Después de declarar el comunismo libertario en su comarca, el sindicalista Rogelio Mazaeda Novais vivió escondido en una chimenea durante mucho tiempo. Pasó catorce años en la clandestinidad, en su propio país, mientras era perseguido por el franquismo hasta que logró escaparse, disfrazado de mujer a Portugal, en donde viajó en una avioneta a Cuba, donde se uniría a la revolución cubana.
Xosé Manuel Lema
Días felices
Aunque no recibió ningún homenaje, la figura de Rogelio Mazaeda sigue incrustada en la memoria colectiva de su pueblo. Cada vez menos, porque se trata de un desconocido para las nuevas generaciones mientras los más viejos del lugar se van ausentando. Pero en todas las indagaciones que hice en las últimas dos décadas, la amplia mayoría de mis interlocutores lo definieron con un buen hombre y dueño de una vasta cultura. De hecho, los libros lo acompañarían durante toda su vida. Es uno de esos hombres que dejan huella y merecen ser recordados.
Rogelio Mazaeda Novais nació en el seno de una conocida familia burguesa en el barrio de O Outeiro en Ponte do Porto (A Coruña) el 31 de julio de 1907.Sus padres, fueron José Mazaeda y Soledad Novais, dedicados al comercio y al transporte de mercancías por carruaje. Cuatro años antes del nacimiento de Rogelio habían construido una casa en las inmediaciones de la carretera entre Vimianzo y Camariñas.
Ponte do Porto en los años 30
La infancia de Rogelio pasó sin grandes sobresaltos ni excesivos apuros, aunque no fue ajeno al incipiente movimiento político y cultural que existía en su entorno. Su padre José regentaba una posada y fonda, que a su vez hacía las funciones de una especie de ultramarinos con conservas, frutos secos, aceites, etc… En el verano de 1913, el patriarca de los Mazaeda sufre un aparatoso accidente cuando pilotaba un carruaje a la altura de Ponte Roda (Vimianzo). El caballo se asusta y la “diligencia” se descontrola. Las ruedas impactan contra el pecho del comerciante que ante la gravedad de las heridas tiene que ser atendido y curarse en el domicilio de un paisano del lugar.
El viejo Mazaeda también estaba vinculado a los círculos políticos locales, lo cual influirá en su hijo. En 1917 es una de las catorce personalidades del ayuntamiento de Camariñas que se adhieren en las páginas del diario La Época, al homenaje que se le prepara al político conservador Eduardo Dato. Ideológicamente su vástago evolucionará por otros derroteros. Una figura importante en la familia fue su hermana Manuela o “Nelly”, casada con una importante personalidad de Cuba, bien relacionada con el gobierno de Batista, y que promovió una exitosa empresa de encaje de bolillos con un taller en la isla y contactos comerciales con los Estados Unidos. Las hemerotecas dejan constancia de importantes operaciones de encaje de bolillos en los años 20 en A Coruña, por parte de la misma Nelly Mazaeda.
Casa natal de Rogelio. En la actualidad
Esto facilitó que el joven Rogelio conociera Cuba en un primer viaje en esos años, a bordo del trasatlántico “Cristóbal Colón”. Nunca pensó que volvería, décadas más tarde, huyendo de un país, el suyo, en el que sería un proscrito mientras durase la dictadura militar. Antes de este viaje estudiaría en el Seminario Menor de Santiago de Compostela. Pronto se aficionó a la lectura y colaboró en las representaciones teatrales que se celebraron durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República. Los versos de Manuel Suárez, animadas comparsas, guiñoles y representaciones dramáticas dinamizaban la localidad porteña y atrajeron al joven Mazaeda, que conservará en el disco duro de su mente y hasta el final de sus días, pasajes enteros del Don Juan Tenorio, o párrafos completos de “Los Miserables”.
Rogelio era una especie de dandy rural. Vestía impecablemente. Chófer de profesión, poseía un coche negro. De los pocos que había en toda la zona. En sus ideales abrazaba la utopía comunista, desde el concepto más romántico.
En el próximo capítulo “Viviendo el sueño republicano”.
