Estimado amigo. Te envío compilaciones con las constituciones que tienen en estas tierras. Atendiendo al pensar de Aristocles (aquí lo conocen por sus anchas espaldas y le llaman “Platón”), los asuntos transcendentales están por de pronto en manos del pueblo poco formado y fácil de sugestionar.
Nuestro amigo Aristocles lleva razón, mas no tiene presente el arte que la oligarquía tiene para manipular. El pueblo sugestionado otorga en el sorteo de cargos públicos el poder a los ya designados por nuestros iguales los oligarcas. Por ello, si bien es correcto el análisis de Aristocles, nuestro amigo ni se imagina que a este pueblo se le sugestione con tal maña.
La astucia que Ciro aplicó a la ciudad de Tiro está totalmente organizada. Nunca vi tantas cantinas ni liviandad. Los oligarcas aseveran que con ello ablandan a la masa y le aportan un sucedáneo de libertad. El hedonismo está promovido y pagado con el erario público, y como ya te dije, los impuestos los pagan las mismas clases populares.
Aristocles también es certero en las bondades del reparto de la riqueza. Lo mejor para la Polis es que exista una cierta igualdad, ya que la riqueza de pocos y la indigencia de muchos, la primera “trae la molicie, la ociosidad y la segunda la vileza y el mal obrar”.
Mas nuestro amigo desconoce el método del sorteo de cargos públicos que aplican en este pueblo, ya que dicho medio encauza el servilismo y el mal obrar, como un acueducto canaliza el agua. Un ejemplo son las “disputa entre postulantes a tareas pública”.
Como te dije en el anterior despacho, asistí a un espectáculo que hacen llamar “disputa entre postulantes a tareas pública”. Es un procedimiento sencillo: los postulantes delante de la muchedumbre prometen todo tipo de reparto de bienes, como pan, vino y otros víveres. Y así, uno promete más fiestas o espectáculos públicos, y otros más víveres sufragados por la misma muchedumbre.
El resultado es que la plebe apoya a los postulantes que más les satisface sus gozos. A mayores, la mayoría de las promesas son falsedades obvias. Le pregunté a un oligarca si el pueblo no se daba cuenta del engaño, y me respondió que en un principio fue arduo engañarles, más las nuevas generaciones ya están educadas y lo aceptan con docilidad.
Los dispendios y malversaciones de todo el proceso, así como las prebendas salen del erario público que se recauda entra las mismas clases populares. El método es muy ingenioso y merece ser estudiado para implantar en nuestros dominios.
En el venidero Día del Sol sortean cargos públicos de la Polis. Nuestros iguales los oligarcas ya tienen planificada la política pública, y el sorteo es el procedimiento para designar a las personas que la van implementar. Tras el remate del sorteo te enviare cumplido despacho.