Desde el siglo XVIII las elites políticas del Reino de España están sometidas a potencias exteriores, a intereses ajenos. A partir del Reinado de Felipe V, España pasa a ser un Estado supeditado a intereses foráneos, y en el campo cultural se impone la visión de la propaganda antiespañola, la Leyenda Negra. Al igual que hoy, los españoles se dividieron entre los gobernantes que aceptan el discurso antiespañol, y los que lo rechazan. Mas el gobierno, la dirección del imperio, cae en manos de los impulsores de la Leyenda Negra.
Se firmaron tres Pactos de Familia, dos en tiempos de Felipe V, y uno con Carlos III, renovado en el año 1779. Posteriormente se sometieron al emperador francés Napoleón I en el Tratado de Fontainebleau, llegan las abdicaciones de Bayona, etc. Surge de toda esa colonización cultural la obsesión por las «reformas», los «reformistas» y algo que aclaman como «Europa». Tras los pactos de familia y la decadencia absoluta, llegó la colonización económica del siglo XIX hasta principios XX por la Gran Bretaña y Francia, y la misma sumisión a su pensamiento. En 1898 USA paso a colonizar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, tras expulsar a los PIGS españoles. Posteriormente la adoración por el mundo germánico, y ahora, a pesar de la realidad evidente de mal negocio… se impone el europeísmo. Mas las oligarquías europeas hoy al igual que hace 4 siglos nos llaman PIGS, vagos, derrochadores, que vivimos por encima de nuestras posibilidades, cerdos.
Se llega al colmo de la estupidez cuando los calvinistas dicen, como Max Weber a comienzos del siglo XX, que el capitalismo, la industria, el trabajo es natural o propio de los calvinistas, y que los católicos somos inferiores, vagos, derrochadores, y que vivimos por encima de nuestras posibilidades, que somos unos PIGS, cerdos de toda la vida.
Si me permiten, le preguntaría al patrañero de Weber, cuantos calvinistas había en el Imperio Español, cuantos calvinistas existen hoy en el actual impero Chino, en Japón, o el misterioso motivo de que la católica Baviera sea la zona más industrial de Europa, así como el norte de la católica Italia. Weber cobraba sus buenos sueldos por hacer su trabajo, él cumplió como su cometido. Lo curiosos es que las «elites españolas» desayunaran ese mejunje. Y hoy como ayer para nuestros aliados seguimos siendo PIGS, cerdos, y nos imponen sus mandatos sin tan siquiera consultar.
España es el único país europeo que tuvo «afrancesados» en el poder. Al día de hoy tiene el mayor número de europeístas del mundo. Incluso a pesar de la salida de la Potencia Gran Bretaña de la UE… Existe también una obvia separación entre el pueblo y sus «elites». Es el «No nos representan».
Esos afrancesados-germanizados-yanquilizados- y ahora europeizados da la sensación de que anteponen los intereses de potencias exteriores a los intereses de los trabajadores, comercio e industrias propios. Hoy volvemos asistir a otro «pacto», otro Tratado de Fontainebleau. En ambos casos, el pueblo nunca fue consultado, mas las consecuencias son para los trabajadores y empresarios.