Ya preparan el próximo sorteo aunque ellos utilizan la expresión “sufragio”. El último sorteo dejó los acostumbrados premios con pocas mudanzas y la refriega acostumbrada. Como todos los participantes conocen que el sorteo tiene una capacidad limitada de reparto de oficios, la riña es por los números de las bolas con premio asegurado o con posibilidades. Para participar en el sorteo de cargos, sueldos y responsabilidades públicas sin rendición de cuentas, solo tienen que tener una edad y poco más.
Está prohibido exigir estudios, formación, profesión, experiencia o cualquier otro criterio sobre capacidad o idoneidad para el puesto que sortean. Las bolas a elegir las reparten los jefes de cada uno de los grupos entre sus partidarios y las que tienen puesto asegurado se las suelen quedar ellos. Después el público mete otras bolitas con números también tasados en grandes recipientes y el postulante que tenga más número de bolitas acorde con su número previo asignado, se queda con el cargo.
Los participantes novatos a cargos pasan pruebas internas en su facción. Los que participan son mayoría clases populares. Existe la costumbre de que los ricos, nuestros iguales, no deben participar en el sorteo, alegando que de participar, les quitan el sustento a personas de las clases populares. También usan con éxito la falacia de que los oligarcas se pueden beneficiar del cargo, como si los pobres fueran todos honrados y diligentes; como bien supones estimado Terámenes, en estas tierras esta admitida con naturalidad la mentira.
Nuestros iguales, respetando la costumbre de las clases populares, no participan en el sorteo de cargos. Al igual que nosotros, ellos son los que mandan y lo jefes de las facciones son sus criados. La mayoría del pueblo asiste y participan del ritual. Es como un día de fiesta, les causa tal ilusión a todos que es digno de observar. Llegado el día, la gente depositas sus bolas que traen de casa con los números, las cuentan, y unas bolas ya predecibles de antemano salen con cargos, y otras sin ellos.
La remuneración de los cargos que sortean anima a los participantes. Pocos exponen proyectos o ideas. Y Nunca manifiestan posiciones contrarias nuestros iguales los oligarcas. Me explicó un oligarca que a veces algún agraciado con el cargo se pone brabucón con ellos, y al igual que hacemos nosotros, el pobretón bravucón acaba expulsado, malparado y no vuelve en su vida a participar del sorteo de cargos.
Creo estimado Terámenes, que debemos tener presente este sistema de reparto de cargos entre nuestras las clases populares. Nuestros iguales aseguran que evitan revueltas e insurrecciones en los inferiores. Los expendios de todo el proceso y de las prebendas salen del erario público que se recauda entra las mismas clases populares. El método es muy ingenioso y merece ser estudiado para implantar en nuestros dominios.
Se me olvidaba comentarte otro prodigio: cuando se convoca el sorteo algunos participantes se dedican en exclusiva a insultar, descalificar con todo tipo de mentiras y artimañas a los contrincantes. Y lo que es aun más sorprendente y positivo, ¡el pueblo aprecia esos ultrajes! A mayor desparpajo del fantoche mentiroso, a mayor falsedad e insulto, más oportunidades tienen para salir elegido en el sorteo del cargo. Si no lo viera con mis ojos estimado Terámenes no me lo hubiera creído.
Asistí a un espectáculo que hacen llamar “disputa entre postulantes a tareas pública”, que en el próximo despacho te lo detallaré. Insisto estimado amigo Terámenes que las costumbres de estas tierras son extremadamente aprovechables a nuestra causa.