«En este mundo las armas nucleares no son un problema de ayer, sino que son una amenaza presente». Esta reflexión la podríamos trasladar a la política actual que gobierna nuestro país. Estamos viviendo situaciones de conflicto y corrupción continúa que nos traslada a una política rancia, para una sociedad teóricamente moderna.
Ya vivimos en su momento la pelea Casado y Santamaría, ahora lo vivimos entre Casado y Ayuso. Los políticos siguen en la nube de «ACOSO y DERRIBO». Un PP que muestra su ineptitud e inmerso en una corrupción continua, sumada a una izquierda rancia bajo un disfraz del progreso, nos están llevando a un Estado carente de credibilidad hacia los ciudadanos, marcada por la apoteosis del cinismo a la que nos lleva el Partido Popular y el Partido Socialista, lo que nos traslada a la idea aterradora de abrazar el caos.
Nos hablan de franquismo y memoria histórica, pero no nos hablan que en estos años han utilizado esta cortina de humo, como si el objetivo oculto fuera durante la pandemia eliminar ancianos para reducir el gasto sanitario y pensiones,dadas las medidas adoptadas ante el COVID-19.
Es incomprensible como estos dos partidos políticos pueden seguir convenciendo a los votantes.Con un coste estimado de 124.123.965.826 millones de euros por la corrupción, estando a la cabeza en la Unión Europea y protagonizando los casos de corrupción más importantes de la historia política española.
Ya no son unas manzanas podridas que están solas, son una legión entre los dirigentes en administraciones públicas. Si profundizamos en estudios realizados en referencia a ello, vemos que ninguna de las diecisiete Comunidades Autónomas se salva, si hiciésemos una radiografía de la corrupción en nuestro país, estos dos partidos serían puro carbón.
Llevamos años en que la mayoría social quiere cambiar el estado actual de las cosas , sin embargo muchos se resisten a dejar de votar lo mismo. Por ello tenemos que apostar por amplias reformas políticas y económicas, que nos permitan resolver el problema político y con ello eliminar sin complejos la corrupción instaurada, un trabajo arduo, pero si tomamos la decisión del cambio dejaremos de depender de estos «amos del circo».