A finales del año pasado y en lo que va del presente, los voceros de la partitocracia sistémica están coreando una cantilena acompañada con un atrezzo caricaturesco. La cuestión es que están sugiriendo con sobrecogedora invención que nos quedamos «Sin relevo profesional». Dicen los guardianes de la plutocracia globalista, que «La mala planificación aboca a España a un grave problema en la renovación de empleos tras la jubilación de los `boomers`«. El hoy es un fracaso, mas ya adelantan la ruina del 2045. ¡El pirómano grita fuego!.
Argumentan los órganos arcillosos sistémicos al servicio de la plutocracia internacional, y correa de trasmisión de la vergonzosa partitocracia depredadora que padecemos, que «el estancamiento demográfico y la mala planificación de la formación profesional están en el origen de la crisis que se cierne sobre diversos sectores de la economía española». Todo ello aplaudiendo a los culpables y destructores que nos manipulan desde que José Vélez cantó en eurovisión. Desde aquella no paramos de bailar el vals.
Vienen a decir, con su chulería liberal, que tras décadas de ponzoñoso progreso de falsas conquistas sociales, que cuando se jubilen los sí nacidos entre los años 1958 y 1977 vendrá mas sacrificio para los pagadores de impuestos. Cuando arrinconen a los que están ahora en paro, a los que tienen trabajos precarios, o mal pagados, cuando los retiren con jubilaciones pobres (ya lo están anunciando…con risitas y copia pegas de becarios), será, dicen los abanderados de la falsa bandera, el inicio de graves males aun mayores que los actuales. La impostura es maléficamente mayúscula. Y la claridad con la que exponen su proyecto ciega por su resplandor.
Los poderosos en su turno democrático de mamandurria no hacen mención a la política antinatalidad desarrollada en los últimos 40 años. Su política de falsa bandera progresista no ayudando a las familias ha triunfado, y llega el momento de comenzar su agenda en el presente siglo. La llaman agenda 2030 con su sonrisa KissKiss Gold and Diamonds de Guerlain, y cara de Prestige La Cure de Dior.
Los malos disfrazados de buenos siguen con el mismo manejo, afanándose en imponer bajos salarios, paro estructural, políticas antifamilia. Todo envuelto con el papel de progresía de histriónicas banderas y eslóganes estridentes. Mantienen la inexistente planificación de la educación tanto profesional como universitaria. Y como estamos en su Demos-gracias, nadie es culpable. Ellos, los sucesores de la camarilla de Fernando VII, los que cortan el bacalao y reparten la guita, (la derecha de la izquierda y la izquierda de la derecha), han consensuado que tras su «movida» de los últimos 40 años viene la próxima resaca para los trabajadores.
Es cierto que el palco del Bernabéu está muy satisfecho con los ministros antichuletones, ya que les garantizan la paz servil que precisan para acumular capital. Mientras, los progres paulovianos están esperando que gobiernen los del próximo turno para salir a la calle y desahogar su irritación confinada. Será en vano ya que el torneo ya esta amañado y el resultado apalabrado entre la derecha de la izquierda y la izquierda de la derecha. Y así temporada tras temporada bailan el vals.
Y es que estamos asistiendo a la inversión de la conciencia moral señalada por el profeta Isaías: «¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!».
