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viernes, marzo 22, 2024

El descenso del Miño, una gesta de los Boinas Verdes gallegos

Este mes de abril se cumplen 22 años del ejercicio ORELLANA 93. Un descenso del río Miño desde su nacimiento hasta la desembocadura realizado por el grupo de operaciones especiales GOE «LA VICTORIA VI» con base en A Coruña, entre los días 20 y el 28 de Abril de 1993. Cubrieron nuestros soldados 340 kilómetros de «boga a muerte», como figura en el diario de la expedición, en 8 días y 35 minutos, con una etapa acortada para reparar las dañadas «naves».

Rafael Lema 

Se trató sin duda de una proeza de resistencia pero también de expedición geográfica en el cauce principal de la región realizada por los últimos boinas verdes gallegos al mando de su recordado comandante y buen colaborador de Adiante Galicia don Lorenzo Fernández Navarro de los Paños, quien glosó la hazaña en la ya desaparecida revista militar Noroeste, en su número 28. Aquello fue, como recuerda el hoy coronel que nos facilita la información, «además de un ejercicio de adiestramiento para adquirir y mantener las capacidades de combate de la unidad, una auténtica aventura que jamás olvidarán los guerrilleros que tomaron parte en ella, orgullosos de haber sido Boinas Verdes del GOE VI». Porque la expedición se hizo a golpe de remo y de zancada, por duros terrenos, en aguas bravas o contra corrientes marinas, como las grandes epopeyas de nuestros descubridores en las Indias o las expediciones geográficas que ensancharon el mundo conocido. De ahí el nombre de uno de nuestros gloriosos hombres de la gesta americana, Orellana, el héroe del Amazonas.

El calado histórico de la marca miñota también es relevante, ya que sirvió de frontera militar y civilizadora en época romana para frenar a galaicos y astures, igualmente se sostuvo como barrera con los godos y fue el único espacio al que llegó la invasión sarracena, por breve tiempo. Además de ser un cauce hidrográfico genuino y mítico, el del gran río del viejo Reino de Galicia. O Pai Miño.

Recuerda el coronel Fernández Navarro que en 1988 se había hecho el primer descenso del Miño por el GOE que tenía como jefe a don Carlos Suero Sierra. Previamente un grupo había hecho el reconocimiento del cauce y sus peligros, al mando del teniente Jerónimo Delgado de Luque. Este trabajo sirvió de base a la nueva expedición de 1993. Desde el 20 al 28 de abril, todo el destacamento recorrió por el cauce y por la orilla los 340 km que van de Fonmiñá a A Guarda, en dos grupos simultáneamente en marchas de a pié a lo largo de sus márgenes por una compañía mientras la otra lo navegaba en lanchas neumáticas impulsadas a remo. Se usaron lanchas tipo IBS o zódiac y manteniendo la uniformidad militar, con armamento y mochilas de combate. Para ello se practicó una división, por la que en cada etapa un grupo realizaba una etapa a pie y el otro en barca. El capitán Carlos Boado Quijana mandaba el Coe 61, grupo Trucha. El capitán Jesús Arenas García, el Coe 62, grupo Salmón. En vanguardia, el jefe de la unidad, don Lorenzo Fernández Navarro. Como equipo de apoyo marchaba el grupo Lamprea del subteniente Candal.

El 20 de abril, tras diversas vicisitudes, el grupo se haya en la laguna de Fonmiñá, de donde parte la andadura, portando lanchas, al mediodía por la espesura del arroyo inicial. A 7 kilómetros, las lanchas pueden ser botadas en la lámina navegable de agua del tortuoso y difícil curso del Miño alto por el Coe 62 de Arenas. En el lugar de Bazar a las 14 horas se inicia la navegación, entre vegetación, obstáculos, presas, caneiros, rápidos y un estrecho «enxoito regato» que tardará en hacerse un río de empaque. La cena es en Rábade, de donde parten el 21, aguas arriba de la presa, hasta Lugo. Ahora es el turno a la boga del grupo Trucha de Boado, que deberá sortear el gran caneiro del club fluvial de Lugo ante la expectación y el asombro de numerosos curiosos. La jornada del 22 será de 30 km de bruscos desniveles, presas de molinos y tramos de extrema dificultad en donde se emplea una hora en recorrer algún kilómetro. Pero llegan sin novedad a A Insua, al este de Taboada, de donde parte el Coe 61 el día 23 hasta la presa de Belesar, en una jornada corta necesaria para el mantenimiento de la flotilla, muy dañada por la extrema dureza del tramo alto del Pai Miño.

El 24, el grupo Salmón de Arenas, en medio de una basta lluvia y duro viento de cara, inicia la navegación aguas abajo, para cruzar Os Peares hasta el club náutico de Ourense, con 38 km de fatigosa boga sin descanso. Unas condiciones extremas que se sortean por la bravura de los soldados de uno de los orgullos del ejército. Como escribe el comandante en su Diario de una Aventura, «el espiritu de unidad, el amor propio, el sentido del deber y el imperativo de cumplir la misión, impulsan a los guerrilleros que reman mecánicamente por el encajonado y agobiante cauce». El día 25 inicia la navegación el Coe 61 de Boado, por la presa de Velle y la ciudad de Ourense hasta el embalse de Castrelo de Miño, acampando a orillas del río Avia, tras 31 km de boga. El 26 el Coe 62 de Arenas pasa el embalse de A Frieira. «Nunca, en ningún día, se hizo alto alguno para descansar, excepción hecha del preciso para comer» anota el comandante en su diario. El grupo dobla meandros, atraviesa peligrosos tramos embalsados, salva cortadas del río llevando las lanchas a tierra como exploradores amazónicos y alcanza la «raia» portuguesa; con la fuerte corriente marina que llega a As Neves. Rápidos, corrientes, remolinos, pendientes pronunciadas los reciben en el peligroso tramo de Arbo a As Neves, en donde toda pericia es poca.

El 27, el grupo vuelve a salir de Arbo para que el Coe 61que hizo la jornada del tramo anterior a pie «también disfrute de la emoción de los rápidos». Una experiencia inolvidable para unos bravos boinas verdes, tramo de aguas bravas que no desmerece el de los más peligrosos cauces europeos. Es una lucha contra rocas, presas, pendientes, y la fuerte influencia de las mareas, que hacen necesario reparar una embarcación dañada, rajada. Alcanzan Tui y el día 28 la densa niebla los recibe en el último tramo, el que ejecuta por mar el Coe 62 y por tierra el compañero Coe 61. En dirección a A Guarda. A las 14,35 horas del 28 de abril de 1993 la lancha capitana del grupo de Arenas, en cuya proa navega en vanguardia el comandante don Lorenzo Fernández Navarro, alcanza la playa de Camposancos, en donde los soldados desembarcan en un clima de intensa emoción. Van llegando el resto de unidades, con incidentes como el varamiento de alguna lancha, y a las 15,15 horas se acerca la última embarcación. De noche en A Guarda los guerrilleros celebran el éxito de la empresa. Y ahí queda en los anales de las expediciones geográficas gallegas. Obra de los pies y los brazos de nuestros boinas verdes del Goe VI, un cuerpo de élite de nivel mundial orgullo de la historia militar reciente de la región.

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