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jueves, marzo 28, 2024

Dumbría, el centro mítico del camino de las estrellas

De Donobria a Dumbría, el centro mítico del camino de las estrellas. Un reportaje de nuestro colaborador Rafael Lema, que nos sitúa en este municipio de la comarca de Fisterra.

Rafael Lema

Dumbría está atravesada por el Camino de Santiago a los santuarios de Finisterre y Muxía, pero ya era una tierra legendaria con centros de culto significativos mucho antes del nacimiento de la vía jacobea. Contamos con algunas evidencias de esta ruta antigua y también con referentes del paso de los caminantes jacobeos al Finisterre: una cruz con inscripciones en Olveiroa al borde del camino, hospital de Logoso, el importante paso de Ponte Olveira, el camino real que de Brandomil y Baiñas llegaba a Marco do Couto (sobre una vía romana secundaria). 

Mucho antes del nacimiento del Camino era un lugar central del primer cristianismo en la comarca y mantenía lugares de culto ancestral. Santa Eulalia de Donobria (Dumbría) en el siglo IX era el principal centro religioso de Nemancos, la comarca de Fisterra. Y, como el topónimo indica, había sido el gran santuario de los celtas nerios, un «dunum». La existencia de un enclave mítico como la cascada de O Ézaro o la primera imagen de una procesión ritual de tipo religioso en la comarca en el petroglifo de Pedra Ancha marcan la singularidad de Dumbría como centro sagrado comarcal antes de la cristianización efectiva del territorio y primera parroquia oficial de referencia.

Las antiguas civilizaciones miraban al cielo, la residencia de sus dioses. A la Vía Láctea y al Círculo de Orión, dos caminos de estrellas que terminaban en la última tierra occidental, en los finisterres de Galicia. El camino estelar se hunde en nuestro mar, que es un reflejo del cielo, de la cuna de los dioses. La estrella, la vieira, los santuarios ancestrales a la antigua divinidad femenina son algunas marcas que el camino jacobeo medieval absorberá en su labor de sincretismo. Antes de los peregrinos jacobeos otros pueblos llegaron atravesando la tierras de Dumbría al mítico Finisterre.

La primera iglesia cristiana conocida del Finisterre fue la de Santa Eulalia o Baia de Donobria (Dumbría), culto traído por los mozárabes del sur ocupado por el Islam. El nombre en lengua céltica significa fortaleza en alto (dunum-briga). Tenemos un documento de los años iniciales de la leyenda jacobea, poco después de la aparición de la tumba que daría origen al primer santuario. En el 866, en una península casi totalmente ocupada por los árabes un abad llegado de Liébana llamado Tructino hace un recuento de las iglesias que pertenecen a Iria Flavia, el único obispado libre de la ocupación de España, y el único centro de poder cristiano en todo el occidente gallego. En este listado se dice que en el territorio de Soneira el obispo posee una iglesia, San Saturnino in Vimianço. En Nemancos, Sancta Eolalia in Donobria. Son las dos cabeceras comarcales de la Costa da Morte en el territorio de las viejas trebas de nerios y ártabros. 

Hasta el siglo XII con la labor de los monasterios de Moraime y Ozón no habrá una labor intensa de cristianización y civilización de este territorio, cuando se incorpora Muxía y Fisterra al camino oficial. Es pues Dumbría la cabecera del primer cristianismo oficial en la actual comarca de Fisterra, en un territorio que en los primeros documentos se integraba en otro mayor, Céltigos, atravesado por el río Xallas o Ézaro, lugar en donde se asentaron los celtas nerios o supertamaricos, que son uno de los pocos pueblos marcadamente celtas del NO.

En la época prerromana ya estaba dotada de lugares centrales de culto para los primeros habitantes conocidos. El nombre de Nemancos es también prerromano y puede relacionarse con formas célticas, el «país del bosque sagrado», de un «neme, nemetón», cuya primer centro sagrado era Dumbría. Un dunum-duno (fuerte), que lleva asimismo en su doble nombre céltico el significado de santuario. Es de destacar el castro de Logoso, a 402 metros de altura, en el camino jacobeo, con restos de muros y una especie de ara partida por un rayo que guarda las formas de altares indoeuropeos. Los nerios eran un pueblo celtíbero y llegaron al Finisterre desde las orillas del río Guadiana, en tierras de turdetanos, en una ver sacrum o peregrinación al oeste junto a los túrdulos en una de las migraciones mejor documentadas de nuestra Prehistoria. Una de las creencias de los celtas era que en el paraíso había un río que desembocaba en una gran cascada. Y el único cauce que lo hace en la Europa atlántica es este Xallas o «Essar» que marca y define el territorio de los céltigos, en el «cadoiro» al norte del mítico Monte do Pindo, santuario ancestral cristianizado en el 1102 por una ermita y dotado de defensas desde época sueva.

En los siglos oscuros prehistóricos también hay en Dumbría referencias de culto relevantes, que siguen confirmando el porqué de su elección como primera cabecera religiosa. Existen el el término municipal 38 mámoas, 1 petroglifo, 8 castros, 3 dólmenes, 17 topónimos con nombres de castros. En los grabados del petroglifo de Pedra Ancha de Dumbría al lado de varios tipos de armas aparecen cruces y extrañas figuras triangulares o escutiformes. Una escena parece una procesión de personas (cruces) y gente armada (alabardas, puñales) adorando un menhir o delta estilizado, una forma de cabeza de toro. Es una de las imágenes de la diosa primitiva, la dea ancestral, la madre tierra, la divinidad femenina que está detrás de numerosos lugares de ritos y santuarios marianos en Galicia y en el mundo desde la Anatolia a las Orcadas. El mayor estudioso del simbolismo de estas inscripciones de la Edad de Bronce en la provincia, José Manuel Vázquez Varela, cree en la existencia en esta época de fratías, cofradías de guerreros que usaban estos lugares para sus ritos y reuniones, y que estarán bien documentadas en nuestra Edad del Hierro, vinculadas a influjo indoeuropeo. E indica que este petroglifo sería un lugar sagrado donde se celebraban rituales religiosos.

Este símbolo de la dea lo podemos vislumbrar en hachas de piedra halladas en túmulos megalíticos gallegos, conjuntos de puntas de flecha de bronce usadas como colgantes. En idolitos de Parxubeira y Dombate, en petrogilfos de la zona (Berdoias, Corme) o las losas de la cista de A Insua de Cabana. Este símbolo antiquísimo de la bulba en el griego micénico era la letra ti. La taw del alfabeto fenicio, marcado con una cruz. Motivos reticulares y zigzagues se pueden ver en cerámicas de las islas Cícladas de 4.000 a.C. O en las estatuillas conocidas como ídolos violín (similares a unas fíbulas suevas de Moraime), de figura humana con rasgos femeninos, donde se aprecia el triángulo de la dea como una vagina y un torques en v similar al de la escultura de Gobekli Tepe. En las estatuillas cícladas como en los petroglifos galaicos hallamos la mayor parte de la rica simbología asociada a la dea.

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