A raíz de las declaraciones del Jefe de Alcaldía del Ayuntamiento de A Coruña hace una semanas en la Ciudad Condal, en las que dejó claras las intenciones de la Marea para con los «orcos de allí afuera», de querer deslegitimar la representatividad y la labor de las Asociaciones de Vecinos, se ha abierto un falso o distorsionado debate sobre la necesidad o el derecho que tienen los vecinos a la participación ciudadana (más allá de acudir a las urnas cada cuatro años), a través de diferentes mecanismos de participación que les brinda la posibilidad de intervenir y participar en las decisiones de los asuntos del día a día de su ciudad. Una colaboración directa entre los ciudadanos y las instituciones, desde el diálogo y la concurrencia.
En absoluto estoy en contra de que los vecinos, de forma individual, puedan ser más participativos en la gestión de su ayuntamiento. Es más, pienso que debería de haber una mayor implicación y participación de la ciudadanía en la vida social, económica, cultural y política de nuestras ciudades, bien de forma individual o a través de entidades sin ánimo de lucro, como las ONGs, o asociaciones culturales, deportivas…..y vecinales, legalmente constituidas y organizadas democráticamente, que trabajan en la defensa de los intereses de una colectividad y que en la mayoría de los casos desarrollan su labor desde el voluntariado.
Pero no debemos dejarnos confundir por aquellos que en aras de una saludable participación ciudadana, vienen con la intención de querer sustituir nuestra democracia representativa, inherente a los países democráticos, por un nuevo modelo de democracia participativa muy de la izquierda populista. A mi entender, este último modelo, más que constituirse en sí mismo en un sistema de organización política, se puede entender como una práctica complementaria de nuestra democracia representativa, con el fin de reforzar esa participación ciudadana. De alguna manera esto es lo que está queriendo hacer el gobierno de la Marea con sus «exclusivos programas de participación», como el Dillo Ti y la Porta Aberta, que no son más que un claro recurso partidista y propagandístico al servicio de sus propios intereses. Actos políticos bajo el disfraz institucional, sufragados con fondos públicos.
Programas que han nacido desde la nula «participación» en su diseño, desarrollo, ejecución y control, ya que fueron proyectados e instrumentalizados por el gobierno de la Marea, a pesar de aquella promesa electoral de reforma urgente -dentro de los cien primeros días de gobierno- del Reglamento de Participación Ciudadana, para activarlo y dotarlo de mayores competencias y ponerlo al servicio de la gente. Reglamento en el que tienen que ser incluidos estos programas «participativos», estableciendo el desarrollo y funcionamiento de los mismos. Programas que hoy por hoy, son un instrumento promocional del alcalde y su gobierno. Reglamento que por el momento no ha sido modificado, ya que la Comisión de Participación no se constituyó hasta febrero de este año teniendo hasta la fecha, sino me equivoco, tan solo una reunión de trabajo. Aquí, el espíritu participativo brilla por su ausencia.
Ya conocemos la voluntad de Xulio Ferreiro y compañía a la hora de sentarse a negociar y alcanzar consensos. Eviten tergiversar, no estoy diciendo que se anule la participación de los ciudadanos, solo que éstos mecanismos de participación, establecidos de forma unilateral, han de ser reformulados con la «participación y aportación» de todos los miembros de la corporación municipal, y porque no, también con la de los ciudadanos. Para eso existe una Comisión de Participación.
Programas lanzados desde esa política de imposición que lleva practicando la Marea desde hace más de diez meses y que por el momento nada han aportado al desarrollo económico y social de nuestra querida ciudad. Según las informaciones que vamos conociendo, gracias al trabajo de los grupos de la oposición, esto de la participación nos está saliendo demasiado caro a los coruñeses. Que sepamos, ya estamos en la nada despreciable cifra de 144.000 € entre la Porta Aberta y el Dillo Ti. Solo en publicidad y propaganda, 67.500 €. Eso sí, programas hechos a base de una gran externalización. ¿Dónde queda aquello de la transparencia y austeridad en la gestión que prometía Marea?, ¿dónde queda aquello de no externalizar?. Por lo que se ve, todo ha quedado en agua de borrajas.
Participar es gobernar desde el diálogo y no desde la imposición y el sectarismo. Participar es colaborar con todas las instituciones. Participar es convocar la Comisión de Participación con voluntad negociadora. Participar es cumplir la promesa de reformar el Reglamento de Participación Ciudadana. Participar es diseñar entre todos los distintos mecanismos de participación. Participar es no excluir de la negociación de los presupuestos a la oposición. Participar es respetar la voluntad de la mayoría expresada en las mociones aprobadas en el pleno. Participar es no querer «desordenar» el tejido asociativo. Participar es respetar y pagar los convenios con las asociaciones. Participar es no prohibir de forma sectaria y revanchista los actos de la Asociación de Meigas de San Juan.
Todo eso y más es PARTICIPAR, y además nos sale GRATIS.