1/2 a bordo, 40. 2 mujeres, 1/2 a bordo, 6. 12 carros 2 1/2 días a 9 pts, 240. 1 carro 1 día, 9. 2 lanchas 2 1/2, 156. Que viene a ser en pesetas 5.90 la tonelada».

Enrique y Víctor proponen constituir una Sociedad Anónima con un capital de 500.000 pesetas, cifra muy alta, algo que sus socios de Laxe consideran una «Propuesta quijotesca». Finalmente tanto Plácido como Juan James deciden vender su participación y tras una negociación no exenta de altibajos se produce un principio de entendimiento. En febrero de 1925 se llega a un acuerdo en virtud del cual Enrique Ferreiro y Víctor Landesa se hacen con la mitad de la empresa. La proposición de venta fue: 125.000 pesetas a repartir entre los dos socios. 62.500 pesetas al contado y el resto en cinco anualidades a razón de 12.500 pesetas cada una. En 1927 fallece D. Juan James Rosewarne y se practica una liquidación, a partes iguales entre los socios, de las propiedades comunes: INMUEBLES, 1.600 Pts. ENSERES Y HERRAMIENTAS, 603,55. EFECTIVO EN EL BANCO PASTOR DE LA CORUÑA, 3.085,70. INTERESES BANCO PASTOR, 13,89.

Aunque la empresa «KAOLINES DE LAGE» siguió funcionando y mantuvo el mismo nombre, la sociedad original se liquidó con fecha 24 de agosto de 1927. Hay algunos documentos interesantes en el archivo Rosewarne: 
1: Laxe, 5-4-1923. Ante la necesidad de ampliar la explotación de Laxe surgen las dudas sobre los pedidos de material. Alguno de los socios teme que los pedidos no cubran los gastos necesarios para optimizar la explotación. 
2: Laxe. El 18 de agosto de 1923 Reunión de socios en Laxe. Se espera la llegada de José María Fernández Ladreda, gerente de la «Industrial Asturiana» y futuro Alcalde de Oviedo. Con el tiempo se convertiría en un hombre con mucho poder y muy próximo a Franco. Fue Ministro de Obras públicas durante 6 años, cargo que abandona cuando es nombrado Vicepresidente de las Cortes. Su hijo, Victoriano Fernández Ladreda era ahijado de Dña Carmen Polo.
3: 13-3-1924.  Los socios de Kaolines de Lage autorizan a Plácido Vidal y lo nombran Director General de la sociedad para negociar en nombre de todos con la compañía inglesa.
4: 8 enero 1925, Diferencias insalvables entre los socios. Preacuerdo de venta por parte de Plácido Vidal y John James Rosewarne de su participación en la empresa a sus socios.
5: Laxe 15-1-1925. Con posterioridad a la carta anterior se produce un cambio de actitud en dos de los socios y se muestran dispuestos a arrendar la mina a los ingleses.

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