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sábado, septiembre 28, 2024

Moraime, la joya oculta

Rafael Lema// Moraime es uno de los tesoros de la Costa da Morte. Vestigios tardorroamnos y suevos y un peculiar románico en su iglesia abacial en un locus amenus reciben al visitante.

La puerta sur de la iglesia parroquial de Moraime (Muxía) es uno de los tesoros artísticos del tramo final del Camino, la ruta al Finisterre. En esta puerta nos encontramos con temas infrecuentes en el románico gallego, como la escena de la Última Cena representada en el tímpano. Cuenta con unos capiteles ricos en iconografía, con representaciones originales, poco habituales, que la vinculan con fábricas gallegas, como la de Santa María de Cambre (A Coruña). Sin embargo ésta es sólo temática, no de estilo, en donde hablamos ya de una lejana filiación con edificios de otras zonas de España. Veremos así episodios como la psicostasia, Habacuc y el ángel, o la lucha del guerrero y el animal. Esta puerta estuvo oculta, tapiada, hasta hace treinta años. Es obra de talleres palentinos vinculados al románico de Moraime y al mecenazgo de los monjes.

Moraime en Adiante TV

La autoría de nuestra puerta sur se debe a un maestro o taller itinerante, desconocido hasta el momento, que conoció y manejó un repertorio de temas novedosos en esta parte del reino, y más comunes en ámbitos leoneses o castellanos. Pero del mismo modo era conocedor de la labor del maestro Mateo. La obra data de los primeros años del siglo XIII, sobre el 1.200. Es un taller que permanecerá en la zona, con un intenso trabajo, dejando magníficos ejemplos de su arte, como en la puerta sur de Santiago de Cereixo (Vimianzo).

El tímpano está esculpido por sus dos caras. En el anverso se nos muestra la representación de la Última Cena. Son siete comensales situados sobre una larga mesa, simulada por una estrecha franja decorada con una línea en zigzag a modo de mantel, con sus panes y cuencos. Un octavo y extraño personaje, a quien popularmente llaman O Neno, de menos tamaño que los demás, está a la diestra del Salvador, apoya su cabeza en el hombro de este y parece un poco elevado sobre el suelo, o de puntillas. Aceptando que este pequeño personaje sea Juan, esa elevación sería la visión del paraíso al contacto con el maestro, como está escrito en un cimacio del pinjante de la catedral de Lugo: «el discípulo del Señor en plácido descanso de sus miembros recostado en la cena vio las delicias celestiales».

@AdianteGalicia

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