Plácido Vidal Díaz, el gran olvidado fomentador de minas de Laxe. Parte 1- Rafael Lema.
Foto-José Vidal- Minas de Caolín
Desde 2010 he venido publicando en este medio una serie de reportajes sobre los pioneros de la minería en la Costa da Morte, en especial recordando al más grande, Juan Rosewarne. Por estos trabajos recibí el premio Santa Bárbara de comunicación de la Cámara Minera de Galicia en 2012. Ya entonces al tratar sobre las minas de caolín de Laxe cité la importancia de un político y empresario local, Plácido Vidal Díaz, y creo que es de justicia reconocer su obra.
Plácido Vidal era hace un siglo abogado y llegó a ser alcalde de Laxe, su villa natal. Los estudios y trabajos mineros de Vidal y Rosewarne anteceden a los de Parga Pondal y en el caso del caolín son los dos referentes de su explotación comercial en el siglo pasado en Galicia y los padres de las minas laxeiras. Vidal es el gran olvidado, a Rosewarne lo saqué en su día del ostracismo.
D. Plácido Vidal Díaz es el padre del conocido fotógrafo José Vidal García y también aficionado a la fotografía, pionero en este campo en la Costa da Morte junto al finisterrano Federico Ávila. Plácido era un hombre de negocios, emprendedor y muy bien relacionado. Rosewarne llevaba buscando oro en la comarca desde 1880 y en 1922 contactó con Vidal porque había localizado caolín en Laxe. Aquí empezó su relación, que continuaría toda su vida, como he podido constatar desde hace cinco años estudiando el Archivo de John James Rosewarne que la hija del inglés depositó a la familia Osende de Zas.
Los dos decidieron abrir la mina de Laxe. Vidal mantuvo una intensa correspondencia con todos los socios de la empresa haciendo las funciones de intermediario. «Era el único que mantenía residencia habitual en Laxe y por lo tanto las gestiones y la toma de decisiones más inmediatas eran cometido suyo. Posteriormente informaba al resto de socios de la situación de la explotación y aconsejaba sobre los temas que consideraba más importantes teniendo en cuenta que era el mejor conocedor del yacimiento» me contaba el fallecido Manuel Osende cuando empecé a investigar en su biografía.
Por las cartas que Plácido enviaba con regularidad a John James Rosewarne, se puede hacer un seguimiento de lo que sucedía con su hijo José, el famoso fotógrafo, puesto que en los años 20 se encontraba realizando el servicio militar en el Norte de África. D. Plácido está muy preocupado porque «Lo de África anda muy mal, sobre todo la zona de Tetuán y Ceuta donde está mi hijo».
Plácido conocía toda la Costa da Morte por sus intereses mineros pero era un hombre de su tiempo, amigo de la cultura y la historia, así en noviembre de 1924 hace de cicerone y acompaña en una célebre excursión a «Unos catedráticos de Santiago que vinieron a visitar el Dolmen, el Castro de Borneiro y la ciudad moura de Vila-Seco.». No es baladí por ello atribuir las excavaciones de Borneiro o Dombate al interés de Vidal, pese a que otros lleven la fama.
Concello de Laxe
Rosewarne ya sacaba oro a finales del siglo XIX en Carballo y Corcoesto. Entre 1900 y 1920 recorre toda la Costa da Morte y realiza trabajos en antiguas minas abandonadas en busca de cualquier mineral que se pudiera comercializar en los mercados internacionales: oro, estaño, wolfram, caolín. Trabaja las minas de oro de Corcoesto en Cabana, las minas de oro de Vila y Meanos en el Ayuntamiento de Zás, las minas de Grixoa en Santa Comba, dos minas en Mazaricos, Rapadoiro en Noicela en el Ayuntamiento de Carballo y es uno de los primeros descubridores del potencial minero de Monte Neme aunque en el momento de realizar las catas el wolfram no es un mineral especialmente valioso por lo que no le da demasiada importancia. También halla wolfram en Salamanca, oro y caolín en León.
Una carta enviada el 9 de noviembre de 1924 por Plácido Vidal a John James Rosewarne ya nombra la importancia del caolín. «Estoy enterado por una persona conocedora de este negocio del gran valor que están tomando las arcillas kaolínicas en España debido a las muchas industrias en que se emplea y al gran desarrollo que toma, sobre todo el Barcelona, Valencia, y Málaga. Hay que tener presente que en España no hay instalado ningún lavadero y sería un negocio nuevo, ademas que son escasos, y solo donde pueden encontrarse más fácilmente es en el Norte de Galicia, y en la producción granítica. Me decía eses señor que una mina de esta clase vale tanto o más que una de carbón, porque este se está cotizando a 59 pts la tonelada, puesto sobre muelle en cualquier puerto de este región y libre de derechos. En vista de esto no debemos dormirnos, que Dios nos ayude. Además del Rapadoiro (Noicela, Carballo) Hay caolín en el Niñones, (Puenteceso), en Leiloyo (Malpica) que Vd. conoce y que se extiende hacia una playa cercana y en Dombate (Borneiro) próximo a ésta».
En otra carta queda constancia que tanto Plácido Vidal como John James Rosewarne conocían la zona y ya se habían fijado en los principales minerales comercializables, como el descubrimiento de volframio en Neme. La demanda de wolfram aún no había comenzado. Rosewarne, por encargo del Cónsul alemán en A Coruña ya había hecho informes sobre minas de wolfram en 1909 como tengo estudiado. El padre de la minería en la Costa da Morte tiene nombre inglés y desgraciadamente ha sido olvidado en los trabajos sobre el tema hasta mis trabajos. Incluso Salvador Parga Pondal en su obra parece desconocer esta labor y da una fecha errónea de la fundación de Kaolines de Laxe en 1930, cuando un pariente suyo era socio. Pero sabemos por la documentación del ingeniero inglés que la mina abrió a pleno rendimiento en 1923, tras un año de tanteo. Y el otro nombre clave es el de Vidal.
La sociedad «Kaolines de Lage» dedicada a la explotación de caolines, se constituyó por escritura pública otorgada el 30 de julio de 1923, a fe del notario de Tella, Ponteceso D. Modesto Vázquez Amarelle. Integran la sociedad constituida en la Villa de Laxe, bajo la razón social de «Kaolines de Lage» las siguientes personas: John James Rosewarne, Víctor Landesa Doménech, Enrique Ferreiro Pondal, Plácido Vidal Díaz. Se nombra administrador de dicha sociedad al hermano de uno de los socios, Celestino Vidal Díaz. De entre los socios cabría distinguir dos grupos. Por un lado tenemos a Plácido Vidal Díaz y a John James Rosewarne, quienes realizan el trabajo de campo, la producción y logística de la empresa: contratación, explotación y transporte del material hasta su destino. Por otro lado, Víctor Landesa y Enrique Ferreiro usan sus relaciones sociales para conseguir compradores.
«Kaolines de Lage» nace con la falta de liquidez para dotar las instalaciones de toda la maquinaria necesaria que permita optimizar la extracción con objeto de mejorar el rendimiento y de rebajar los costes de producción. Gracias a las gestiones de Víctor Landesa se llega a un acuerdo con la fábrica de loza de San Claudio en Asturias para usar sus lavaderos. Otro de los problemas es el transporte del material. Éste se realizaba por mar y dependía mucho de las circunstancias meteorológicas, así como de la disponibilidad de los barcos de cabotaje de la época, de Corme. Mientras, Enrique Ferreiro y Víctor Landesa buscan mercados. Es en 1922 cuando la empresa se perfila al conseguir pedidos regulares de la fábrica de loza de San Claudio en Asturias.
En el mismo año se envían muestras de kaolín a las siguientes empresas: Gijón: Benguria y Figuerola. Bilbao: Altos Hornos. Sevilla: La Cartuja, Cerámica de San Juan de Aznalfarache. Guipuzcoa: Papelera de Pasajes. Bilbao: Sociedad General de Productos Cerámicos. En abril de 1923, la empresa se encuentra en un momento crítico. El aumento de los pedidos hace que las instalaciones de Laxe se queden obsoletas. En Noviembre de 1924 una fuerte tormenta tira con la caseta del motor de achique provocando la paralización de los trabajos al inundarse los pozos de donde se extrae el material. En enero de 1925 fallece el capataz del yacimiento Francisco García, víctima de una pulmonía. En febrero de 1925 se llega a un acuerdo en virtud del cual Enrique Ferreiro y Víctor Landesa se hacen con la mitad de la empresa.
La proposición de venta fue: 125.000 pesetas a repartir entre los dos socios. 62.500 pesetas al contado y el resto en cinco anualidades a razón de 12.500 pesetas cada una. Este acuerdo permitió la continuidad de la empresa aunque no fue hasta la llegada de Isidro Parga Pondal en 1936 que la empresa comenzó a vivir sus momentos de gloria. En 1927 fallece D. John James Rosewarne y se practica una liquidación, a partes iguales entre los socios, de las propiedades comunes. D. Víctor Landesa y D. Enrique Ferreiro quienes desde sus respectivos puestos de trabajo y en función de sus amplias relaciones sociales en el mundo de la empresa consiguen compradores para el material que se produce en Laxe.
Víctor Landesa Domenech, Militar de carrera, en 1926 era Comandante de artillería. Su madre era vecina de Laxe en los años 20, desciende de una familia local de fomentadores, los Domenech. Estuvo destinado en la fábrica de armas de Trubia en Asturias y en 1925 junto con Carlos Ruíz de Toledo y Rogelio Areces (Jefe de taller en Trubia) puso en marcha un programa destinado al diseño y construcción de un carro de combate. El proyecto fue llevado a cabo en la fábrica Nacional de Trubia y financiado con el presupuesto de la misma aunque mantendrá un carácter privado. Como consecuencia de este proyecto vio la luz un T.O.B.: Tractor Oruga Blindado, más conocido por «landesa». Este tipo de vehículos fueron muy conocidos como tractores de artillería. En septiembre de 1936, uno de los Landesa, equipado con torre, es usado por los republicanos en el frente de Asturias aunque más tarde fue capturado por los nacionales.
Este vehículo también recibió la denominación de «carro ligero de combate Landesa». Víctor Landesa tuvo una gran importancia en la búsqueda de empresas compradoras de caolín en toda la cornisa Cantábrica. Tenía una tupida red de amigos y conocidos que se extendía desde Asturias, pasando por Santander hasta los Altos hornos de Bilbao. Debido a sus múltiples ocupaciones viajaba mucho por todo el territorio nacional. Entre 1937 y 1939 fue coronel director de la fábrica de armas de A Coruña en sustitución de Fernández Ladreda, quien sería Ministro de Obras públicas entre el 18 de julio de 1945 y el 18 de julio de 1951, aún a día de hoy existe una gran cantidad de calles que llevan su nombre. Víctor Landesa fue el encargado de relanzar la empresa a partir de 1936. Mantenía un altísimo nivel de relaciones y contactos con gente de gran poder político y económico.
Ladreda y Landesa en la posguerra tuvieron mucho trato con la «araña», la maquinaria nazi del wolfram y el comercio, tema tratado por mi en otros artículos. Un pariente de Ladreda estuvo en la División Azul y era un germanófilo de pro, entusiasta miembro de Spanky Jarasho la hermandad de la Blau coruñesa; es Mariano Sainz Fernández Ladreda. Es imposible desvincular a los nazis exiliados de la recuperación de la industria minera, química y de maquinaria industrial gallega.
Ladreda será socio de Landesa y con el tiempo se convertiría en un hombre con mucho poder y muy próximo a Franco. Fue Ministro de Obras Públicas durante 6 años, cargo que abandona cuando es nombrado Vicepresidente de las Cortes. Su hijo, Victoriano Fernández Ladreda era ahijado de Dña Carmen Polo. D. Enrique Ferreiro Pondal es sobrino del poeta Eduardo Pondal, fuertemente vinculado a Laxe, aunque reside en Madrid. Farmacéutico y analista de profesión será, junto con Víctor el encargado de buscar mercado y ampliar horizontes para poder colocar el material. Llega a ser miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia.
J.R. Varela
Es primo hermano de Isidro Parga Pondal quien será el continuador de la empresa a partir de 1936, precisamente por legado de su pariente. Gracias a las gestiones de Víctor Landesa se llega a un acuerdo con la fábrica de loza de San Claudio en Asturias para usar sus lavaderos. Otro de los problemas serios sería el transporte del material. Éste se realizaba por mar y dependía mucho de las circunstancias meteorológicas así como de la disponibilidad de los barcos de la época. Plácido Vidal comenta por escrito en carta dirigida a uno de sus socios: «El barco salió de Corme el día 16 con viento favorable, pero a las pocas horas cambió el norte, y temo esté de arribada en algún puerto, y esto es una contrariedad porque precisan la arcilla para el día 20-» ( 16-mayo-1922).
Con fecha 9 de junio de 1922, Enrique Ferreiro Pondal escribe a su socio Plácido Vidal Díaz: «Si la muestra que se me envió fue bien preparada, el resultado del análisis es más significativo de la composición que aproximadamente tendrá el cargamento preparado para el embarque. Hice un segundo análisis de la misma muestra y el resultado es el que sigue: HUMEDAD, 1.23. SÍLICE, 60.78. ALÚMINA, 28.26. ÓXIDO FÉRRICO, 0.90. CAL, 0.42. MAGNESIA, 0.29. PÉRDIDA, 8.79. TOTAL, 100.73. Hoy he recibido un cablegrama de Nueva York en el que me dice un amigo (que llevó una pequeña muestra de kaolín lavado cuando marchó para allá) que le envíe una muestra grande y le diga precio y cantidades que se pueden servir mensualmente. En vista de esto conviene preparéis ahí una muestra de 10 o 20Kg del kaolín bruto, pero blanco y otra de igual cantidad lavado. Como no estamos por ahora en condiciones de hacer el lavado en grande, pero si los pedidos son importantes pronto trataremos de la conveniencia del lavado. Yo le escribiré a mi amigo y le diré que la explotación está en sus comienzos, y por tanto no podemos comprometernos aún a suministrar el kaolín lavado y que si lo admiten en bruto, por ahora se lo mandaremos así, si bien yo creo que para tan lejos no les convendrá en bruto; respecto a precios, ya me diréis, lo que os parece se le diga».
Mientras Enrique Ferreiro busca mercado, también se afana Víctor Landesa, que escribe: «FÁBRICA DE TRUBIA 12 de junio 1922. En mi poder dos cartas que contesto hoy de un modo rápido porque estoy muy ocupado teniendo que resolver varios asuntos antes de emprender un viaje a Cádiz a ver unos cañones que tenemos que recomponer. A la vez tomaré tierra en Sevilla y veré si se puede hacer algo en las fábricas que hay allí; para esto necesitaría llegase antes del próximo domingo (día de mi salida) el barco para poder llevarme muestras del kaolín que viene para San Claudio, ya veremos, sino llevaré una que tengo del blanco. La factura la podéis mandar a D. José Fuente de Trubia y propietario de la fábrica de loza San Claudio y precio de 35 pesetas, pues en vista de que no viene mezclado se lo dije al ingeniero y no tuvo inconveniente en subir cinco pesetas. Se pesará aquí y su importe ya les dije que lo abonen en la C/C de Enrique en el Banco de España en Madrid. Si el kaolín les sirve, pues tan pronto llegue empezarán a fabricar con él. En últimos de julio o principios de agosto se podrán hacer dos o tres cargamentos más hasta completar 400 0 500 toneladas».