Manuel Fuentes Lamas es veterinario, cetrero y coordinador de Vox en la zona de Carballo
Mantener una posición ideológica en la que se cree firmemente por convicción (contra los sentimientos, no valen argumentos) o por haber llegado a unas determinadas conclusiones fruto del estudio y de una deducción lógica y razonada, es muy sencillo y reconfortante.
Cuando lo hacemos, nos sentimos bien. Siempre defenderemos esa posición “a capa y espada”, en cualquier escenario y frente a cualquier persona, y estaremos orgullosos de hacerlo.
Diferente es la defensa de una idea en la que no creemos o sabemos que es errónea y lo hacemos por obligación, por la inercia del momento, por intereses generados o lo que es peor por mandato de un superior jerárquico.
Entonces todo cambia.
Evitaremos pronunciarnos y las situaciones en las que tengamos que hablar de ella, se volverán incómodas. La “defenderemos” con tibieza y nuestra actitud será distante y evasiva ante preguntas relacionadas con el tema; “encenderemos el ventilador” mostrando un lenguaje agresivo con nuestros interlocutores, asomarán los insultos y nuestro tono de voz nos delatará.
Nuestra posición será errática y contradictoria y nuestra incomodidad manifiesta.
Esto es exactamente lo que está ocurriendo con el recorrido de la tramitación de LA LEY DE BIENESTAR ANIMAL por parte del PSOE.
Plasman su aprobación estampando su firma en un documento, nada más y nada menos que en el CONSEJO DE MINISTROS. Días más tarde manifiestan ambigüedades, posteriormente se reafirman volviendo a rubricar con su firma un documento contrario a lo pactado con determinados colectivos y hace unos días vuelven a negar lo que han firmado.
De manual, comportamiento de manual.
De aquél que sabe que está defendiendo una idea incorrecta, pero forzado por el interés, la defiende. Mejor dicho, la intenta defender porque hay posturas indefendibles.
Pero lo más grave es la intención que parece estar detrás de estos vaivenes.
El colectivo mayoritario afectado por ésta ley es el de los cazadores, hay muchos votos en juego y el enfado es mayúsculo. Perder esos votos tendría unas consecuencias electorales dramáticas.
La solución parece ser que pasa por contentar al socio de gobierno, valorar la repercusión electoral de semejante despropósito y donde dije digo, digo Diego.
La capacidad de movilización del colectivo cinegético es enorme, lo saben y lo temen.
Pero que nadie se lleve a engaño, si ahora no lo creen conveniente, lo pospondrán, lo dejarán para mejor ocasión, y de paso dejarán “a los pies de los caballos” a otros colectivos minoritarios: Criadores, tiendas de animales, acuariofilia marina, silvestrismo, y cualquier persona que simplemente quiera tener un animal en su casa que no sea un perro o un gato.
Espero y deseo que el colectivo cinegético no caiga en la trampa que le han tendido para conseguir su desmovilización.
Ahora, más que nunca es el momento de estar TODOS unidos, la unión hace la fuerza.
Es muy viejo pero muy real: DIVIDE Y VENCERÁS.
Ojalá no lo consigan….y que nadie se “quede en el sofá”.
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