En Galicia, el peso de la ganadería es muy importante, no solo económica sino socialmente.
No se entiende Galicia sin un congelador repleto de cerdo y ternera. Unas nabizas con sus patatas, su trozo de oreja, su pata, su chorizo, su costilla, hasta que rebose la cazuela. Forma parte de nuestra idiosincrasia.
Afortunadamente, hay gallegos que pueden disponer personalmente de estos productos. Muchos de los que han optado por vivir en el medio rural, sus familiares y amigos urbanos están entre los elegidos.Pero no todo el mundo tiene la posibilidad de acceder a estos magníficos productos directamente y lo hacen acudiendo a ferias, mercados y comercios de alimentación, donde la calidad y las garantías sanitarias están garantizadas.
Pueden ir a comprarlos todos los días de la semana, cualquier mes del año; siempre los encontrarán a su disposición a un precio asequible (de momento) y aunque muchos piensen que no es lo mismo, disfrutar, se disfruta.
Se lo debemos a las personas que trabajan diariamente en granjas avícolas, porcinas, cunícolas y vacunas, que cuidan y mantienen en perfectas condiciones a sus animales y nos proporcionan alimento diario.
Todos estamos de acuerdo que no es lo mismo un broiler (pollo industrial), que uno criado en el corral de casa, entre otras cosas porque el primero se sacrifica con menos de dos meses y el segundo a partir de los seis, son de razas distintas y han comido una dieta variada incluyendo saltamontes y berzas.
La leche recién ordeñada de una vaca que está en el pasto desde la mañana hasta la tarde ella sola o con dos compañeras más y que se suplementa con un poco de maíz y alguna cosita más, no es la del tetrabrik, pero somos 2.7 millones de gallegos, 47 de españoles y todos queremos nuestro cafecito con leche por la mañana, un yogur de postre y un trocito de queso de vez en cuando. Por cierto ¿Cuantos litros producirá nuestra vaquita?, porque a 34 céntimos, calculen, calculen.
Podemos seguir con el cerdo, sería más de lo mismo, que el bocata de jamón y el churrasco se dejan comer.
Pues bien, en estas estamos, tan tranquilos y llega D. Alberto Garzón Espinosa, nuestro flamante ministro de consumo y nos dice que nos olvidemos de todo esto, porque él, que nos quiere mucho nos va a decir lo que tenemos que comer, que nosotros no sabemos. Por el bien del mundo mundial, del clima y de nuestra salud, tenemos que comer grillos y saltamontes, excepto él que sí puede comer solomillo, faltaría más, hasta ahí podíamos llegar.
Pues sabe lo que le digo D. Alberto Garzón, que va a ser que NO.
LA RESPUESTA EN LAS URNAS.