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miércoles, marzo 27, 2024

Greta Thunberg, el Becerro de Oro al final de su idolatría

Ayer la Sra. Ministra de Transición Ecológica, Dª Teresa Ribera, confirmaba que el Gobierno español iba a fletar un barco (nunca contaminante), para que la joven activista sueca, la Srta. Greta Thunberg, pudiese viajar desde Estados Unidos a España con el propósito de asistir a la Cumbre del Clima que sorpresivamente se celebrará en Madrid.

Inmediatamente comenzaron a proliferar comentarios en las redes sociales, casi todos ácidos e hipercríticos, al respecto de ese «capricho» de solicitar ex proceso ese medio de transporte. De hecho hasta algún medio de izquierdas español ya ha tratado ese viaje con tono irónico.

Esto me confirma que la luna de miel entre la opinión pública y la niña sueca está en vías de extinción.

Yo siempre he afirmado que los líderes muy específicos y excesivamente expuestos acaban produciendo cansancio. Muchos ídolos políticos, sociales o culturales han fenecido en medio del hastío porque la sociedad actual es cada vez menos monógama y fiel en cuanto a adhesión idolátrica. Todos los días la red social y los poderosos medios de comunicación derriban Becerros de Oro, que en muchos casos ellos mismos habían erigido.

Greta Thunberg, ¿es un fenómeno espontáneo o un producto de determinados lobbies?, el caso es que ha catalizado debido a la existencia de un problema real y a la necesidad imperiosa de solventarlo, se trata de la supervivencia del planeta como hábitat diverso, no tanto de la continuidad de la especie humana.

Casi todo el mundo era consciente de ello, pero la «mente colectiva» es incapaz de activar funcionalidad si no hay un ente individual que actúe como demiurgo, seguramente porque la mente colectiva no existe, es solo «una masa informe».

Personas individuales, científicos principalmente, como voces autorizadas, llevan años advirtiendo del problema del cambio climático y de la extinción masiva de especies que la acción del ser humano lleva perpetrando pero la sociedad no es prosopanógsica, necesita siempre identificar un rostro para cada causa, y la cara de la lucha ecológica ahora es una niña un tanto especial, vehemente y inhibida de protocolo por el Asperger. ¡Y esto cuajó!

Pero la Srta. Greta Thunberg no es dueña de sus acciones ni estrategias, éstas las trazan sus padres y una serie de asesores, adultos, medio coachs medio políticos, que buscan el rendimiento cortoplacista y la anécdota, por eso Greta pierde profundidad y el ídolo se desmorona. Seguramente la niña hubiera aceptado venir a la Cumbre del Clima de Madrid en avión, pero había que dar otra vuelta de tuerca, generar otra noticia sensacionalista y eso es un error.

Un ecologista convencido como yo, activista en mis tiempos jóvenes, y ahora que me dedico a la política local muy comprometido con la biodiversidad, el reciclaje o las energías renovables considero que el enfoque actual de la promoción de Greta está creando aversiones y reacciones que a medio plazo pueden ser muy contraproducentes para el objetivo de revertir el desastre medioambiental que se nos avecina.

El discurso de Greta Thunberg reduce los enfoques pluralistas del ecologismo a un todo o nada, nos produce un cierto remordimiento por nuestro modo de vida, poniendo en jaque a miles de empresas y productos que nos generan bienestar, incluso ataca a los políticos que en muchos casos hemos elegido «democráticamente».

Como primera medida reactiva ha funcionado pero la ecología necesita de un pensamiento refinado y científico que aborde el problema complementándolo con incentivos económicos y voluntades políticas. Hay tecnología para ello y es algo a lo que no se puede renunciar por mucho que se resistan los negacionistas. Hay que reducir drásticamente la población mundial, salvar los pulmones arbóreos, proteger la biodiversidad, caminar con determinación hacia un cambio de modelo energético y de residuos, concienciar sobre el respeto animal desterrando las tradiciones gratuitamente salvajes, etc…

Lo más triste es que mañana podríamos despertarnos con la noticia de una cuenta en un paraíso fiscal de alguien del entorno de Greta, de hecho muchos medios acusan de que su campaña es un pingüe negocio, o puede trascender que la niña ha podido tratar despóticamente a un pobre camarero, y así Greta Thunberg sería derribada. Cuando eso ocurra, la masa incidirá en su falsedad con la misma categorización que antes creía en su pureza. Como se dice vulgarmente, «la arrojarán al arroyo» y con ella podría caer la causa, y eso sí sería una auténtica tragedia.
Moisés fundió el Becerro de Oro y 3.500 años después de sus pedazos nada se sabe.

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