El teniente Venancio Paredes cumple 103 años en mayo.Dos vecinos de A Coruña son los militares más veteranos de España y este mes de mayo estarán de cumpleaños. Rafael Souto cumple 104 el día 17, y el 20 Venancio Paredes Pardellas alcanza 103. El teniente Pardellas fue homenajeado en A Coruña como el decano de la División Azul, el militar español más veterano de todos los que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
La hermandad nacional de la División Azul le entregó la medalla conmemorativa del 70 Aniversario en un acto en el que participaron miembros de la hermandad en Galicia Spanski Jarasho y de la Hermandad de Excombatientes. Acompañado de su hija y compañeros el centenario homenajeado también aprovechó la jornada para visitar las instalaciones del Museo Militar de A Coruña y volver a ver algunas de las armas con las que combatió en su larga vida en la sufrida infantería.
Pardellas estuvo cinco años en combate y sirvió en el Ejército Español hasta 1961. Combatió en la guerra civil en el frente de Asturias, entrando por Ribadeo al lado de las columnas gallegas y participando en la batalla de Puerto Pajares. En esta campaña ganó dos cruces rojas al mérito militar y una cruz conmemorativa de guerra. Y la medalla militar colectiva de su agrupación, Tetuán nº1. Fue con su labor a África y se alistó en la División Azul para ir a Rusia en el primer contingente a mediados de 1941, como sargento en la 8 compañía del batallón 262 y estuvo hasta el retorno de la Blau Division en el otoño de 1943.
En el infierno blanco permaneció dos años, pues como indica su amigo y alma mater del acto el coronel Lorenzo Fernández Navarro «a los sargentos no los relevaban, esos hicieron toda la campaña». El oficial sirvió siempre en infantería con las ametralladoras, por eso en su visita al Museo Militar se paró en el amplio arsenal de la época. Al volver de Rusia participó como brigada en Asturias en la persecución de los maquis en una vida llena de peripecias y llegó a teniente. Pese a haber estado jugando con la vida en su lado más salvaje y sin temor a la muerte, como apuntan sus condecoraciones y su hoja de servicios, el militar ha llegado a centenario y le empieza a tomar gusto a los actos públicos. Poco a poco estira sus pensamientos y recuerda algunos hechos o apunta detalles a los comentarios de su hija o del coronel Fernández Navarro.
La mirada al banderín de la División Azul es significativa o sus indicaciones en la vitrina de las pistolas alemanas y españolas de las dos guerras en las que combatió. O la parada ante el cañón Flack que salvó a la noqueada pero no rendida infantería en Krasny Bor, la última y muy heroica batalla de un ejército español en febrero de 1943 durante el sito de Leningrado. El entonces sargento Pardellas fue herido en abril en este frente en otra fracasada intentona de ruptura de la posición española por los rusos, eufóricos y ebrios (en el sentido literal) tras la masacre de Stalingrado. En el peor de los frentes y con el mejor ejército de la época, este soldado español, memoria viva de su siglo, ganó siete condecoraciones como «guripa» de la Blau.
Dos cruces rojas al mérito militar, la medalla de invierno, la de sufrimientos por la patria, la cruz de hierro de segunda clase, la conmemorativa, el distintivo de herido, la cruz de constancia en el servicio. Hace poco el viejo «mortadela» recibió otro homenaje. En la anterior Pascua Militar el general Francisco Javier Abajo Merino, jefe de la Fuerza Logística Operativa con sede en el Palacio de Capitanía, le entregó en capitanía una placa conmemorativa al teniente, que nació en Argentina, a donde habían emigrado sus padres, originarios de Palas de Rei, pero que enseguida vinieron a Galicia. Tras su azarosa vida militar Paredes Pardellas se casa con una coruñesa en A Coruña en 1947 y se hace “coruño” de sangre lucense.
